Utilizar a los colectivos en situaciones de dificultad como mercadería política es algo que casi la totalidad de los partidos políticos vienen haciendo.

Desde las dificultades de la  frontera hasta la violencia doméstica, pasando por la pobreza y el desempleo son nichos donde los buitres , los que necesitan de la carroña para sobrevivir ante la falta de proyecto y desideologización, se nutren con intensidad.

Los decimonónicos de la Asamblea hacen constantemente alusión y utilizan recursivamente la pobreza y el sesgo cultural que impide la integración en una sociedad civilizada, impedimento que por otro lado ellos mismos fomentan con sus ideas y proyectos. Parecen criar y alimentar segmentos de la sociedad para nutrirse electoralmente de ellos. Todavía su electorado no ha percibido que ellos viven como reyes del siglo XXI cuando simulan defender el siglo XIX para sus votantes.

PSOE y Cs, utilizan hasta el hastío el recurso de las mujeres maltratadas, obviando y pasando de sosladillo que su gobierno, el del PSOE con Cs en Andalucía, ha gastado dinero público mediante pago con tarjetas bancarias descontroladas, desde cuentas dirigidas a mitigar el paro,  en prostitutas. Ya me dirán cuál es la legitimidad política para defender la dignidad de la mujer que tienen los que defienden y permiten que roben dinero público para además gastarlo en prostitución.

Y que decir de su más abigarrado líder, Pablo Iglesias que mostró públicamente su deseo de azotar hasta sangrar a una famosa periodista, o la utilización del poder para beneficiar a sus parejas contemporáneas.

O del concejal del PSOE en La Laguna que se vanagloriaba de: “follar con empleadas que enchufo”.

O del dirigente del PSOE de Elche, detenido por abusar de una niña de 2 años.

O de la única concejala del PSOE en Muelas de Pan (Zamora) que denunció una agresión sexual en la misma sede del PSOE por parte de un portavoz de la plataforma a favor de Pedro Sánchez. Denunciante que además asegura haber relatado lo sucedido a la secretaria provincial de Movimientos Sociales, ONGs y LGTBI, la cual, sostiene, le habría dicho que “lo tienes que olvidar porque es tu palabra contra la suya y no vale la pena”.

O de las mentiras del alcalde socialista de Huesca que mintió sobre la existencia de denuncias por agresión sexual en las fiestas de San Lorenzo. Y además con desvergüenza anunció que "lo único" que pueden hacer los ayuntamientos es trabajar en la prevención de este tipo de delitos, y poner "todos los recursos a su alcance para que estas situaciones no se den". Es decir, según el PSOE, una vez ocurrido, ellos se desentienden.

O cuando el PSOE pactó con el voto de Ismael Álvarez, condenado por acoso sexual, para arrebatarle la alcaldía de Ponferrada al PP.

O de la detención del jefe de gabinete del alcalde socialista de Torrent por abusos sexuales, anunciado que la relación con la denunciante fue consentida ¿Qué ha sido del no es no?

… y a todas estas, y muchas más, la callada por respuesta.