Opinión
Definitivamente el Puerto es ya el dormitorio de decenas de inmigrantes y la ciudad no va mejor
Tanto la zona de Poniente, como el mismo Dato, el recinto portuario es del dominio de los irregulares y el resto del territorio ceutí no le va a la zaga

Cuando la autoridad retrocede el espacio lo ocupan los que viven al margen de normas y reglas. Eso ocurre en la Ciudad en numerosas zonas, sobre todo del campo exterior, pero en el Puerto es una evidencia.
El problema de esta ciudad es que el ciudadano tiene la percepción de que la administración sólo se muestra con cierta firmeza en el territorio que hoy ocupa lo que antiguamente se conocía como La Almina (la zona centro), y la Admnistración con todos sus servicios en su poder se muestra incapaz o incapacitada para hacer que éstos lleguen a todo el territorio (19 kilómetros cuadrados para gestionar). Sin contar aquí que el Estado cuenta con sus recursos, devenidos en inútiles por concepto, al comprobar que Madrid no mira ni de reojo a los intereses españoles de la ciudad, y sólo actúa con pequeñas dosis para intentar ganar tiempo, pero sin planear estratégia en un plan definitivo de sostenibilidad y mantenimiento de su realidad histórica (no lo han hecho en los últimos tres lustros ni PSOE, ni PP, ni ahora otra vez el PSOE), el Gobierno local está sometido.
Sometido porque no puede planificar sin pagar (pese a que el funcionario tiene -bien logrado- unas garantías sociales que para sí quisiera el resto de la comunidad laboral no funcionaria). Ha llegado un momento en que la administración se encuentra comprometida con no levantar ampollas a sabiendas de que abandona sus funciones en todos los aspectos (construcciones irregulares cuyos expedientes duermen -en su mayoría- el sueño de los justos, empadronamientos fraudulentos que acogotan el sistema (Educación, Extranjería, INSS, SEPE...), y la seguridad. Pasear de noche por la zona de Rosales, Juan Carlos I o sencillamente San José-Hadú es sinónimo de hacer casi lo que se quiera sin que nadie se atreva a toser al 'malo' que es quien realmente domina el territorio. Esa es al menos la verdadera percepción del ciudadano. Si alguien se lleva las manos a la cabeza, lo mejor que puede hacer es, en vez de mirarse el ombligo, procurar admitir lo que a la vista de la ciudadanía parece evidente y tratar de modificar conductas, planificación de trabajo y, sobre todo, levantar el espíritu de servicio público por el que se paga, y bien. En el absurdo corporativismo suelen esconderse vagos, jetas porque la condición humana tiene, por desgracia, este tipo de presencias, y el funcionariado no es una especie que se escape a ello.
En el Puerto, la cosa sigue igual, Ni Policía Portuaria, ni Policía Local, ni Policía Nacional, ni Guardia Civil, sumando a todos ellos, son incapaces (salvo acciones esporádicas) de recuperar el espacio portuario y devolverle a la naturalidad de lo que debe significar una infraestructura estratégica y a la percepción de seguridad (que siempre es subjetiva en la ciudadanía por concepto). Pero a los que tampoco ayudan en aportar soluciones, dentro del margen legal del que se disponga, ni jueces, ni fiscales -que ellos parecen no vivir en Ceuta, aunque alguno lleve casi tres décadas. A ellos, Ceuta les va al pairo -por lo que se percibe- "son los legisladores los que deben modificar aspectos legales", claro pero mientras tanto ¿Qué?. Aquí que no se 'moje' nadie, que Ceuta parece estar para sumar emolumentos mensuales y al cabo de 'x' tiempo 'peninsulear' definitivamente.
Malos tiempos, amigos, malos tiempos. Poner negro sobre blanco lo que generalmente se piensa en la ciudad no parece la mejor de las ideas, pero el silencio es cómplice y cobarde. En tanto la idea del bien general no se imponga a la del bien particular iremos mal, muy mal. Allá cada cuál con su conciencia.
Les dejo un vídeo del Puerto esta misma mañana... No hagan ruído, vaya que se les despierte...
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