Militares
Se cumplen 105 años de la Concesión de la Cruz Laureada de San Fernando al cabo Fernández Cendejas
"Los Regulares van y vienen a donde les mandan, y luchan aquí y mueren allá, y nunca preguntaron por qué mueren"

Regular, no pienses que te he olvidado porque con la solemnidad que se merece. Aquí traigo los hechos heroicos con la marcha de Tannhauser: la Concesión de la Cruz Laureada de San Fernando al cabo Mariano Fernández Cendejas por los combates del Biutz, Aint- Yir y Hafa El Hamra en 1916.
Al pie de la colina, los rebeldes reciben a los Regulares con un intenso fuego que provoca numerosas bajas, entre ellas las del capitán y la del oficial al mando de la sección de vanguardia, a la que pertenece el cabo Fernández Cendejas, quien, ante el titubeo de los hombres y la presión del enemigo, toma el mando de la sección, consigue rehacerla y continuar el asalto, es herido, sucesivamente, en las dos manos, en la pierna y en el vientre, no consiente que se le retire de la línea de combate, encabezando en todo momento el asalto, lo que enardece a sus hombres y les infunde un extraordinario valor.
Agotado y sin fuerzas, cae definitivamente, muriendo dos días después en el hospital militar de Ceuta a consecuencia de las heridas recibidas.
Por la acción realizada se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando el 3 de diciembre de 1917 a título póstumo.
Los soldados de Regulares, los que ostentan el empleo de cabo, son clave para el funcionamiento de una unidad militar, ya sea en operaciones o en la vida cuartelera. Es el recuerdo aquel para el cabo Don Mariano Fernández Cendejas. Los héroes siguen presentes, no mueren en nuestra memoria.
Es el premio a su sublime entrega por la patria. Es un deber de gratitud hacia aquellos que tiñeron con su sangre el rojo de nuestro Tarbuch.
El poder inmortalizar sentir y vivir las vicisitudes y actividades que se desarrollan en el acto del Viernes Regular desde otro prisma hace que éste que escribe pueda vislumbrar el sentir Regular.
He vivido de todo con cada momento emotivo y quizá difícil de igualar por otras unidades que esta tierra ha ido pariendo. Pero poder ver cómo se recogía y custodiaba la enseña nacional por la parte trasera del acuartelamiento bajo los acordes del himno nacional con esa majestuosidad que merece la bandera más laureada del ejército español.
La Pandemia, el esfuerzo de los nuestros pude compartir a pie de calle en la Operación Balmis, en el refuerzo fronterizo así como la cobertura en la defensa de la integridad nacional durante el asalto masivo en el mes de mayo sin olvidar el salvamento masivo de los menores en peligro de perecer ahogados.
Las lágrimas las puse yo, mi corazón latía a mil y el delirio y el amor a España la pusieron ellos con su cadencia de noventa pasos por minuto. Es Ceuta la que guarda estas historias con amor. Formaré la vanguardia, al luchar y a morir marcharé sin temor. Porque así me cubriré de honor, que es la gloria mayor a esperar.
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