El "enchufe" de la pareja del que fuera Director Provincial de Educación, Juan Bosco de Alba, con los hechos probados que se le imputaban  (las irregularidades que concluyeron en la obtención de una plaza de interina sin carga lectiva  y sin haberlo solicitado el director del centro en cuestión, el Abyla), no tuvo el recorrido de escándalo por corrupción que debería, porque el PSOE le puso sordina y nunca se hizo público el contenido del informe que determinó su fulminación. Un informe que, al decir de quienes lo conocieron, era demoledor por los niveles de nepotismo acumulado.

La Delegada del Gobierno, pronto puso cerrojazo a este caso de corrupción socialista, más propio de "socialistos", porque no es lo mismo predicar que dar trigo o repartir cargos, prebendas, y beneficios mil para los próximos, allegados o familiares. El abanico es muy amplio tanto como el pastel a repartir.

Si este episodio ocurrió en octubre, pocos meses después saltó otro escándalo, que originó la alarma de sindicatos como CC.OO Sanidad y CSIF: la vacunación en el estado de alarma no despegó los labios para pronunciarse en nada y, cuando meses después el Gobierno de Sánchez pasó las competencias en la gestión sanitaria a Juan Vivas, emitió un comunicado, porque ella de hablar poco y mal, que en este comportamiento más me pareció propio de película: "Salvar al soldado Ryan".

Lo cierto es que el complaciente Juan Vivas, el mismo que forzó la dimisión de su consejero de Sanidad, Javier Guerrero, por la presión mediática y política de que se había vacunado indebidamente, miró para otro lado en el caso Jesús Lopera. Y al igual que todos aquellos que "lapidaron" a Guerrero mantenían un silencio cómplice con la corrupción del PSOE. Solo nos queda la esperanza de la decisión que la Fiscalía adopte en este presunto contubernio (no judeomasónico, sino político), porque ni Mohamed Ali, ese "adalid" de la legalidad bochornosa que practica, ni Manuel Hernández, otro que tal baila, calla y otorga (aunque su enfrentamiento con la Delegada del Gobierno es público y notorio), que ha recibido consigna de no atacar a Ory (todo sea por el pacto PP-PSOE), y el propio Vivas,  a quien cuando se le pregunta por ciertos desmanes ( "a partir de ahora los muertos son tuyos" sic Manuel Hernández), cuando se le pregunta por la "herencia" mortuoria en situación de cogobernanza con Salvador Illa impartiendo doctrina de gestión sanitaria con la filosofía que sus conocimientos le atribuían, se limitaba a decir:"Yo no tengo enemigos, solo cómplices". ¡Y que lo diga! Cómplices en querer hacernos comulgar con ruedas de molino y querer hacernos lo blanco negro.

Alguien de la izquierda sensata, ha llegado a decir: "Lopera es el mismo caso que Guerrero. Y si no dimite aquél, éste debería ser restituido en su cargo". ¡Qué ilusos algunos! ¿No se dan cuenta que la poca verguenza carece de criterio y coherencia?

Hablando de PSOE no podemos guiarnos por criterios de sensatez y mucho menos ideológicos. ¿Recuerdan que Albedro Nuñez dimitió de secretario general del PSOE cuando Ramón Jáuregui, le planteó en el Hotel Tryp, entonces, que había de pactar con el PP de Jesús Fortes para que no gobernara el GIL? Pues Alberto, hombre honrado y leal a su partido, a lo que representa, dimitió para no cometer esa felonía de la que ahora Manuel Hernández, no ha tenido problema en asumir, todo sea "por la pasta". ¿Alguien se ha creído que en el seno del PSOE no hay gente muy respetable que no le perdonará a Manuel Hernández esta traición ideológica de darle aire al mayor enemigo político? ¿Alguien cree que esto no lo va a pagar más pronto que tarde este personaje de sainete manejado por los poderes fácticos de este pueblo?

Hoy, el "trío calavera" del PSOE en la Asamblea (Hernández, Gutiérrez y Cristina Pérez) se están cubriendo de gloria arrastrando al barro unas siglas más que centenarias, una ideología que  identifica a tantos socialistas muy respetables, gente que deberían decir "¡basta ya!" antes de que sea demasiado tarde.

El PSOE no puede convertirse en un mercado persa del compro, vendo, cambio, más que les pese a quienes quieran verlo hundido de la mano del PP que ya va sin rumbo y naufragando, y que ha encontrado su flotador salvavidas en un Partido Socialista al que Manuel Hernández hace tiempo que le hizo perder la brújula.

No se engañen: los 7 escaños de Hernández son fruto de la "operación" TRACE de Gutiérrez, de la "operación Príncipe" de Adil Mohamed (hoy asesor de Cristina Pérez, las colocaciones son siempre para los mismos), y de la torpeza mayúscula que cometieron Mohamed Ali y Fatima Hamed de pedir a su electorado el apoyo en las urnas al PSOE, en las Elecciones Generales, que le supuso en las locales, que ese "tsunami" de votos prestados al PSOE, se los arrebataran para mayor gloria de quien se creyó la gran esperanza roja del socialismo local. Ahí hubo pecado político y bien que lo pagaron los dos partidos localistas. Ya saben: Roma no paga traidores. Que más de uno se vaya aplicando el cuento.