Creo que fue Aristóteles el que dijo que sólo los dioses y los animales viven solos. Unos, porque en el Olimpo no necesitan comunicación al ser autosuficientes, y los otros, porque actuaban por estímulos. O sea, en medio podíamos poner al ser humano y preguntarnos cuáles son sus necesidades.

Desde determinados campos del conocimiento ya han respondido: el hombre es una "animal de realidades" y eso le lleva al peligro de perderse. Papelón el nuestro cuando eso le pone ante soluciones "inaccesibles". Sea como fuere, debemos andar dentro de algo parecido. Por un lado, la piel de la Tierra se encuentra fuera de control, como que nos expulsa de ella en cualquier siglo de estos...

Por otra parte, mucho se habla del gran avance de la tecnología, como si eso fuera siempre bueno, y poco de los riesgos éticos de la manipulación genética. Sí, éticos, no me refiero a los riesgos de la salud más o menos básicos.

Sobre virus y vacunas, una precisión: los primeros han vivido entre nosotros desde los tiempos de la cueva. Las vacunas de laboratorio han venido muchos miles de años después. ¿Entonces, la cosa ahora es guay? Pues no. Me da que nuestros dioses del Olimpo han dejado de enviar mensajeros a los de abajo, con sus correspondientes certificados de buenas conductas, porque ya estamos en otra onda. Nos autoabastecemos de todo. Somos colegas que tomamos unas birras y lo pasamos bien mientras los laboratorios y la rapiña de los recursos naturales trabajen para darnos una falsa sensación de progreso.

Además, la presente generación es “la mejor preparada de todas”. Dicho así, pues vale. Me da que los seres humanos siguen en la edad de la inocencia. La que lleva de manera constante a la búsqueda del Paraíso perdido. Eso nunca ha existido. Y además, la frustración posterior ha generado a lo largo de la historia una reacción catastrófica.

El ser humano sí es el que se ha perdido. Pobrecito. Mira a la clase política global para que lo solucione y, encima, espera sentado. Angelito. Desconoce que él es el valor absoluto que le puede salvar en unión de otros como él. Ha perdido y quizás corrompido su principal valor como motor de esperanza. Una pena. Pero puede ser que su inteligencia se haya extraviado por falta de uso.

Para solucionar esto sería necesario mirar algo menos hacia fuera y algo más hacia dentro. Fueron muchos los que dijeron que éramos lo mejor de la Creación. Ummm, no sé, no sé... Puede que sí, pero a ratos. Ahora debería de ser uno de esos ratos. Pero miramos tan cerca, que cualquier frasecita en las redes sociales o medios de comunicación nos vuelve locos. Que si tal o cual o que uno le ha respondido al otro y el otro al uno.

Los dioses del Olimpo se han aburrido de nosotros y les hemos sustituido por los “polidioses”. El ser humano experimenta con su futuro. Que no cunda el pánico, puede funcionar durante unas décadas. Después, vuelta a empezar, pero peor.