Indignado. Así se muestra el delegado de la sección sindical de Solidaridad en Trace, Juan Montoya, después de haber escuchado cómo el Gobierno deja en el aire la construcción de unas nuevas instalaciones para la empresa de limpieza. En el último pleno de control, VOX interpelaba al Ejecutivo para conocer si, como se publicó en prensa en diciembre, se va a acometer este proyecto. El objetivo era que el Gobierno sufragara la construcción para después alquilar las instalaciones a la empresa concesionaria del contrato de limpieza.

La respuesta de la consejera de Economía y Hacienda, Kissy Chandiramani, no pudo ser más ambigua y así lo denuncia Montoya. La representante del Gobierno emplazó la construcción de las instalaciones a recibir parte de los Fondos Europeos de Recuperación, cuyo 37% se dedicará a proyectos medioambientales, y a que el proyecto “cumpla los objetivos” de ser de interés general, que suponga un ahorro en el gasto del servicio público de limpieza y que mejore la gestión del mismo. “Se construirá si se cumplen los objetivos y no se construirá si no se cumple”, se limitó a decir Chandiramani.

Para el representante de Solidaridad en Trace, las declaraciones de la consejera son “una burla” hacia los trabajadores. “La respuesta no vale para nada”, lamenta Montoya que denuncia cómo los empleados se sienten “ninguneados” por el Gobierno, que es el último responsable del contrato de limpieza.

El delegado de Solidaridad en Trace insiste en cómo “a más de 350 personas les está pasando factura las deprimentes condiciones en las que se encuentran las instalaciones en las que trabajamos”. Por ello, reprocha al Ejecutivo su falta de interés por construir unas instalaciones “dignas” a pesar de que esta es una reivindicación de los trabajadores desde hace más de ocho años.

Solidaridad advierte de que el Gobierno “se está riendo de los empleados de Trace para mantener un contrato de limpieza a bajo coste”. “Los trabajadores se encuentran desamparados, pero seguiremos luchando para que esta reivindicación no caiga en el olvido”, insiste Montoya. Por último critica que, mientras los empleados de la limpieza “responden ante cualquier necesidad”, las suyas se dejan aparcadas.