El presidente del Gobierno, que atribuye a la guerra de Ucrania todos los males de su catastrófica política económica como si fuera una de las plagas de Egipto del siglo XXI, sin recordar (en un ejercicio de amnesia aplicada al sesgo confirmatorio a medida de los propios intereses) que las tarifas del consumo eléctrico ya estaban por las nubes antes del conflicto entre Rusia y Ucrania.

Ahora, en un colorario llevado al relato del desastre en su gestión política con un gobierno dividido entre PSOE y Unidas Podemos, narra en el Congreso la catástrofe económica de la crisis que generó la pandemia donde utilizó medidas anticonstitucionales y con el dato escalofriante sobre la mesa (o el atril) de la desbocada inflación del 9,8%, cifra récord con el aumento de precios más elevado desde hace 37 años, o sea, desde mayo de 1.985.

Nada nuevo bajo el sol de un Gobierno sociocomunista que nos lleva a medidas bolivarianas, decretando restricciones a la hora del consumo limitándolo "por razones excepcionales" (a la que nos han llevado ellos con sus políticas de escaparate y de espaldas al pueblo), y sin el menor rubor para ofendernos con descaro por arcaicas recomendaciones paternalistas diciéndonos qué hemos o no de hacer. Ellos PSOE-UP a lo suyo: Sánchez bate récord de gasto en altos cargos y asesores con un 32% más, con los precios disparados y la cesta de la compra haciendo más pobres a todos los españoles. Por si esto fuera poco, la "podemita" Belarra gasta un millón de euros en la campaña "un país mejor con la agenda 2030", mientras impide bajar impuestos y descalifican a los sufridos camioneros que trabajan a pérdidas escatimándoles el tratamiento que merecen mientras le reparten migajas y les llaman ultraderecha. Es la consecuencia de tener gentuza de este calibre en un Gobierno, algunos de los que en 15-M de 2011 se echaron a las calles con sus correligionarios, indignados por la situación política del momento pero que ahora callan con complicidad, siendo los mismos que decían que las tarifas de la luz eran insoportables y silencian los precios actuales desorbitados, con unos sindicatos UGT y CC.OO pensando más en sus mariscadas y corruptelas, que en la defensa real de los trabajadores. ¿Y qué decir de los actores de la ceja, esos progres que ahora parecen desaparecidos?

La gente que se ha echado a la calle es el pueblo hastiado de abusos y parafreando la frase de Pedro Sánchez en la última semana durante la sesión de control al Gobierno, donde pedía unidad y apoyo a sus medidas "revolucionarias" de chiste, habría que preguntarse: ¿Qué ha de pasar en este país para que no se vote más a estos botarates incapaces que cumplen a la perfección la teoría de Peter alcanzando su máximo grado de incompetencia?

Se me ponen los pelos como escarpias cuando, en la actual situación del país patas arriba y descontrolado con agricultores, ganaderos, camioneros, pensionistas, funcionarios, antiokupas, y un sinfín de colectivos soliviantados por tanto desmadre echados a la calle (sin la violencia de la izquierda terrorífica), aún se alude en las últimas encuestas (no las del CIS, por supuesto), con porcentajes que son de alarma social: el PSOE ¡aún a la cabeza con el 27% de tendencia de votos!, el PP con el 26% y Vox con el 20%. El descontento generalizado explica la polarización de las actitudes: los de la izquierda en su zona de confort dispuestos al despilfarro, a la buena vida y el enriquecimiento, los políticos sin bajarse el sueldo y con recomendaciones a los ciudadanos para que se ajusten el cinturón: bajen unos grados la calefacción para evitar gasto de gas, vaya en bicicleta para no consumir combustible, no compre demasiado en el super para evitar desabastecimiento...mientras la ministra de Trabajo la que está "tragando" todas las humillaciones del PSOE por mantener el sueldo ( la reforma laboral salió por el ¿despiste? de un diputado del PP, se enteraron de la carta de Sánchez a Marruecos por la prensa, su "no" a la guerra" no ha valido para nada con el envio de más armamento de España a Ucrania, enfrentamientos continuos con la parte socialista del Ejecutivo),con una cesta de la compra del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social que ha despertado la indignación de los españoles por el gasto de 820.000 euros para alimentar a sus integrantes en la cafeteria del comedor del Paseo de la Castellana, a base de 200 kilos de langostinos, 80 kilos de almejas japónicas, 1.490 kilos de merluza, 350 kilos de lomo de vaca, 2.250 botellas de vino blanco, 20 kilos de gambas, 100 de jamón, 370 kilos de boquerones, 18.000 latas de Coca-Cola, 30 kilos de caña de lomo de cebo cular, 960 bebidas isotónicas,260 barriles de cerveza,  4.000 palmeras de chocolate, 3,200 pepitos de crema o chocolate...y luego estos muertos de hambre te dicen que controlemos nuestros gastos mientras ellos van a lo grande. Tal ha sido el escándalo en redes sociales que, tras publicar El Debate.com este vergonzoso derroche se suspendió el contrato por un supuesto "error de pliegos".

Estos desalmados son invotables. Han de irse a su casa, nos están arruinando la vida a todo el país, nos llevan a cotas de pobreza aterradoras y destrucción de la clase media, sin remisión.¡Y aún hay quienes estarían dispuestos a votarlos! El golpe de realidad que vivimos, nos lleva a pensar que, o somos masoquistas y nos va la marcha o este país no tiene arreglo porque la ceguera política o el sufrimiento diario de empobrecimiento endémico al que nos llevan los social comunistas, bien merece una reacción. Como diría un amigo mio: nos rompen las piernas y, encima presumen que nos han dado las muletas para caminar. ¡Es el colmo del despropósito!

Y mientras, Sánchez, como si estuviera protagonizando una homilía, desde el atril del Congreso en un tono sacerdotal y piadoso, expandiendo ese efecto placebo con el que nos obsequia en esa impostura de encantador de serpientes con ánimo redentor y con un rostro de hormigón. España no se merece que nos gobiernen estos politicastros infames y sin conciencia social. Dice el refranero español que "no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo aguante". Mientras, Sánchez reclamando unidad política a sus despropósitos. ¿Cabe mayor descaro y tomadura de pelo? Desde luego, este Gobierno es insoportable por lo civil y por lo penal.