Que el predominante PP en Ceuta, a lo largo unas tres décadas, aportaba claramente el escaño en el Congreso de los Diputados y era uno de los bastiones afines, se encuentra ahora en la actualidad en pleno declive, es una realidad palmaria de consecuencias previsibles en próximas citas electorales.

Tiempo ha, que el Partido Popular disponía de excelentes resultades electorales en las Generales, de manera sostenida con los cabeza de carteles (Francisco Antonio González-1993 a 2010-, Francisco Márquez -2011-2015- y Juan Bravo -2015-2019-) con sus respectivas parejas de senadores. El elenco lo cierra en el Congreso Kissy Chandiramani (la breve) quien sustituyó a Bravo que marchó a la Junta de Andalucía. Fue la última diputada del PP en la Cámara Baja cuya formación perdió en las siguientes dos convocatorias electorales su hegemonía, histórica en favor de VOX.

A nivel local, el PP en el año 95 con 9 ecaños logró gobernar tras una moción de censura. En el 99 quedó con 8 diputados y alcanzó el Gobierno en 2001 tras otra moción de censura. En 2003 (19 diputados), 2007 (19), 2011 (18), 2015 (13), y 2019 (9) marcando una línea descendente que atisba un futuro inmediato penalizado por el hartazgo social de una ciudadanía desconectada ya de un cabeza de lista, Juan Vivas, quien a lo largo de 20 años ha establecido en Ceuta no un planteamiento político liberal propio de la filosofía política supuesta al PP, sino que con los años, ha ido rolando a la social democracia en un particular método de cuasi régimen que dividió socialmente a la ciudad entre los beneficiados de su sistema y los que quedaron huérfanos de atención.

Larguisima la lista de agraviados, usados por el líder, aniquilados y olvidados, que le van pasando factura ya en las citas electorales desde los últimos años de la primera década del siglo XXI hasta hoy. El motor que debiera ser el Partido Político desde la sede, se ha convertido, desde el fallecimiento de Pedro Gordillo en una suerte de émulo del Gobierno local con similares actitudes y aptitudes que ya le han pasado factura electoral en las Generales donde ya el PP ha perdido su posición.

Con la llegada de Pablo Casado como nuevo líder nacional, junto con su nuevo equipo, se vaticinaban cambios y giros claros en los territorios. La tardanza en controlar a los pequeños reinos de taifas generados en esos territorios tiene visos de penalización. Ahora, en el caso de Ceuta, tienen un reto obvio: o seguir por el camino que les vaticina un fracaso electoral avisado por la demoscopia, o dar un giro de timón en un intento de salvar muebles. Pese a los posicionamientos que la formación popular ha adoptado en Ceuta respecto del espectro político de la derecha (VOX) con la permisividad de nombrar 'non grato' a Santiago Abascal, que suponen un serio lastre para el propio Casado a tenor de los números previstos para las próximas Generales, tanto Pablo Casado como Teodoro García Egea tienen en su mano maniobrar hacia escenarios más benévolos, o no.

El Congreso Regional del PP en Ceuta es clave. Juan Vivas lleva varias cabezas de ventajas por el control absoluto de los militantes activos a los que mantiene en su red clientelar. La presencia de Javier Guerero es para los 'vivistas' un contratiempo que tratan de desactivar si no lo han desactivado ya. Mientras ello sucede, la sociedad conservadora ceutí va perdiendo referencias políticas en este PP y van encontrando en VOX la solución a sus esperanzas. Por su parte, el PSOE, a lo suyo y anclado a una parte del looby que también mantiene vivo al régimen Vivas desde hace años. A ver cuál será la respuesta electoral a todos estos hechos, en poco más de 14 meses.