Marruecos, que está -de momento- frenando los accesos de inmigración subsahariana pese a contar con una bolsa de varios centenares en los bosques próximos a Ceuta, permite con cierto desdén e inacción que sus propios nacionales emigren clandestinamente hacia las playas de la ciudad autónoma sortando los espigones fronterizos o alcanzando los arenales ceutíes próximos a los límites territoriales tanto por el norte como por el sur.

Si marzo concluyó con la llegada a Ceuta de 97 inmigrantes registrados por la Brigada de Extranjería del Cuerpo Nacional de Policía, este fin de semana correspondiente con el puente de la Semana Santa, los funcionarios policiales han cuantificado 24 entradas irregulares que han logrado 'colarse' en la ciudad pese a estar la frontera cerrada y Marruecos no querer saber nada de sus nacionales, jóvenes y menores, que han alcanzado territorio español.

Alerta por Ramadán

La llegada próxima del mes sagrado de Ramadán, a mitad de este mes, provoca la alerta de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La Guardia Civil, custodio del perímetro fronterizo mantiene un servicio regular de vigilancia aérea conocedores de la importante bolsa de inmigración subsahariana emboscada en Marruecos a escasos kilómetros del perímetro fronterizo, que aguarda al momento propicio para intentar acceder a las cercanías del vallado, o sortearlo marítimamente bordeando los espigones ante la posible bajada de vigilancia marroquí en esas fechas de inicio de festividad en el vecino país.

Ceuta, que guarda con complicada estabilidad la situación de la pandemia, se vería abocada a una excepcionalidad de compromiso asistencial en caso de producirse cualquier enttrada masiva de inmigración irregular, situación temida aunque no por ello esperada.