Marruecos
Marruecos, la vergüenza de un país que no protege a sus nacionales, retratado ante el mundo
La falta de salida socio económica hacia buena parte de su población contrasta con el nivel de vida de sus élites

No verán a ninguna formación política en España, sobre todo de izquierdas, criticar mínimamente las diferencias sociales y económicas existentes en el vecino del sur. No oirán, ni leerán ninguna ácida palabra contra un régimen que maltrata a buena parte de su población que, sin estudios, sin formación están abandonados en su mayoría por un Gobierno, el marroquí, que además fomenta que sus propios nacionales huyan de su país a riesgo de sus vidas tratando de alcanzar el sueño europeo.
En su doble estrategia de adelgazar población que contesta en las calles y clama contra un Gobierno y una administración que baila con la corrpución, incapaz de dar salida a sus jóvenes, y asimismo la utiliza como arma arrojadiza contra sus socios europeos para exigir aún más ayudas económicas que finalmente no revierten en programas asistenciales, sociales o de resurgimiento económico para su propio país. Si no que, como buen ejemplo de país africano, los fondos sólo alimentan a sus élites.
Jóvenes sin salida, ni siquiera los que sí disponen de verdadera formación (médicos, profesores...) hallan posibilidad de progresar en su Marruecos natal.
Mientras la Monarquía, que impregna su poder absoluto y monopoliza la política y la economía para su beneficio, sólo juega el papel escenificado de ser el salvador de su país, y así se fomenta desde la prensa marroquí dependiente del régimen creando un halo artificial entre su población que, increiblemente, idolatra a su Rey como figura divina... eso es lo que le salva.
Son los políticos y los administradores de los territorios los que son tachados de incompetentes pero que emplean igualmente su poder directo contra la población, sobre todo en el norte.
La masiva salida de jóvenes huyendo de Marruecos este fin de semana, con imágenes que han podido ser vista en toda Europa, suponen una vergüenza como supuesto país que quiere fomentar su sociedad preferente con la Unión Europea. Marruecos no es un país homologable para la Democracia, lo saben los países occidentales que lo soportan como mal menor al ser el vecino más cercano de Europa en su suroeste. El supuesto control del terrorismo internacional (con marroquíes activistas en la radicalidad islámica), el supuesto freno y contención de la inmigración africana supone a Europa y a España un coste elevado de recursos económicos que, finalmente no es empleado para le beneficio de la población marroquí, ni de su proyecto de futuro.
Marruecos es un país complejo, que juega a todas las bandas, que pretende ser ejemplo de moderación entre los países occidentales, pero que en realidad ejerce políticas matonistas y chantajistas que, de puertas para adentro, conocen los países modernos de occidente, que lo soportan hasta que en algún momento alguien diga basta.
Marruecos es un país con unos recursos naturales envidiables, con un potencial económico manifiesto que lamentablemente no es capaz de aprovechar para el beneficio común de sus nacionales, ni del desarrollo homogéneo en su territorio. El día que lo haga será ese país que sueñan los marroquíes, pero que hoy en día su administración y su organización elitista, ultrajerárquica, se lo impide.
Hoy Marruecos se ha señalado públicamente como un país que no protege a sus nacionales, retratado ante Europa.





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