Aguantar el tipo sobre un hecho (varios ya) delictivo protagonizado por residentes bajo la tutela de la Ciudad Autónoma que ha cedido a la Fundación de los ex militares, es decir, la de SAMU (otros ex militares también los hay en las segundas filas del gobierno Vivas) por casi 2 millones de euros, tiene su aquel.

Gaitán balbuceó tratando de contestar a preguntas concretas de los periodistas. Es que las justificaciones no se sostienen. Ni las de SAMU, ni las de la Ciudad. Esos centros están dejados de la mano de Dios (bueno no, SAMU ejerce de Dios). Agresiones, violencia, que protagonizan muchos de estos residentes-niños en la calle (régimen abierto que defiende SAMU) y que huye como de la pólvora de la presencia de personal ajeno a ellos. Por esa razón calificaron lamentablemente a la Seguridad como "un modelo de gestión basado en la represión".

El propio Gaitán no ha sabido explicar si la Ciudad tiene la misma opinión, se limitó a responder con generalidades vagas, sin la contundencia que debiera un consejero, que además lo es de Gobernación y, por tanto, responsable de la Policía Local, un Cuerpo de Seguridad.

La Ciudad abonó a SAMU los millones necesarios para la gestión integral de los MENA, y en esa partida estaban incluídos los gastos para Seguridad Privada con la que contaba Piniers (Prosegur). Sin embargo la han ido retirando, con el permiso cómplice del equipo de Área de Menores, de Presidencia y de sus Direcciones Generales, que llevaron el peso administrativo de la contratación de los ex militares de la Fundación SAMU.

Más pronto que tarde la Ciudad recibirá una Orden Gubernativa directa al respecto de la seguridad en Piniers y tendrán de doblarse ante la autoridad, por más que hayan querido apañar un tipo de gestión en el que se pagaba pero se ahorraba el gasto de la Seguridad. Ganar dinero a cuenta de las desgracias es vomitivo, y si además se gana dinero a expensas del sufrimiento de toda una ciudad y sus ciudadanos a los que nadie parece defender es ya el colmo. Todo pasará factura. La historia está guardando un sitio para la permanente verguenza de los torpes, listos, o listos-torpes que hoy ocupan cargos ocultos tras las siglas de un PP irreconocible.