
La marroquinización de Ceuta viene de lejos
En los albores de nuestra democracia, a finales de los años 70, el periodista Tato Ferrer a la sazón director de El Faro de Ceuta, ya vaticinó que Ceuta corría el riesgo de perder sus señas de identidad. Eran los tiempos en los que Juan Vivas había entrado en el Ayuntamiento con Alfonso Sotelo Azorín como alcalde y los buenos oficios de su padre, funcionario en arbitrios. También una Ceuta en la que comenzaba a despuntar Mohamed Ali "el dientes", como líder musulmán, taxista y presidente de la barriada de El Príncipe, quien rendía pleitesía cada vez que tenía oportunidad al entonces rey de Marruecos, Hassan II, lo que le valió ser declarado en sesión plenaria, "persona non grata". Eran tiempos en los que gente de Alianza Popular, como Ricardo Muñoz, abominaban de personajes de esta calaña al igual que Antonio Bernal Roldán.
Hoy aún recordarán esos episodios gente como el exalcalde Aurelio Puya, cuñado de Juan Vivas o Fernando Jover, que firmó el "pacto del capó" a Francisco Fraiz para que hubiera un cambio de gobierno en una época convulsa de mociones de censura y escándalos en los Plenos, donde los concejales se arrojaban vasos y se insultaban.
Otro personaje de la época promarroquí fue Mohamed Subaire que hasta creó un partido con pretensiones de alcanzar escaño en el Ayuntamiento aunque no tuvo resultado satisfactorio. Los viejos "lobos" aún recuerdan en 1.975, un 26 de junio como estalló un artefacto adosado a un vehículo marroquí estacionado entre la Comandancia General de Ceuta y el Hotel La Muralla en plena Plaza de África, precisamente, allí donde a Santiago Abascal, lo que hoy Vox llama "la quinta columna" estalló contra el líder de esta formación política. Ese mismo día, explosiona un artefacto en la Comandancia de Marina y fallece Fernando Fernández Moreno, casado y con una hija. Y un día más tarde dos marroquíes saltaron por los aires cuando intentaban poner una bomba en Melilla. El 6 de noviembre de 1.975, invasi9ón marroquí de la provincia española del Sahara, la famosa Marcha Verde condenada por la ONU.
No acabaron ahí los atentados para desestabilizar Ceuta porque el 24 de octubre de 1.978 un artefacto explosiona en la antigua estación de autobuses donde en la actualidad está la Jefatura Superior de Policía de Ceuta y resulta herido Felipe García,. inspector de Policía. Atentado que reivindica el Frente Patriótico Marroquí.
El 5 de marzo de 1.979, la misma organización se declara autora de la explosión de un artefacto en la planta tercera del Hotel Ulises. Otra más de las casualidades para desestabilizar Ceuta.
El 11 de julio de 2002, ocupación militar de la isla de Perejil por una dotación de la Marina Real de Marruecos ordenada por el rey Mohamed VI. El 11 de mayo de 2004 ataque terrorista en cuatro trenes de la red de cercanías de Madrid con 191 personas fallecidas y 2.057 heridas. Y el 17 y 18 de mayo de este año, intento de invasión de Ceuta con 12.000 marroquíes a quienes el vecino país les abre las puertas de la frontera de manera impune.
Todos estos hechos no son producto de la casualidad y Juan Vivas, tan sensible a las intervenciones de Vox, debería reflexionar sobre algunos episodios que él mismo vivió en Ceuta y su concatenación a través de la historia. Recuérdese que un país sin memoria es un país sin futuro.
A todos estos hechos hay que unir que en la primera legislatura como presidente del Gobierno, Felipe González toleró que dos de sus delegados en nuestra ciudad, Carmen Cerdeira y Pedro Miguel González Márquez, intentando captar votos para perpetuarse en el poder junto al socialista apodado "alcalde chilaba", otorgó 30.000 nacionalidades españolas a quienes antes tenía la conocida Tarjeta de Estadística, quien bien recordará Juan Vivas, coetáneo de la época. Fueron DNI repartidos en los distritos 5 y 6 de Ceuta, con una "exigencia" laxa: solo había que mostrar una carta con la dirección en la que se querían empadronar o mostrar un recibo de luz o agua. Sin más: así españoles a chorro para aprovechar los servicios públicos de Ceuta. ¿Es esto o no marroquinización de Ceuta? Después con el paso del tiempo, asistencia sanitaria gratuita en nuestro hospital, parturientas marroquíes venidas a dar a luz en territorio español para adquirir derechos y escolarización de niños marroquíes, ahora afectados con el cierre de la frontera.
Reitero que Tato Ferrer llevaba razón y no fue un iluminado de su tiempo, cuando habló en los años 70 de la pérdida de identidad de Ceuta de manera paulatina y de la que llamó "Operación tortuga" de invasión lenta de nuestra ciudad. Asunto que publicò la revista Interviú por novedoso y escandaloso. El PSOE en todo este tiempo ha sido un sátrapa y colaborador necesario para las aspiraciones anexionistas de Marruecos, aunque ahora se rasgue las vestiduras y venda la convivencia como factor de defensa de su histórica traición a España. Ahí están las hemerotecas para demostrarlo.
Aquellos polvos nos trajeron estos lodos y ahora mismo, la situación es absolutamente embarrada, convulsa, pero no por culpa de Vox, sino de las concesiones historicamente demostradas. Todos estos episodios demuestran a las claras que sí hubo quintacolumnistas de Marruecos en Ceuta, promarroquíes infiltrados en Ceuta y un gobierno socialista dispuesto a llevar una estrategia de debilitación patriótica fuera de lo común.
El voto musulmán está cautivo al PSOE. Hay razones, hechos y la historia que no miente. Minimizar ahora la situación demonizando a Vox como el causante de todas las tropelías mencionadas es mirarse al ombligo y, encima, tomarnos el pelo a todos, máxime cuando Hassan II ya vaticinó: "Conquistaré Ceuta con el vientre de nuestras mujeres". Ahí queda eso, en tono pacifista pero perfectamente articulado en una estrategia en la que la firmeza del PSOE brilló por su ausencia.
Juan Vivas debería ser más sensato, no perder la memoria pese a su edad y evitar las cortinas de humo sobre una realidad que él vivió muy de cerca. El cinismo no cabe en este caso ni tampoco parece que sea el Alzheimer político la causa de tanto despropósto y negativas a una realidad marcada por las evidencias.
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