Les recordaba cuando a Vox nos daban 1 o, a lo sumo, 2 diputados las encuestas allá por 2018. Nos habían ninguneado en tal manera que ni nosotros mismo veíamos la manera de alcanzar algo más. Sabíamos que la gente nos respaldaba, pero nos mentían (y temían) tanto que asumíamos que, para nuestra labor, ese era el premio que recibiría, y lo celebrábamos. Nos llamábamos y nos mensajeábamos pensando en momentos mejores. No entraba en nuestros cálculos un punto de partida mejor. Cada dia un invento para llegar a más gente. Las redes fueron, como siguen siendo, las mejores aliadas. Merodeaba en nuestros pensamientos la posibilidad del bluf en que podíamos convertirnos y ni, aun así, desistimos.

Algunos y algunas de los que ahora están, insistían en no aparecer y confiar en otras siglas. El terreno se labraba y el fruto se aproximaba a su recolecta ¡Y qué recolecta! Quizá no nos percatábamos de la verdad que habíamos puesto a disposición de España. Pero España sí se percató. Y, de sur a norte, la nueva esperanza fue tomando cuerpo y haciéndose fuerte contra todo, incluso, contra sí misma. 

Maduramos a fuerza de recibir insultos y, por qué no decirlo, de ponernos a prueba de nuestras propias fuerzas. No ayudaba tampoco todo un caudal de ciclos electorales que poco contribuían para asentar el proyecto. Y los problemas de España, desde las fronteras a los paritorios, a los que habíamos de dar respuesta, parecían conformarse  en la puntilla definitiva a un partido que no parecía, sólo lo parecía, no iba a poder con tanto. Pero se pudo ¡Vaya sí se pudo y se puede!

Primero fue la Noche Ferreras, aquella del 2 al 3 de diciembre de 2018, en las que las caritas se descolgaban en las pantallas de nuestras televisiones progres y no progres. 12 diputados se disponían a recoger sus actas camino del antiguo Hospital de la Cinco Llagas que acoge hoy el Parlamento andaluz ¡Qué noche! Todo el trabajo, todas las esperanzas, todos aquellos llenazos desde Huelva a Almería, toda aquella ola de ilusión cuya cresta veíamos venir, acabó llegando para convertirse en la punta de lanza que meses más tarde alcanzaba los primeros 24 diputados a Cortes españolas y, casi un año después, terminaba con 52 escaños representando a más de 3 millones de españoles que escogieron la papeleta que indicaba VOX en su encabezamiento. Tercera fuerza política hasta el día de hoy.

Tras esto vino el desarrollo propio de un partido que tenía que comenzar a desarrollar su proyecto entre el cumulo de convocatorias electorales que todos recordarán. Había que asentar principios, adaptando lo accesorio. Ahí ha estado, seguramente, la clave de la continuidad del proyecto: hacer ver que, más allá de nombres, la idea, el mensaje ha sido siempre el mismo, España por encima de todo.

Ahora llega una nueva edición de EUROPAVIVA25, probablemente un nuevo punto de inflexión ante el futuro que se nos dibuja. La reafirmación internacional de un proyecto que nació en Covadonga, de la mano de nuestro líder Santiago Abascal, para plantearse por fin como partido de Gobierno para España, ante la más que urgente necesidad de una convocatoria electoral.

Se trata, pues, de hacer historia desde la historia que nos contempla, desde el lugar que nos toque para la empresa que nos aguarda, nada más y nada menos que España. Sea para bien.