
El canto de la españolidad de Ceuta
Que alguien, Paula M. García, se acuerde de este periodista en su artículo, "La marroquinización de Ceuta viene de lejos", es de agradecer.
Ceuta es una gran mentira. El escenario perfecto para escribir Pinocho. En aquella Redacción de las utopías, el buenazo de Pepe Berlanga, siempre apuntaba: "en Ceuta, se pudo inspirar Jacinto Benavente, con su obra teatral, "Los intereses creados".
Desde que se consumó la operación de acoso y derribo de mi querido padre Joaquín, propietario del medio, para proceder a su expoliación.
Sin que, desde el ayuntamiento, se marcara el rumbo del barco de papel. Dejando de ser un verdadero faro, los sucesivos alcaldes que fueron pasando por la Casa de Ellos, aplicaron una política de entreguismo y de mirar para otro lado, mientras la desconfianza y descomposición, impregnaban el tejido social y económico.
El devenir de la ciudad sólo se basó en buscar fáciles fuentes de recaudación, sin desarrollo de planes propios o alternativos de futuro.
El carácter de transitoriedad y el monocultivo, como ejes.
Si a cambio del contrabando salvaje, se podía alimentar al monstruo creado de personal, clientelismos y favores, pagar nóminas de gigantes, amén de alegrías, pues la españolidad, las señas de identidad, e, incluso, el daño que se le hacía a Marruecos en su economía, que más tarde o temprano, reaccionaria a la sangría, importaba más bien poco.
Había un faro que alumbró el camino. Se lo cargaron. Lo hundieron. Se pusieron a hacer caja y se transformó en una máquina de hacer dinero.
A los indecentes empresarios sin escrúpulos, se unieron los alcaldes.
La orgía de la fiesta del derroche estuvo servida.
Con fondos europeos se ofrece estética, se lava la cara, sin contenidos de calidad de vida, ni infraestructuras tangibles de desarrollo de creación de puestos de trabajos estables.
El ayuntamiento no hizo nunca de plataforma de conciencia ante la delegación del gobierno. Conciencia ante Madrid. Todo valía mientras el fácil dinero circulara a velocidad de crucero. El Puerto sin trasatlánticos, no obstante.
La indecencia se da la mano. Pronto se olvidó aquella operación de eliminar la libertad de prensa local, la ruina que vino a mi familia, como daño colateral, en la que fui detenido y encarcelado, de forma ilegal, en democracia, cuando el único juez que había, se reunió (ejemplo tácito de división de poderes) en la delegación del gobierno, con el delegado y el alcalde, para determinar mi ingreso en prisión, debilitando la moral de mi padre Joaquín, y asestar el golpe definitivo.
Lo grave no es la venta, el regalo, de Ceuta. Que escrito así de ligero…
Lo esencial es que esos mismos que han participado en el desaguisado, se fueron con sus pingües beneficios obtenidos, fuera de la ciudad. Los pocos que todavía quedan, apuran los últimos litros de leche de la vaca explotada y exprimida. Lo destacado, también, es que se quiera confundir con golpes de pecho, cuando, prácticamente, ya se forma parte del éxodo constante y masivo, desde hace tiempo.
Se me disculpará, pero no será este periodista quien se una al coro pintoresco de la españolidad, en un despiste más.
!!!Y es que desafinan, tela!!!
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