
La Legión me dejó el último escalón
Era la tarde noche de un Viernes Santo y como se dice por Ceuta la Cuna de La Legión parecía que el Coronel Quintana-Lacacci había "traído el agua" habida cuenta que el Martes Santo con el Encuentro y el Viernes Santo, donde también salía el II Tercio acompañando al Santo Entierro, llegó la lluvia y si entre el Encuentro entre La Esperanza y el Nazareno la lluvia dio un poco de tregua, la salida entre El Cristo de la Encrucijada y María Santísima del Amor sólo dio el respiro de unos cien metros desde el Templo.
Aquello parecía el diluvio mundial y la gente salió corriendo despavorida pero aquella huida se concentró en un lugar, la marquesina del Parador La Muralla un lugar que forma parte del compendio de la Plaza de África donde convergen la Parroquia de Santa María de África la Alcaldesa Perpetua, el Palacio Autonómico y la Comandancia General así como el Monumento a los Caídos por la Guerra de África.
Y llegamos también a refugiarnos pero sin saber que en nuestros corazones se alojaba el Espíritu Legionario porque al llegar no había sitio para todos mientras a mi vera esperaba órdenes una compañía de la IV Bandera Cristo de Lepanto del Tercio Duque de Alba.
Cuando toda mi familia parecía que se podía refugiar bajo la marquesina ante el tremendo chaparrón llegó una mujer con el carrito de un niño y no sabía para donde mirar y sentí la llamada legionaria, la llamada de La Legión, "señora aquí tiene mi sitio" y me quedé a cielo descubierto a la vera de mis legionarios.
Como me dijo Paco Menchén "Javier a García Aldave no valen paraguas, si nuestros Legionarios se ponen empapados en la formación nosotros también", Don Francisco Sánchez Menchen siempre tuvo el corazón en un puño compartido con nosotros no en vano al toque de Oración era un mar de lágrimas en memoria de su hijo, el Sargento Don Carlos Sánchez Pérez quien estuvo con su V Bandera Gonzalo Fernández de Córdoba hasta el último momento de su vida a bordo del BMR.
La compañía de la IV Bandera esperó la orden de retirada ante aquel tremendo aguacero y allí esperamos los dos juntos , el Tercio y este que rescata unas letras que se podían haber perdido en un cajón.
Una vez que se refugiaron en los hangares de la Comandancia General los Legionarios ya pensé en emprender el camino de regreso para llevarme a la familia pero como el agua seguía cayendo por acto reflejo quiste entrar en los hangares a refugiarme por un instante.
"Oiga usted no puede pasar" y sin dudar un instante como bien nos dejó nuestro Fundador José Millán Astray en un Catecismo de nombre Credo, el Quinto Mandamiento, el Espíritu de Sufrimiento y Dureza "El Espíritu de marcha: Jamás un legionario dirá que está cansado, hasta caer reventado. Será el cuerpo más veloz y resistente", así que con traje y corbata y calado hasta los huesos emprendí el camino a paso ligero hasta llegar a las Puertas del Campo donde estaba aparcado el coche.
Han pasado dieciocho años de aquel momento divino de estas noches preciosas que nos guarda cada cierto tiempo nuestra Ceuta, la Ceuta que acogió la Primera Bandera en la Posición A, la que tiene por nombre El Pico de los Monos o el Cerro de la Niebla, quien sabe si aquel niño del carrito solitario hoy día es un Caballero Legionario y lo recuerdo con emoción formando parte del Tercio Duque de Alba II de La Legión.
La opinión de Ceuta Ahora se refleja únicamente en sus editoriales. La libertad de expresión, la libertad en general, es una máxima de filosofía de este medio que puede compartir o no las opiniones de sus articulistas
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.21