
Caballas-CeutaYa!, todo ha de cambiar para que nada cambie
La presentación de la plataforma política "Ceuta Ya", con intento de refundación de la fracasada coalición Caballas, nos lleva al escenario de "cambiar todo para que no cambie nada", es decir un cambio superficial y aparente en las estructuras del poder, pero dejando lo esencial o más importante igual que estaba. Así evitando reacciones levantiscas mediante la paradójica engañifa de unos cambios cosméticos (jubilación política del imputado Mohamed Ali y del defenestrado en las urnas Aróstegui) que calma a las masas, aunque siguiendo todo igual.
Se pone de relieve la inmutabilidad de los aspectos fundamentales de Caballas = "Ceuta Ya", especialmente los negativos. Una frase que, originariamente es de uno de los personajes de la novela ambientada en Sicilia "El gatopardo" y en la que uno de los personajes dice que es necesario que todo cambie para que todo siga igual en relación a los cambios políticos que tienen lugar en el proceso de reunificación de Italia a lo largo del siglo XIX.
Mohamed Mustafá Ahmed irrumpe en el escenario entre aplausos y al grito de "sí, se puede", rememorando a Podemos cuando Pablo Iglesias convirtió la frasecita de marras en un reclamo posibilista de acceso al poder, estimulando a sus seguidores con la posibilidad real de alcanzar las cotas más altas. Craso error a mi modo de ver en el plagio de "Ceuta Ya", por la nula originalidad en un supuesto grito de guerra política, donde la imaginación brilla por su ausencia y el mensaje es de otros (Podemos). Para convertirse en un remedo de Podemos, ya existe el original.
Otro aspecto que deja mucho que desear, pese al triunfalismo etéreo mostrado en los discursos de los intervinientes es la nula capacidad de autocrítica mostrada que los lleva a la actual situación de refundación y de propuestas, más allá de un mensaje populista y genérico, carente de coherencia y muy contradictorio: aluden a la unión de todos y, a la vez, manifiestan su intención de expulsar de las instituciones a la derecha (PP) y ultraderecha (Vox) en todo un alarde de incoherencia sublime que deja al descubierto sus verdaderas intenciones y, por supuesto, entrever su ansias de venganza indisimulada.
Sin embargo, lo que para mí supera todos los niveles de mínima sensatez y lógica es proclamarse progresistas, desde unas creencias nada democráticas; proclamar la igualdad cuando ellos, en sus creencias están alejados de las mismas y nada creíbles en cuanto a la defensa de la feminidad sin pronunciarse sobre su posicionamiento con los LGTBI o cómo asumen los islamistas a Karl Marx y su manifiesto comunista.
Más sombras que luces en quienes se definen progresistas sin serlo y convierten su discurso en una engañifa superlativa, vacía de contenido lógico. Ya dijo Abraham Lincoln: "Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo". Y habría que añadir otra frase no menos relevante: Mejor callar y que sospechen de tu poca sabiduría que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello".
El arte de la seducción política es muy antiguo: desde el famoso mensaje de Charles De Gaulle "La France n'est pas seule" al "I have a dream" de Martin Luther King hasta "La resignación ha dormido la conciencia" de Anguita, el "Sí, se puede", adaptación del "Yes, we can", los entresijos de la oratoria nos han llevado a escenarios para seducir la conciencia de los oyentes y conseguir su aquiescencia y su voto. Se busca emocionar y se busca empatía. Se elabora una línea determinada que siga una dinámica de descalificación de los argumentos del rival.
Así, la españolidad de la que se erigen ahora en defensores desde "Ceuta Ya" es una forma de intentar desmontar el discurso de Vox para desactivar un pronunciamiento que cala mucho en los propietarios de DNI, contradiciendo el mensaje españolista amparados en una manifestación del 28 de febrero de 2019, que para Caballas-"Ceuta Ya", supuso -dicen-, un punto de inflexión, ocultando cuantos de los allí presentes tenían DNI español, porque de serlo en su totalidad, obtendrían desde luego más de un escaño. Esa gente ni agitó banderas españolas en la visita de los Reyes de España en noviembre de 2007, ni estuvieron en la Plaza de los Reyes tras la invasión marroquí del 17 y 18 de mayo pasado. ¿Dónde defendieron la españolidad de Ceuta?
Argumentan que no buscan confrontación y vuelven a destapar la Caja de Pandora (no la de los papeles de evasión de capitales en paraísos fiscales) sobre la Autonomía plena, algo que, por cuestiones de Estado y geopolítica, ni PP ni PSOE van a aceptar porque otorgar a Ceuta capacidad legislativa, le supondría situarla en un escenario de vulnerabilidad por las presiones e influencias del entorno en diferentes sectores proclives a las sensibilidades del vecino país. Y ya tenemos bastante con que los imanes sean de Marruecos como para que este país trate de adecuar la capacidad legislativa de Ceuta a sus intereses.
Inflar el suflé o el "Arte nuevo" del discurso político con una oratoria política con matices de mero ilusionismo incoherente es engañar a un electorado al que nada se le ha dicho del porqué del fracaso de las políticas de quienes dicen defenderlos con los umbrales de pobreza en Ceuta invariables desde tiempo inmemorial en el 40% de la población o esas carencias endémicas de paro a todos los niveles, o los Planes de Empleo que son el fracaso de una política contundente de progreso y alejada de la generación de empleo con un tejido productivo en precario. Todo ello consecuencia de una oposición ineficaz cuando no complaciente con las migajas políticas recibidas, a base de subvenciones compensatorias para el silencio de reivindicaciones cuando no de colocaciones interesadas para tapar bocas.
El cambio de piezas con el mismo tablero, no es más que un espejismo, una ensoñación que, cual fuegos fatuos, nos sitúan en un mundo irreal. No se puede cambiar nada desde la incoherencia y el ilusionismo político. Se requiere cambiar el fondo y las formas y no mentir desde un discurso débil: quítate tú para ponerme yo, es solo una entelequia ante el potencial de partidos de implantación nacional con infraestructuras y fuerza electoral que les sitúan como potentes voces en el Parlamento español, sin necesidad de intermediación de nadie (no de Mas Madrid o Mas País o Compromís) para alcanzar ese foro de primer nivel en el ámbito legislativo.
Vender cuentos chinos no tiene cabida en escenarios donde hay que poner los pies en el suelo, más allá de anhelos y palabrería. Y medirse a PP y PSOE con más ruidos que nueces es un ejercicio de ilusionismo, y los votos no salen de la chistera sino de políticas convincentes y realizables sin dependencias de otros u otras.
La pleitesía que Caballas dispensó al PSOE le hundió en la miseria electoral. Su credibilidad, si la tenía, quedó destruida. De manera que no venda ahora progresía "Ceuta Ya", porque su alma (creencias) está muy alejada de los dogmas de la izquierda y los camuflajes no valen porque al final todo se descubre.
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