El Partido Popular presentó la pasada semana una denuncia ante la Junta Electoral Central contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por vulnerar la Ley Orgánica del Régimen Electoral ante la abusiva instrumentalización de los recursos públicos con motivo de las elecciones autonómicas celebradas en Castilla y León. Una acusación argumentada en la utilización sin escrúpulos de la Moncloa, del CIS, el BOE, los Consejos de Ministros, el Congreso, el Senado y hasta la Fiscalía General del Estado en beneficio de la candidatura del PSOE en unas elecciones determinantes en el panorama político español.

 

Aunque, si catalogamos como “abusiva instrumentalización” de los recursos públicos las actuaciones identificadas en el párrafo anterior ¿cómo deberíamos definir la publicación de sondeos electorales “optimistas” en un medio de comunicación especialmente subvencionado por el Ejecutivo local? La respuesta es sencilla, y más teniendo en cuenta que dicho medio señalaba, junto a Juan Vivas, a la consejera responsable de los pagos de dicha subvención como la mejor valorada del Gobierno, cosechando un 5,2 en gestión esta legislatura.

 

La pérdida de credibilidad del Partido Popular de Pablo Casado se acrecienta día a día en la pequeña, dulce y marinera ciudad cuando por un lado se acusa al Partido Socialista de “instrumentalización abusiva de los recursos públicos”, y por otro se permite este tipo de conductas a los populares ceutíes. Y digo conductas en plural por la reincidencia manifiesta del máximo dirigente popular en los últimos años. Por no extenderme, la utilización partidista de las comparecencias institucionales o la aprobación de subvenciones dirigidas a medios de comunicación, asociaciones o entidades culturales.

 

Sin ninguna duda, y tal y como expresó José Enrique Rodó, prestigioso escritor y político uruguayo creador del arielismo “Los partidos políticos no mueren de muerte natural, se suicidan” asistimos expectantes al suicidio político de Juan Jesús Vivas Lara, un dirigente político que desaprovechará la oportunidad de abandonar la política desde su privilegiada posición, para caer derrotado en el duelo fratricida por la dirección popular, y con ello perder toda legitimidad para conservar la presidencia de la Ciudad Autónoma. ¿Por qué cómo explicar a los ceutíes su continuidad al frente de la Asamblea cuando ni siquiera es capaz de conservar el cariño de sus compañeros de partido?