El Ministerio de Sanidad, en su documento 'Estrategia de vacunación frente al COVID- 19 en España' concreta las líneas maestras de actuación y destaca la necesidad de marcar un orden de prioridad de grupos a vacunar según vayamos teniendo dosis vacunales. Un documento que la Federación de Sanidad de CCOO ha valorado en un comunicado de prensa, donde detalla que la estrategia "sigue los principios de igualdad y dignidad de derechos, necesidad, equidad, protección a la discapacidad y al menor, beneficio social y reciprocidad". 

Además, el documento menciona que durante su aplicación imperará la participación, la transparencia y la rendición de cuentas. Una vez valorados los riesgos de morbilidad grave y mortalidad, de exposición, de impacto socioeconómico y de transmisión se concluye que el orden de vacunación debe ser el siguiente: 1. Residentes y personal de residencias de mayores y con discapacidad. 2. Personal (sanitario o no) que trabaje directamente con pacientes covid, muestras de riesgo, administrando vacunas. 3. Otro personal que trabaje en centros sanitarios y sociosanitarios. 4. Grandes dependientes.

Las actualización de la estrategia de vacunación contempla además -continúa CCOO- aclaraciones para que no haya dudas sobre qué personas se incluyen en cada grupo. "La epidemia supone un gran estrés social, pone en grave riesgo tanto a trabajadores como a personas vulnerables y la pulcritud ética y el estricto cumplimiento de la norma son de una importancia clave. Esa ética tan esencial (y de la que los gobiernos de izquierdas tanto alardean) volará por los aires si se confirma que los directivos del INGESA en Ceuta se han vacunado". "Tal y como acabamos de exponer, el orden de vacunación está claro y en ningún momento incluye personal directivo o de gestión".

"La mitad de la enfermería, un tercio de los médicos y porcentajes aún mayores del resto de personal del INGESA permanecen aun sin vacunar (del personal temporal ni hablamos). Nos parece mezquino que el personal directivo se haya saltado el orden de vacunación. Los  mismos directivos que deben velar por la seguridad de sus trabajadores han obviado cualquier consideración ética y se han adelantado. La situación recuerda al tristemente famoso capitán Schettino que viendo cómo se hundía el crucero que comandaba (con 4.000 personas a bordo) fue de los primeros en montarse en el bote salvavidas".

"La ruptura de la estrategia de vacunación no se limita a los principios éticos sino que alcanza la transparencia que la estrategia consagra como la mejor forma de proceder. No solo obtenemos silencio cuando preguntamos qué directivos se han vacunado sino que la prensa afirma que el INGESA se niega a facilitar datos concretos de vacunación (suponemos que haciendo un uso espureo de la ley de protección de datos)." 

"Deberíamos estar criticando decisiones de gestión, gasto, acuerdos de bolsa de trabajo...etc. Por desgracia en lugar de eso estamos intentando aclarar si los directivos que velan por la seguridad de los trabajadores y por la correcta aplicación de la estrategia de vacunación han despreciado las más mínimas normas éticas y de ejemplaridad. Esperamos su respuesta y la asunción de responsabilidades (o decisiones por parte de los máximos responsables) en el caso de que las sospechas se confirmen".