La triste noticia del fallecimiento de Paco Olivencia es de las que, por mucho que se esperen, te atraviesan si eres de aquellos quienes a lo largo de las últimas décadas has mantenido contacto, charlas, opiniones... con alguien tan destacado como él. Varias anécdotas con Paco quedarán para mí como testimonio y recuerdo de tan excelsa figura, que lo fue, para Ceuta.

Los dos Pacos (Olivencia y Paco Antonio) formaban una dupla de alto peso y de influencia en favor de Ceuta y los ceutíes que la historia sabrá colocar en su destacado lugar.

Al menos una de esas anécdotas, la voy a compartir. En sus viajes juntos de Madrid a Ceuta y viceversa -diputado y senador- siempre conducía Paco Antonio. Un mal día de lluvia por la larga e inacabable llanura manchega, en el interior del coche se oía: "pío, pío, pío...". Paco Antonio preguntó a Olivencia: "¿Qué dices Paco?". El senador con su ironía exquisita contestó: "Por si me muero que no se diga que lo hice sin decir ni pío..." Risas en el coche.

He escuchado hoy al presidente de Ceuta decir que Paco Olivencia era un referente y muy importante en la trayectoria personal de Vivas. Lo fue, seguro, porque su inteligencia, su capacidad analítica y prospectiva, añadidas a la extensa experiencia adquirida, causaba enseguida en el interlocutor el impacto de saber que se escuchaba a la mesura y a un intelecto privilegiado.

Paco Olivencia y Paco Antonio, Paco Antonio y Paco Olivencia. No se entendería el Partido Popular (antes Alianza Popular) sin ellos. Ni siquiera Ceuta se entendería hoy en día sin su activo paso por el servicio público. Dos personajes absolutamente dignos para no ser olvidados.

Yo jamás me olvidaré de Paco Antonio y de ensalzar por siempre su figura como hombre, como político, como persona y como defensor a ultranza de España y de Ceuta. Desde hoy tampoco me olvidaré de Paco Olivencia, por las mismas circunstancias que las de González Pérez.

Claro que ambos se merecen un lugar en Ceuta para su permanente recuerdo. Yo firmo donde haya que hacerlo para que así sea. Honrar a los grandes es una obligación. Para mí lo es y espero que lo sea para muchos.

No entendería yo un interesado olvido que calificaría y retrataría a la persona olvidadiza.

Los nombres de los dos Franciscos, Francisco Olivencia Ruiz y Francisco Antonio González Pérez deben tener un lugar de permanente recuerdo en la tierra donde dejaron su alma. Espero que se recoja el guante.

Nos quedamos muy huérfanos, se nos van los grandes.