El Corte Inglés va a seguir los pasos de la firma Leroy Merlín, y cerrará sus puertas en Ceuta en el mes de marzo.

Esa es al menos la intención de la multinacional que se une, con esta decisión, al sector empresarial damnificado por la permanente combustión que padece una frontera congestionada de modo constante y que hace mella en aquellos negocios que, con base en la ciudad, basaban buena parte de sus estrategias comerciales en el potencial clientelar que ofrecía Marruecos.

La falta de decisiones que aporten solución efectiva, se convierte en una merma para la inversión de capital empresarial. No ayuda tampoco la visión de que el Gobierno central no apueste decididamente por la reforma integral de una frontera vetusta, trasnochada e incapaz de asumir la gestión de la actual dimensión en la que diariamente se ve envuelta.

El estudio del plan de reforma integral de la frontera, pagado y guardado

No está en los planes del Gobierno la reforma integral, pese a que en los despachos de la Subsecretaría de Infraestructuras de la Secretaría de Estado de Seguridad se encuentre, a buen recaudo, (ya se encarga el subdirector, Felipe del Pozo, de que así sea) pese a que el estudio para el proyecto de reforma esté concluído, elaborado y abonado convenientemente a Isdefe, de la que buena cuenta podría dar el Ministerio de Hacienda, una de las patas que conforman la gestión y el mantenimiento de la frontera del Tarajal, la otra pata es el Ministerio del Interior. Ambos forman la llamada 'Comisión Mixta' que sólo sirve para parchear permanentemente el lamentable estado de la instalación en Ceuta.

Así las cosas, la multinacional española tiene decidido no esperar más y cerrar sus puertas en marzo, salvo que alguna gestión de última hora pudiera torcer el pensamiento de los altos ejecutivos de la firma.

La primera empresa que tomó el ferry para regresar a la península, Leroy Merlín, es el espejo en el que comienzan a mirar algunas de las grandes que estan establecidas en la Ciudad Autónoma.