El guerrero de plomo de Ceuta
Hay temas que son huertos. En los que si te metes, corres el riesgo de la confusión.
No obstante, es lo que toca. El mundo subjetivo de la opinión, es difícil, máxime, cuando se hace con el rigor posible, para cada ocasión.
Para el sapiens de Ceuta, resulta más fácil. Puede rectificar dado su grado de sabiduría. Un neandertal, deberá adentrarse en el pantanoso terreno de las explicaciones para tratar de justificar su punto de vista, con el riesgo de morir en el intento.
EL HECHO PRIMERO
Se manda el mensaje miserable, al principio de la pandemia en nuestro país, de que los viejos, podrían quedar apartado de las atenciones médicas, en favor de otros segmentos de la población.
Afortunadamente, poco duró, en ciertos discursos, la teoría del desahucio de los mayores.
EL MILAGRO
Se produce una maravilla científica. En un tiempo récord, se ha descubierto el remedio, la vacuna, para combatir al maldito virus. En tan sólo un año, la puerta de la esperanza, una herramienta que, ante otras pandemias sufridas, se ha tardado años y años en descubrir, se va a poder suministrar a la población, con las suficientes garantías.
Es más, el núcleo que se había descartado, pasa a ser el preferente considerando su vulnerabilidad de riesgo de ser infectados. Las vueltas que da el mundo.
LOS PROTOCOLOS
Se establecen unos protocolos de vacunación, que, al igual que ocurre con la letra pequeña de los contratos, aquel que los haya leído, que levante la mano. Podrán estar meridianamente nítidos, no lo tengo claro. Resulta que en España el que no se ha soltado la cola, es porque no tiene padrino. En nuestro país andar sin padrino, es no andar.
LAS DIMISIONES POR EL MAPA ESPAÑOL
Aparecen las primeras dimisiones. Escaladas. Salpican a los pueblos españoles. Ceuta, no podía ser menos. El concejero de Sanidad, y el director territorial del INGESA, Javier Guerrero y Jesús Lopera, respectivamente, saltan al primer plano.
Sus comportamientos ante un mismo hecho, creo, son diferentes. Mientras Lopera, campea el temporal, Guerrero coge al toro por los cuernos, y aparece ante la opinión pública dando, ofreciendo, un espectáculo lamentable. En un intento desesperado de arreglar sus propias perlas, se va hundiendo más y más. Una puesta en escena infantil y no preparada, con la relevancia del caso. Todo un desastre.
Guerrero presenta su dimisión, Lopera escurre el bulto y gana tiempo, todo el que puede y más. Lopera alega una y otra vez “se trata de una polémica desproporcionada”, y acelera el reloj de las 24 horas, en un deseo cierto de que los días pasen de prisa. Lopera estuvo asesorado y bien asesorado. Su dimisión no se produjo. ¿Debió de ocurrir?
SEDE JUDICIAL
El tema se convierte materia de judicialización. La justicia se pone a solicitar las listas de los vacunados en la ciudad.
El ambiente nacional de presión generalizada en el país sobre el delicado asunto, se va relajando. En la tranquilidad de que, pese a los colados, el ritmo de vacunación es todo un éxito, con la excepción, de comunidades a las que van llegando las dosis con cuentagotas o faltando. Cada vez aparecen evidencias notorias por públicas, de que los protocolos no eran determinantes y lo necesariamente claro. Grupos que no se podían vacunar, se vacunan. Es el salto de la liebre. La confusión generalizada.
Finalmente, fiscalía se inclina por archivar la causa.
SE FUE SIN MONTAR GUERRA O EXIGIR PREBENDAS
Tan sólo un sentimiento de profundo de rabia por un pasillo del ayuntamiento. Respiró profundamente observando su soledad. Comprendiendo que su conferencia de prensa se podía haber montado de otra forma, entendiendo que su acto de prensa había rayado en lo ridículo, por mor de haberlo puesto a los pies de los caballos, sin escudos protectores de ningún tipo, por muy aguerrido que pudiera ser. Su asesoramiento fue nulo como político. “Que buen vasallo sería si tuviese buen señor.”
PREGUNTA EN EL AIRE
Si no hay causa, ¿qué pasa ahora con el exconsejero de Sanidad? ¿Debería volver a su cargo y Gaitán ocuparse del cable general de la luz, no vayan a pisarlo de nuevo y otro corte más de suministro?
Aunque con los precios y los apagones, casi mejor seguimos con las velas.
EL ARTE DEL BUEN MEDICO
Como arte, debería de ser el ejercicio de la política como servicio público, desde la decencia. Se pasó a que la política lo descompusiera todo. Prácticamente donde juega la política, el partido está amañado.
Quiero decir, si Javier Guerrero, hubiera estado en un plano distinto, con “un buen señor”, seguramente, las cosas habrían sido distintas.
Es Miguel Ángel, quien por primera vez me habla, desde su condición de persona bastante bien informada de las cosas del pueblo, de las excelencias, de las virtudes, como médico de Guerrero. Sin quererlo, sin pretenderlo, me van llegando comentarios en ese sentido. La condición, su categoría profesional y humana, están fuera, se escapan, superan, cualquier duda.
Ejerce la profesión desde ese código clásico perdido de antes: médico de vocación.
Que se vaya uno o más vividores de la política de Ceuta, motivo de alegría sin contener. Que, por un motivo delicado en su momento y espacio, pero, cuya gravedad ha quedado diluida en el ámbito nacional con el pedazo de follón montado con los protocolos, Ceuta pueda perder o ver con malos ojos a todo un profesional, volcado con el paciente, en cuerpo y alma, de gran dolor.
Sería mi aspiración, reivindico, el deseo de que me gustaría ser atendido por un doctor como él, si puede ser.
¿Cuál es el final del soldadito de plomo?
“al final, gracias a su empeño y a su fuerza de voluntad, consigue estar unido a su bailarina, ya que, debido a una caída fortuita en el fuego de la chimenea de la casa, sus peanas se fundirán y se unirán para siempre formando un bonito corazón”. Andersen.
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