
El metaverso de la política: vivir del cuento
Leo a mi admirada María Villaverde aludiendo a los que llama y con razón "funcionarios políticos", dícese de aquellos que se eternizan en la longevidad de los cargos y se apegan a ellos como garrapatas. Unos vividores de cuello blanco que se representan a sí mismos, políticos mediocres aferrados al sillón durante lustros y miran con avaricia, en aviesa estrategia, a su economía personal para potenciarla y protegerla a cualquier precio.
Todos ellos, tras 21 años como Juan Vivas ó 26 como Emilio Carreira, o tantos otros, viven de una realidad paralela, protagonizan el mateverso de la política, traicionan a quien haga falta y se integran como garrapatas en la estructura del partido, repito, el metaverso de la política, "ese mundo que te permite estar aislado de la realidad social y las necesidades de los ciudadanos, pero ganando una pasta", en palabras certeras de María Villaverde.
En un PP que juega a los asientos en un mundo político gris y de intereses personales, en Ceuta tenemos a un Juan Vivas que se ha cambiado de chaqueta con todos los que optaban a presidir su partido para salvaguardar a buen recaudo su poltrona: Cospedal, Sáez de Santamaría y Casado, pasando de éste a Feijoo sin el menor rubor. El precio de su indignidad y posicionamientos alternativos y continuados es mantenerse "de aquí a la eternidad" (como el título de película) para perpetuarse en el poder bajo la excusa más peregrina que se le ocurra como ¿salvador? de Ceuta.
Su penúltima y rocambolesca operación ha sido el rescate de varios colaboradores que antaño (término muy en boga por la marca de rioja publicitada), usó y tiró, no una sino en repetidas ocasiones; en todos los casos, individuos a los que utilizó, vilipendió y ahora recupera, como si en el PP no hubiera banquillo y siempre tuvieran que ser los mismos quienes acapararan cargos, prebendas y sillones.
Carlos Alfonso González Chacón, nombrado asesor cuando Yolanda Bel tenía responsabilidades de Gobierno como consejera de Gobernación hace ya unos años, ahora acaba de ser nombrado asesor del Grupo del PP en la Asamblea después de tres ceses en diversas épocas precedentes y un período de tiempo fuera de la política (su última repesca fue cuando dijo ser tentado para encabezar la candidatura de Ciudadanos en Ceuta), con trayectoria política en 2011 y 2015, confiando en esta ocasión Juan Vivas en que le sea útil como un buen soporte electoral para el próximo Congreso como fundador de la Asociación Ceutí de Familias Numerosas.
Juan Vivas se está peltrechando ante la firme candidatura de Javier Guerrero, rescatando a Yolanda Bel para la causa, pese a que ésta dijo públicamente que abandonaba la política, una mentira más qué importa como bagaje de nula credibilidad, como el caso similar de Emilio Carreira para el que se crea una dirección general de Comunicación, él que comunica tan bien y con un pasado serpenteante con Vivas. El mismo al que en su disputa fratricida por la presidencia del partido contra Pedro Gordillo le dijo que no se mojaba, algo cierto en el actual regidor, y quien llamó de todo menos bonito al expresidente "popular", entre otras cosas que estaba vinculado a la "cosa nostra", al margen de otras lindezas con referencias a vínculos de personajes del narcotrafico en algún integrante de su candidatura para presidir el Partido Popular.
Estas lindezas le valieron tres meses de suspensión de militancia, por sacar "los trapos sucios del partido" a la calle tal y como ahora hizo Pablo Casado con Ayuso. Es el estigma del PP de navajazo inmisericorde.
Carreira es otro que tal baila: político desde el año 96, aupado a la jefatura de Gabinete de Jesús Fortes por sus buenos oficios en la traición que hizo a la Plataforma sindical reivindicativa de la Autonomía de Ceuta, de la que iba con urgencia a contarle al expresidente "naviero" cuanto decían a nivel interno sus colegas sindicalistas contra el PP, siendo él presidente del CSIF. Ahí acudía él con las estrategias y los detalles internos de cuanto se hablan desde los sindicatos.
El PP siempre ha sido un partido de traidores. Quien no obtiene las prebendas a las que aspira, pega la cuchillada por la espalda. Así se las gastan y la pasada semana tuvimos el escenario nacional de tal muestra de indignidad.
Juan Vivas utiliza a la gente como si fueran "kleenex" de usar y tirar: también lo hizo con otro asesor que incorpora a Obimace: Fernando Ramos. Las trifulcas de sus locales de copas con la incompatibilidad que se le atribuía y los conflictos judiciales por la elevada música de madrugada en la plaza Ricardo Muñoz fue una pesada carga que le reportó no pocos quebraderos de cabeza y cuestiones judiciales; de él prescindió Vivas y ahora lo recupera para el Congreso, aterrado de que Javier Guerrero le dé el "sorpasso" y le jubile políticamente.
En estos nombramientos de idas y venidas, con ceses precedentes y recuperaciones posteriores, lo que se evidencia es que el PP mantiene estructuras ancladas en la prehistoria que se resisten a dejar los privilegios, y sus protagonistas son capaces de cualquier cosa con tan de resistir en El Álamo, aunque sea utilizando dinero público, que para eso llega en abundancia de la UE y que lo mismo vale para un cosido que para un descosido, como denunciaban los sindicatos por el abandono al área de Menores, pese a la ingente cantidad de millones de euros para la inmigración ilegal. Y mientras, el PSOE, muleta de Vivas para mantenerse en ese indigno pacto de gobierno, dando la callada por respuesta, porque aguardan su zarpazo en forma de prebendas y con un mutismo cómplice con los múltiples incendios de vehículos y garajes en la ciudad, rememorando a Nerón cuando ordenó convertir Roma en una ciudad devastada por las llamas.
Vivimos en una ciudad donde se reparten el dinero de los Presupuestos unos cuantos, abandonan el interés general, silencian atrocidades y, encima se quejan que Vox es un peligro porque cada vez que el partido de Abascal critica algo sube el pan, ante la política de engaño y abuso que se desarrolla en Ceuta.
En este metaverso político como metáfora del mundo real, la situación está pidiendo a voces un cambio drástico desmontando las viejas estructuras de un partido como el PP, caduco, inerte, anquilosado en el pasado, paralizado a nivel interno y con gentes que no están dispuestas a hacer las maletas por su propio egoísmo. Su objetivo: dejar tras de sí un panorama de tierra quemada. O sumirnos en el caos. Del metaverso político hay que pasar a la catarsis. O bajar la persiana y "au revoir".
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