El subconsciente y sus malas pasadas, en Ceuta
ABRE LA MURALLA
Hotel parador La Muralla. Se celebra un acto, una comida de despedida, a dos directores provinciales.
En aquel entonces, había un personaje, todo poderoso, sin tener nada que ver con mi familia, lleva los mismos apellidos. El primero, y el segundo. Y porque no hay más (ahora cómo se pueden cambiar).
Era quien mandaba en todas partes. Por tierra, mar, y aire.
Su poder era absoluto. Ocupó la secretaria general, del organismo de la Plaza de los Reyes, pero su cargo relevante fue el de subdelegado del gobierno en Ceuta.
Ramón María Ferrer Peña, va a terminar su discurso del adiós, y lo hace con la siguiente pedrada obtenida en la cantera de las perlas.
- Estáis - suelta el subdelegado mirando hacia los homenajeados- de enhorabuena, de felicitación, porque marcháis de Ceuta.
LOS MENAS NO QUIEREN VIVIR EN CEUTA
La vicepresidenta que se encuentra enfrascada en posición de decir sus verdades de la barquera, en el pleno, a Ferrer ( vaya con el segundo apellido), se va calentando, y expresa desahogo psicológico (mejor que la interpelada para explicar, nadie).
-Los menas – sentencia con vehemencia Mabel Deu- no quieren vivir, no quieren estar, en Ceuta.
La vicepresidenta es tajante: " Estamos trabajando las 24 horas del día".
Ceuta es, deberá de ser, una especie de trabajo de Sísifo. Es decir, ni tiempo para dormir en la dedicación absoluta a nuestro servicio. Sabido es que no descansar, no conciliar el sueño, no va bien para los nervios. Que los tenga como esos filetes de reales de época, tanta gente necesitada como las hay en Ceuta. Que los tenga rotos, el autor que escribe desde la humildad, vale. Pero ellos…por favor, menos cuentos mal contados.
Aunque pudiera ser que, precisamente, una de las causas fundamentales, entre otras de intereses, sea que el problema de la nefasta gestión, se deba a que no dan una porque están, aparentemente, despiertos cara al público. Dormidos, verdaderamente, en la resolución. No será por falta de sueldazos y despilfarros.
QUERENCIA HACIA SU CAPUCHÓN
Es el recorrido de meta de los comentarios. Mi vieja pluma no deja de mirar su bonito capuchón, que es su cueva de los sueños reponedores. Su cueva de estar en la tranquilidad. Mi cariñosa pluma siempre es feliz en su refugio donde ella misma escribió una cosa que habría copiado (el que no copia es porque no puede, no porque lo vayan a pillar) de algún lugar, o en sus conversaciones entretenidas con las musas, o charlando con esa mujer que murió en Benzú, de aburrimiento. La señora de las ballenas esquilmadas severamente.
-Dicen –es la estrella preferida de mi pluma- que el silencio no es la ausencia de ruidos, sino la presencia de Dios. Si quieres ser profundo, haz silencio. Tal vez nos encontremos.
BUCAR TRABAJO FUERA DE CEUTA
Al final, como digo, he perdido la concentración. No logro rememorar. También estuvo fino ese delegado del Gobierno de Ceuta, ojalá que, en otra ocasión, me vengan su nombre y apellidos. De forma tan fresca, ahora viene bien por los calores, se despachó de esta guisa: “Ceuta es un espacio físico reducido, por lo que aquellos que no tienen trabajo, deberían ir pensando en alternativas fuera de la ciudad”.
ESTABLECERSE EN CEUTA PARA PREPARAR LAS ALFORJAS
Diógenes, se cuenta de él, que, con un candil en la mano, buscaba por las calles de Atenas a hombres honestos.
Muchas personas en nuestra tierra, son honradas, ya lo creo, por supuestísimo. Si lo que busca, aparte, son basuras de todo tipo, bueno. Ahora bien, si su empeño, el del filósofo griego, pasara por el espinoso tema de gentes con voluntad de echar raíces en la ciudad, se vería en la necesidad de ir preguntando, con encuestas, o hacer un referéndum, con permiso de los catalanes.
Necesitará proveerse de un artilugio que le alumbré más que la lámpara. No quiero dar ideas. También llamado Diógenes el Cínico.
LA CICERONE
Hace de guía turística, de narradora del esplendor en la hierba. Convivencia, 4 culturas, el neandertal, que no tuvo más remedio que hacerse una especie de voluntaria extinción, a favor del sapiens, en la necesaria evolución de Ceuta, para su devenir y desarrollo. Hasta los romanos, cuentan los historiadores, la visitaron por sus ricas tapas.
Mario Vargas Llosa no sabe a ciencia cierta, el motivo de la dádiva. Es calle Real, Mabel Deu, y el séquito del Premio Nobel de Literatura. Calle Real, entrañable conocedora de mis paseos subiendo y bajando, atenta al subconsciente que te puede jugar malas pasadas. Es la puesta permanente en escena del teatro de una Ceuta que fue, pero que se la cargaron a base de adornos estéticos (pagados a precios de oro), sin los esenciales contenidos de prosperidad. Estética sin futuro. Igual a …a otro con las historias de una Ceuta romántica, de la nostalgia, desde fuera de la ciudad, claro.
De vacío seguro que nadie abandona el barco fantasma. Con sueño atrasado, puede. Si lo dice Mabel Deu, que parece más apta para trabajar en una farmacia de guardia.
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