La situación económica en recesión, el PIB marroquí caerá un 7% según datos del Banco Mundial y del FMI, motivada por las escasas expectativas y la deficiente política empleada en el sostenimiento económico de la población con proyectos de industrialización que cursan lentos y con una más que ralentizada tramitación administrativa, y todo ello, azuzado por la situación de la Pandemia del Coronavirus que sigue golpeando a Marruecos pese a sus intentos de vacunación masiva, está provocando una respuesta social agitada fundamentalmente entre los jóvenes del país magrebí, y concretamente, la desesperación se siente muy presente entre los habitantes de las localidades próximas a Ceuta que, tras el cierre decretado de la frontera con España, han visto cercenada sus posibilidades de ingresos.

Un tercio de los jóvenes de entre 15 y 24 años ni trabaja ni estudia; menos del 30% de las mujeres forman parte de la población activa y el 55% de los trabajadores desempeña su labor en el denominado sector informal (economía sumergida de muy baja remuneración), según datos del último informe del Banco Mundial en el Magreb.

El sector servicios está hundido. En el norte los últimos en quedar seriamente tocados ha sido el gremio del Taxi, pero el de la Hostelería (cafeterías, restaurantes, hoteles) con la llegada del Ramadán y la decisión gubernativa del confinamiento nocturno desde las 18:00 horas hasta las 05.00 horas, de obligado cumplimiento, ha levantado las últimas protestas.

Vídeos y fotos animando a los que aún no han salido

Mientras los jóvenes, desesperados, no hallan forma de salir de la situación, sin respuestas de su Gobierno, Marruecos mira para otro lado en tanto son decenas los que diariamente tratan de alcanzar a nado las costas de Ceuta (España), huyendo de su país. Sobre todo, motivados por los videos y fotos que, los que ya han logrado llegar a la ciudad autónoma, suben a las redes sociales desde las instalaciones en los que son atendidos, vestidos, alimentados... y en los que muestran su 'éxito' (casi el 90% de los residentes del CETI son marroquíes). Ese es su primer paso. El segundo es intentar dar el salto a la península, o bien contactando con redes clandestinas ubicadas en Ceuta, o bien tratando de 'colarse' en algún ferry con destino a la península, enganchados a cualquier elemento desde el agua tras sortear la seguridad perimetral del Puerto de Ceuta. Incluso solicitando asilo, como ya han tramitado unos 200 marroquíes en las instalaciones del CNP en el Tarajal.

Marruecos, de este modo, se descarga de protestas sociales mirando para otro lado mientras adelagaza su poblacion joven en las localidades de Castillejos y Rincón, y cargando con esa responsabilidad a España y, de paso, provocando desazón económica a Ceuta, sabedor de que la administracón ha de velar sí o sí por la atención al inmigrante.

España tiene un frente preocupante con Marruecos, sobre todo ante la insistencia marroquí de mantener el bloqueo fronterizo de Ceuta y Melilla hasta que el Gobierno de Pedro Sánchez reconozca marroquí el Sáhara y atienda aún más sus demandas territoriales, económicas.

Si la emigración ilegal de sus jóvenes nacionales son parte de la acción-inacción de la política marroquí, otra de sus bazas está en el control de la inmigración subsahariana. Alrededor de Ceuta, en los bosques marroquíes, se encuentran emboscados cerca de un millar de inmigrantes, que están logrando acceder a la ciudad autónoma por goteo (1-3) diario a través del doble vallado recién reformado por España, sorteando curiosamente el perímetro con concertinas instalado en su territorio, en paralelo a la línea fronteriza.

El conflicto está servido.