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Nuria de Madariaga 1
Martes, 08 de Enero de 2019

Prisión permanente revisable - Cadena perpétua

El problema de aplicar la cadena perpetua o la prisión permanente revisable para evitar la alarma social o la reiteración delictiva tiene muy hondas raíces. Y se fundamenta en la falta de previsión y en la ignorancia supina de los sucesivos Gobiernos tras la Transición.

 

Son muchas las veces que he clamado desde mis artículos por la necesidad de tener a un Director General de Salud Mental, como lo fuera el sevillano psiquiatra Rojas-Marcos en EEUU y ahí su extraordinaria gestión del 11-M donde fue el primero en acudir. Nunca vimos ni a una sola víctima del 11-M. El propósito colectivo fue no unir el horror al horror y alegrar así a los criminales yihadistas. Fotos existieron muchas. Infinidad. Pero nadie publicó.

 

Y se preguntarán lo que tiene esto que ver con la prisión permanente revisable o la cadena perpetua y yo diré que todo. Porque detrás de cada asesino, depredador sexual, autores de delitos especialmente violentos o terroristas existe un serio problema de salud mental sin diagnosticar. Y sin medicar.

 

Ahora va una de “pamplinas” de las que han sido tan amigos, por igual, socialistas y populares y no digamos los subvencionados que comen de defender los “Derechos Humanos”. “Pamplinas” al por mayor porque si la nefasta II República tuvo algo coherente en su caos absoluto fue la promulgación en 1932 de la “Ley de vagos y maleantes”. Claro que los republicanos de ahora no lo saben o no lo recuerdan porque no se atienen a las enseñanzas de la Toráh que obliga a no acostarse ningún día sin haber aprendido algo nuevo. ¿Derecho a la Educación Perpetua? Cuenten con mi firma.

 

Prosigo con mi disertación. Con posterioridad a la Guerra Civil el General Francisco Franco prorrogó está ley porque le pareció sensata pese a ser republicana. Y es que “era” muy sensata. Una ley que evaluaba la peligrosidad social de los reclusos y sus posibilidades de reincidir o ser un peligro para la sociedad. Aunque la República iba más lejos, dispuesta a eliminar a elementos indeseables de las calles de las ciudades, de ahí que se aplicara a “los vagos y maleantes” y a la llamada “gente de malvivir”. Y los legisladores no eran “fachas” sino más rojos que las tripas de Satanás y no obstante percibían el sentir ciudadano y la necesidad de que ellos, que tanto utilizaban la palabra “libertad” habían de saber que, sin seguridad, no existe la posibilidad de gozar de ningún otro derecho y menos aún de la libertad.

 

Trucos de la Transición, esta normativa fue derogada en los años 80 por considerarla innecesaria y por entender el hecho de que, la persona, tuviera incoado un expediente y apareciera “fichado” (invento de la República el de las fichas) por entenderle malo o gandul era de alguna manera poco democrático. Tiempos muy duros los de los 80. Porque a la muerte de Franco muchas cárceles estaban cerradas. Quedaban sólo “las históricas” el Penal del Puerto, Carabanchel, la Modelo, la pobrecita Málaga, la cárcel de “templanza” de Segovia donde se mandaba a los borrachos...Pocas y prehistóricas, construidas al modelo belga, con los familiares metiendo las comidas, lospresos con sus navajas para pelar la fruta ¿Trifulcas? Por supuesto. Pero los guardias civiles en las garitas eran disuasorios porque no dudaban en usar el armamento. Los reclusos lo sabían. Y se comportaban. Eran gente normal que delinquía, o criminales depravados que estaban en “un aparte” para que los otros presos no les pegaran. Siempre ha habido delitos imperdonables para la población penitenciaria. Todos los hombres son nietos, padres, hijos, hermanos, abuelos de alguien...Y la perversidad se castigaba por dos justicias: la ordinaria y la taleguera. La segunda mucho más justa y contundente que la primera.

 

Y nadie se quejaba. La máxima era “si tienes huevos para hacerlo ahora ten huevos para comértelo”. ¿Un poco brutal? La vida era brutal, es brutal aún. Pero con distinto y equivocado tratamiento de los legisladores.
Ustedes me dirán que hace 40 años no existían Directores Generales de Salud Mental. En efecto, ni aquí ni en ningún lugar. Pero tampoco en los penales existían psicólogos de la Junta de Tratamiento dispuestos a “evaluar” en una insignificante entrevista si una criatura “está arrepentida” o “es consciente de su delito”. Algo muy básico cuando en el sistema penitenciario hacen falta psiquiatras aventajados capaces de dilucidar en un primer momento del ingreso en prisión si se encuentra ante un sociópata peligroso, o ante un psicópata o ante una personalidad disociativa, si el tipo es drogadicto y hasta qué punto le afecta. Psiquiatra escáner y cuantos medios de diagnóstico permitan las zonas de neurología de la sanidad pública. La existencia o no de factores de riesgo la ha de determinar la psiquiatría, los análisis clínicos de la química del cerebro, los tacs y todos los instrumentos al alcance de la ciencia. Y ese diagnóstico en un auténtico “derecho humano” amparado por la Constitución que a todos beneficia. A la sociedad que puede respirar tranquila cuando tenga la seguridad de que, los delincuentes enfermos mentales, estarán en un psiquiátrico penitenciario. Que los hay. Pero para pobrecillos esquizofrénicos o dementes violentos. Que yo conozca personalmente Sevilla y Fontcalent en Alicante. Cuando harían falta diez veces más para intentar curar a los delincuentes aquejados de enfermedades mentales. Que son muchos y sin diagnosticar. Y hacerlo por el bien de la sociedad. Un favor para el depredador o el psicópata que estarán controlados y medicados y un favor para la ciudadanía que tendrá la tranquilidad de saber que dementes peligrosos no andan callejeando y metiéndose en los portales. Y eso va también por los Menores aunque de ellos hablaré en otra ocasión.

 

Pero ¿Saben cuándo derogaron la ley republicana de vagos y maleantes con su determinación de la “peligrosidad social”?. Pues eso, no se lo pierdan. Fue cuando el caballo comenzó a galopar por las ciudades, maldita heroína asquerosa y como no se conocían bien los efectos, cientos, miles de criaturas se engancharon a ese veneno y comenzó una década larga de atracos y delitos violentos. Y la heroína entró en las cárceles, irrumpió como un tsunami y con ella la violencia y los motines. ¿Recuerdan a los presos de la COPEL que incendiaban las cárceles? Casi todos atracadores, casi todos desesperados en aquellas prisiones cochambrosas que han permanecido hasta antes de ayer. De haber existido la ley de 1932 en lugar de a los borrachos se la hubieran aplicado a los drogadictos y tal vez el problema no habría alcanzado tal dimensión ni emponzoñado tanto a una generación que en buena parte acabó perdida. De la heroína el sida. Y miles de vidas sin oportunidad porque no existía información ni educación. ¿Cadena perpetua para los peligrosos irrecuperables muchos de ellos enfermos sin diagnosticar? Sí. Por supuesto. Pero educación perpétua también. Decía la madre de Millán Astray al legionario cuando era pequeño “¡Niño, estudia, que de los libros sale el pan!”. Y de la educación y el amor por el conocimiento con lo que conlleva de fuerza de voluntad y sacrificio, sale la vida misma y con nuestros cerebros parimos derechos y libertades porque “conocemos y sabemos”. Y si nos equivocamos, mejor, otra experiencia para saber más.

 

No obstante yo hablaba de la necesidad de reformar las leyes penitenciarias con la figura del psiquiatra que diagnostica como referente capaz de determinar que ese “preso ejemplar” que es el más pelotillero del módulo y que está por violación ¡cualquiera lo diría con lo bueno y educado que es! Es un sociópata depredador sexual con una capacidad de fingimiento excepcional, como todos ellos. Y que no se va a curar. Y que siempre será un peligro para sí mismo y para la sociedad y aunque cumpla treinta años en prisión su mejor fin es siempre estar en un psiquiátrico penitenciario de ordenanza, para que progrese. Mientras se medica. La prisión permanente es necesaria. Y repescar la antigua ley republicana también. Y a los Derechos Humanos se les dice que si los defienden cobrando por su defensa y haciendo de ello su medio de vida y de llevar el pan a su casa, que tal vez estarían mejor luchando en alguna dictadura, porque se realizarían más. Y a la prensa de izquierdas financiada por la red de sociedades y oenegés de Soros y los globalistas recordarles que ellos han sido afortunados por defender sus rencores con un sueldo. Que miles de personas estaríamos dispuestas a vomitar rencores y abominaciones varias por un sueldo. Y otras no estaríamos dispuestas. Aunque la cosa esté muy mala.

 

En fin que la Ley de Vagos y Maleantes de 1932 es de la II República por lo que ese mix vomitivo de izquierda radical y gandules subvencionados que representan el espectro “progresista” no la pueden criticar. Ni odiar. Ni sentirse agraviados. Bastante tienen con odiar a Trump, a Putin (aunque ese les da más miedo) al cristianismo, a Vox y a los judíos.

 

Como diría Matteo Salvini: vafanculo.

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Comentarios (1)
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  • marisa62

    marisa62 | Jueves, 10 de Enero de 2019 a las 11:31:08 horas

    quisiera imprimir esta noticia, como puedo hacerlo, gracias

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