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Anécdota con María Miaja y Juan Vivas: "Tu qué haces en el PP si eres más rojo que yo" Anécdota con María Miaja y Juan Vivas: "Tu qué haces en el PP si eres más rojo que yo"
Paula M. García
Lunes, 14 de Junio de 2021

Juan Vivas, el 'socialista'

La sintonía de Juan Vivas con los diferentes Gobiernos socialistas ha sido reconocida y demostrada a través del tiempo. Tan cómodo se ha sentido que, bajo su máscara de proteger el interés general, llegó incluso a romper la disciplina de partido, con ocasión de aquél frente común que desde Génova se ordenó en un posicionamiento de las autonomías del PP contra una fórmula de financiación a las Comunidades.
 
 
En aquél proceso de conflicto político, Juan Vivas, muy ufano hizo un brindis al tendido (como los grandes toreros, él que sabe torear en todas las plazas a derecha e izquierda): "Yo antepongo los intereses de Ceuta a los de mi partido". Una prioridad que llevó más tarde y, por cierto recientemente, al comienzo de la presente legislatura cuando, tras insistir que Pablo Casado vendría a su toma de posesión como presidente, aquél no lo hizo por contravenir Vivas el pacto nacional PP-Vox. No sé si, en este caso, por el bien general o de sus propios intereses y alma socialista. Claro que tuvo en su toma de posesión, como no podía ser menos, a una ministra socialista: María Luisa Carcedo, titular de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en funciones que bendijo políticamente la felonía del pacto PP-PSOE en Ceuta, con su presencia institucional aquél 20 de junio de 2019 donde no hubo nadie relevante de Génova. Extraño ¿no?
 
 
No acaban ahí los episodios que vinculan a Vivas con el PSOE. Al comienzo de su longeva etapa presidencial, (21 años le contemplan, parece una condena) coincidió con María Miaja Sánchez, aquélla mujer "coraje" que la historia descubrió como "correo clandestino" en los años 30, según los archivos militares, que nos dejó hace 14 años dejando un recuerdo imborrable ese 28 de marzo, quien dijo a Juan Vivas, ante la estupefacción de los presentes y con su retranca característica: "Juan, ¿tú que haces en el PP si eres más rojo que yo y mira que yo tengo rojos hasta los pelos". Quien  enrojeció por aquélla manifestación pública de quien había superado trances más que arriesgados en la Guerra Civil, fue precisamente Juan Vivas, que se sintió muy incómodo por una alusión que rieron todos los presentes por espontánea y clarificadora, sintiéndose desenmascarado en cuestión de tendencia política.
 
 
Si nos remontamos a cómo se produjo el fichaje de Juan Vivas por el PP, en tiempos de Jesús Fortes, hemos de rememorar una serie de episodios como las múltiples visitas que los enviados del entonces presidente regional del PP, ( estos sí "correos de afiliaciones") le hicieron a Juan  Vivas con la ficha de los "populares" para que la firmara, mostrándose éste reticente siempre a estampar su rúbrica, pese a la pertinaz insistencia. Le costó doblegar su voluntad y sólo lo hizo bajo una seria amenaza a su cargo de director de PROCESA.
 
 
Quienes conocía a Jesús Fortes y lo radical que era para tanto desaire, conocen cuál fue su amenaza para que Juan Vivas doblegara su decisión y accediera a firmar la ficha:"O te afilias al PP o dejas de ser gerente de Procesa. Tú verás que haces". Contundente requerimiento en forma de ultimátum.
 
 
Ante tamaña dicotomía que lo ponían entre la espada y la pared, Juan Vivas, por fin, estampó su firma en el partido de la derecha, quien sabe si con todo el dolor de su corazón socialista, traicionando, tal vez, su conciencia política (siempre hay un principio para todo, por la traición incipiente a su tendencia política), optó por la rentabilidad personal que suponía integrarse en las filas "populares", ya que también obtenía el "premio" de ocupar un puesto relevante de salida en la candidatura: el 5. Un número que le trajo mucha suerte, porque él sería, desde esa posición, quien sustituiría en el liderazgo del PP precisamente a Jesús Fortes defenestrado tras el escándalo de Mercedes Medina, enviado a su retiro dorado (por el sueldazo que le dejó el PP en Trasmediterránea) a  la naviera para hacer de "embajador" volante por Marruecos en la captación de clientes. Después obtendría una liquidación sustanciosa cuando se produjo la reducción de plantilla. Ya antes del escandaloso episodio de relevo de Vivas por Fortes, Javier Arenas, había sentenciado:"El que la hace, la paga". Una referencia contundente por el escándalo Mercedes Medina que ahora, tan de actualidad, ni él ni todos los señalados por Bárcenas con la Caja B del PP, han aplicado a tantos implicados jerifaltes "populares" con las situaciones grotescas de tramoya política al uso y abuso del poder fáctico.
 
 
La trayectoria política de Vivas, con sus claros-oscuros en estos 21 años que le contemplan, requieren de no pocas concesiones personales y políticas para mantenerse. Una de las últimas frases lapidarias dirigidas a él sin nombrarlo corresponden al exconsejero de Sanidad, Javier Guerrero, a quien Vivas presionó para que dimitiera por el revuelo sobre su vacunación: "Para estar muchos años en política, hay que renunciar a los principios de uno mismo". Esta frase con su carga de profundidad a la ética dice mucho y retrata aún más a su destinatario.
Los pactos de Vivas con el PSOE (desde fuera, no formando parte del Gobierno), se asemejan a aquéllos franquistas que eran de misa diaria con la "santa" (esposa) y luego escondían a la amante a la que solo querían para la alcoba. De manera que ese juego de amor-odio ficticio es el ejercicio de cinismo político e hipocresía más descomunal que podamos ofrecer a un electorado al que se suele tomar por ingenuo o incondicional a las siglas.
 
 

En cualquier caso, la verdadera imagen de su sentido de "servidor público" que de forma tan reiterada pronuncia Vivas y las razones por las que está en política las demostró cuando el GIL realizó la moción de censura a ese conglomerado de gobierno PP-PSOE-PDSC (de Mizzian) descabalgándolo del poder para dejarlo en la oposición. Y le dijo: " Yo no estoy en política para perder dinero y me incorporo a Procesa". Palabras que desataron la ira de Fortes, quien le hizo ver que en un partido nacional como el PP, no se abandona el escaño así por las buenas, cuestión que es más propia de los veleidosos localistas. Sin embargo, la salida a esa teórica "pérdida" de dinero de Juan Vivas la encontraron nombrándole Jefe de Gabinete en Delegación del Gobierno de Luis Vicente Moro, ese otro ladrón que camuflaba el dinero negro de las comisiones detrás de los cuadros de su casa y se erigió en el "Terminaitor" del GIL. De manera que sus dos sueldos (político del PP de la oposición en la Asamblea y jefe de Gabinete en la Delegación del Gobierno), compensaban su merma económica por no ser consejero de Economía y Hacienda que no estaba dispuesto a perder por estar en política.

 

Hombre 'leal' desde Ceuta con García Arreciado, Fernández Chacón y ahora con Salvadora Mateos al frente de la delegaciones del gobierno socialista, se mostró tenso, acobardado y superado por González Pérez -de elevada jerarquía entre los populares- en la Plaza de la Reyes, situación de la que se resarció más tarde con su displicencia y superioridad sobre Fernández Cucurull.

 

Este es el "servidor público" con esa vocación de ejercer desde la política una sociedad mejor para todos. Un pasaje evangélico decía "por sus hechos, les conoceréis", y Juan Vivas se retrata por sí solo y sin filtros. Tal cual. Y sin máscara. De payaso no, aunque sí de otra cosa peor. Esta trayectoria ayuda a comprender muchas conductas y actitudes de un personaje "enganchado" al poder y renunciando, si hace falta, (o si hubiera menester, que diría un castizo) a ideología con tal de conseguir sus objetivos por muy espurios que éstos sean. De momento, aguantar y  llegar a la edad de su jubilación (con 70 tacos). No es cuestión de escrúpulos ni de dignidad, tampoco hablamos de principios éticos. Se trata de supervivencia obviando la ideología con tal de conseguir sus propios objetivos. Así se escribe la historia de algunos personajes o personajillos de nuestra selvática política local.

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