Este Sábado Santo, o Sábado de Ramadán, o Sábado de Pésaj, como prefieran, nos despertamos con la muy lamentable noticia del fallecimiento de un joven niño -de 15 años- a manos de delincuentes armados quienes lo tirotearon cuando, en motocicleta y por el Puente del Quemadero, pasaba a su altura en la carretera. Lo estaban esperando. ¿Fue un error, no era él el objetivo? Eso es lo que valora ahora la Policía.

La realidad es que ha perdido la vida un niño. Y la ha perdido porque en esta Ceuta pequeña,dulce, marinera y todas esas manidas ya palabras que oímos y que no nos creemos a estas alturas, hay individuos que cuentan en su poder con armas, con balas, con capacidad de matar, con capacidad de amedrentar, con interés en dominar atemorizando al extrarradio, o la periferia como le gusta decir al periférico líder del PSOE en Ceuta.

El nuevo Jefe Superior del Cuerpo Nacional de Policía, al que se le estima por sus precedentes y su capacidad operativa, ya tiene en su estadística un muerto por arma de fuego en su ciudad, de 19 kilómetros cuadrados, pequeña y chiquitita como gusta decir a Vivas en su escenifición poética recurrente. El nuevo Jefe del CNP en Ceuta no tiene en sus manos una comunidad como Madrid, o Andalucía.... tiene entre su responsabilidad la seguridad ciudadana de la Ciudad Autónoma de Ceuta, que no pasa por ser más allá de un barrio más o menos populoso de la capital. Aquí nos conocemos todos. Cierto es que para culminar con éxito una investigación son muchos los factores que han de poder conjugarse para que el juez -actual legislación en mano- no eche por tierra el a veces complicado trabajo policial.

Únase a ello la omertá o ley del silencio impuesto entre los que temen reacciones de los delincuentes a los que persigue la Policía. Vecindario del extrarradio que no se siente seguro en participar abiertamente por las consecuencias que pudiera conllevar la colaboración con las fuerzas y cuerpos de seguridad. Sencillamente porque en determinados barrios hace muchos años que la autoridad ha desistido de su presencia.Y no nos referimos a presencia policial, que también podría ser más habitual, sino a la autoridad en toda su extensión. Donde las mormas se cumplan o se hagan cumplir... todo tipo de normas que la sociedad nos hemos dado en base a Bandos Municipales, por ejemplo... Campan a sus anchas pistolero, bandas y los mafiosillos de medio pelo.

No puede ser que en Ceuta, tan pequeña, con una población delictiva supuestamente conocida o controlada, exista esa capacidad de ir armados por la calle. Ceuta ni es, ni debe ser un barrio colombiano. Y aquí ningún político de altura, que se precie, puede si quiera excusar con razones sociales la grave situación. Los principios, más allá de una mejor o peor capacidad cultural, formativa o laboral, deben ser lo suficientemente elevados como para considerar la vida humana como el bien más preciado. Principios que no se aprenden en los colegios (que debería) sino en las familias. El respeto por lo demás, la educación, los valores de convivencia social, de la empatía. Esos que se maman en las casas y se transmiten de padres y madres a hijos.

La delegada del Gobierno tiene trabajo. Es la máxima responsable de la seguridad en Ceuta; el Jefe Superior también, y los políticos que creen vivir en los cuentos de yupi que empiecen por dejar de hacer el ridículo, que cumplan y que fundamentalmente hagan cumplir la Ley (las normas), y que los que tienen la responsabilidad de gobernar dejen de prevaricar por omisión, que es tanto como decir, que no se empeñen en que las normas se cumplan y acumulen expedientes en los cajones...

Basta ya, pero basta ya de una vez por todas.