VOX: ¿Por qué dicen “ultraderecha” cuando son identitarios y monárquicos?
La izquierda padece “hemofilia política”. Sus “heridas” nunca dejan de sangrar. Y menos aún las de esta izquierda cutre que padecemos y que comprende un amplio abanico que va desde un Podemos republicano confeso, pasando por unos nacionalistas que lo único que quieren es dinero y de paso que nadie levante el pico de la alfombra, hasta un patético PSOE condenado al ridículo por el postureo y los viajes del presidente Sánchez.
Cuando se detesta a un adversario, en ese encono, hay cierta dignidad. Cuando lo que recibe son burlas y chistes en facebook lo indigno está patente. Por mucho que se trate de ir de líder de la ignominiosa globalización y por muchas reuniones con Soros se camuflen. Ya saldrán a la luz. Y por ahí estará el gran Putin, enemigo declarado del magnate de la globalización y las oenegés financiadas, olisqueando. Malo, malo.
Pero lo curioso o no tan curioso imaginando las cantidades que se manejan en la “globalización” (naciones sin identidad propia, sin Historia y por lo tanto sin futuro) es el encono que despierta Vox en la izquierda. Aunque agravios tienen muchos y por tanto sus heridas son capaces de empapar la producción mundial de compresas Tena Lady. Aborrecen a Vox, a Trump, a Rusia, a Visegrado, al cristianismo, infinitamente más a Israel, aprovecho para decir mi “Am Israel Jai”, detestan a todo aquel que reivindica el orgullo por su patria, su Historia y su bandera. De ahí la “ultraderecha” y más aún si es decididamente monárquica y manifiesta su apoyo al Rey como hace Vox. También el PP en su estilo menos contundente y algo Ciudadanos, aunque tras salir uno de ellos, político catalán, alabando públicamente a Soros es para no fiarse. “A los tibios escupiré de mi boca” advertía Jesús de Nazareth.
Salvini en Italia, Orban en Hungría, la emergente Alternativa por Alemania, Austria, República Checa, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Rumania, Bulgaria, Vladimir Putin en Rusia, Australia, EEUU con Trump, China, Japón, Brasil, pierdo la cuenta… Pero todo aquel que diga e imponga “Mis nacionales los primeros” es “facha, racista, xenófobo, insolidario, ultraderecha”. Pues es un honor, pertenezco a esa categoría de países a quienes la izquierda globalista aborrece porque protegen sus fronteras y a sus ciudadanos.
Lo cierto es que los primeros en protegerlas con uñas y dientes son Arabia Saudí, Irán , los Emiratos y todos los ricos países árabes, pero de esos no se habla. Y de Iran y sus dineros “mejor no meneallo”, por ahora. La izquierda sangrante jamás les criticará ni se meterá con ellos. Bastante ocupados están acosando a quienes no comulgan con sus ideas fanáticas y todo ellos tras largos años en los que, los españoles, hemos tenido que tragar en las manifestaciones, viendo causar estragos, a los “antisistema”, atacando a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Y maniatados porque, si en La Línea de la Concepción un tipo se enfrenta a un policía la Ley se aplica a rajatabla y le cae la mundial. Como Dios y el Código Penal mandan. Pero si pasa en Cataluña o en el País Vasco las leyes son otras, claro, los gaditanos no son “antisistema profesionales y financiados” (de algo tienen que echar los avíos al puchero y pagar la luz). Y se ha venido aguantando por obra y gracia de desastrosos Ministros del Interior y de politización de la Justicia. Y de manipulación de los medios de comunicación, esos que ocultan si el violador o el maltratador es de origen extranjero. Censura y consignas que se van a acabar. Pronto.
Y se aplicarán los delitos contra los sentimientos religiosos “también de cristianos y judíos” no como hasta ahora donde han zaherido, insultado, blasfemado y atacado a religiones sin ninguna consecuencia. La gente se harta, se satura, no aguanta la tolerancia que disfrutan siempre los mismos. De ahí el fenómeno identitario y monárquico de Vox con una reflexión “Vamos a atrevernos, peor no vamos a estar”. Y el pueblo se atrevió. Y los hemofílicos de la izquierda, que siempre buscan en las cunetas y nunca en Paracuellos, ni ponen velas en memoria de las víctimas de las antiguas checas, esos se quedan pasmados y toda referencia a la “ultraderecha” les parece escasa y el machaque poco contundente. Están acostumbrados a que se les tema, que los ciudadanos se amedranten con el anuncio de sus rabietas.”Pero…¿Qué coño está pasando?” se indignan desde sus sueldos seguros por el escaño o sus chalés horteras y Falcon va Falcon viene.
Pues pasa que los españoles han perdido el miedo. Y prefieren incluso la incertidumbre a sufrir más humillaciones. Cuando se encierra a un gato en una caja hay que dejarle un boquete para que se pueda escapar. Y Vox, el escarnecido, ha representado ese boquete y por ahí se están escapando los españoles. ¿Identitario? Soy español y me encanta. ¿Monarquico? Si a los otros no les gusta es que es mejor.
Identitario, monárquico y un antídoto contra el miedo. No busquen más, es Vox.
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