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Patricia Gardeu
Jueves, 31 de Diciembre de 2020
Igualdad / Navidad 2020

Juguetes: la “dictadura” estereotipada de los anuncios publicitarios

En el 71 % de los anuncios de juguetes, los niños son asociados a guerreros, héroes o aventureros; en el caso de las niñas, en el 32,7 % se las vincula a arquetipos de belleza y en el 35,5 %, al ámbito del hogar

Darío jugando a la 'cocinita'. Foto: GardeuDarío jugando a la 'cocinita'. Foto: Gardeu

A Darío le encanta jugar con su cocinita. Papá Noel le trajo una fábrica de helados. Pero a los Reyes Magos le ha pedido un Spiderman. Porque además de cocinar, le gustan los superhéroes. Al igual que a su amiga Laura; a ambos les encanta ponerse la capa y el antifaz y salvar el mundo, sentirse héroes. A Alicia, otra de sus amigas, no le gustan los superhéroes sino los dinosaurios. Y a Daniela, su prima mayor, le gusta la acción y el manga. Los niños y niñas no saben de prejuicios, al menos hasta que las familias y el entorno se los inculcan. Sin embargo, es difícil cuando nace un bebé encontrarle ropa que se salga del rosa y del azul, y cuando ese bebé va creciendo, más allá de los juguetes de los primeros meses, nos encontramos con que siguen estando totalmente diferenciados los pasillos de las niñas, de los pasillos de los niños.

 

En el 71 % de los anuncios de juguetes, los niños son asociados a arquetipos que representan a guerreros (33,3 %), héroes (22,2 %) o aventureros (15,6 %). Solo en el 13,3 % de los casos están relacionados con el ámbito del hogar y los cuidados (8,9 % en rol de cuidador/padre y 4,4 % en el de amo de casa). Sin embargo, en el caso de las niñas, en el 68,2 % de los anuncios se las asocia con arquetipos de belleza (32,7 %), y en el 35,5 % se las vincula al ámbito del hogar, ya sea como ciudadoras o como madre/esposa. Solo el 7,4 % de los anuncios las presentan como guerreras y solo en el 3,7 % son heroínas.

 

Estos datos son el resultado del estudio ‘Publicidad y campañas navideñas de juguetes: ¿Promoción o ruptura de estereotipos de roles de género?', elaborado por el Instituto de las Mujeres, del Ministerio de Igualdad. “La publicidad en los juguetes sigue siendo enormemente sexista”, lamenta Beatriz Gimeno, directora del Instituto de las Mujeres. “Las industrias jugueteras se resisten mucho a los cambios y van a lo que ellos creen más seguro, sin querer generar polémica: y lo seguro es lo tradicional y lo sexista; no ayuda a cambiar”, lamenta Gimeno. La activista también reconoce que no solo la industria, sino las familias tienen un papel esencial: “Los juguetes deben ser para niños y niñas indistintamente, pero a menudo somos los padres y las madres quienes generamos el rechazo si un niño quiere barrer o una niña pide un traje de bombera”.

 

Precisamente en los juguetes asociados a roles es uno de los aspectos en los que el estudio ha señalado una mayor desigualdad: los niños son mayoritariamente representados como pilotos, policías o militares mientras a las niñas se las vincula a la peluquería y a la estética.

 

Marisa Rebolledo, especialista en políticas de género e igualdad en Ceuta, también acusa a la industria juguetera y a la publicidad como las principales responsables de esta situación. “Cada año, desde todos los organismos públicos se hacen campañas en este sentido, tanto desde el Ministerio como desde las Consejerías; en Andalucía llevan 15 años elaborándolas; aquí en Ceuta, hemos gestionado un programa de intervención socioeducativo mediante el cual hemos entregado material a las AMPAS para educar en Igualdad y orientar la elección del juego. El objetivo es regalar juguetes que desarrollen las capacidades de los niños según la edad y sus intereses, no según el sexo. Sin embargo, se avanza muy poco, y el principal culpable es la publicidad, porque los niños y las niñas siguen eligiendo los juguetes según lo que ven en la publicidad, y salvo excepciones, los anuncios continúan siendo muy estereotipados. Además, las grandes superficies siguen teniendo el pasillo rosa y el pasillo azul”.  

 

La dictadura de la estética

Otro aspecto muy grave en este sentido es la sexualización de los juguetes. Según el citado estudio, el 11 % de los anuncios de juguetes sexualiza a las niñas. “Existe una auténtica dictadura de la estética en las mujeres, pero también ya en las niñas, que no mejora la vida sino que la empeora”, explica Beatriz Gimeno, quien recuerda cómo tras las navidades “pocas serán las mujeres que no se pongan a dieta”. Una situación a la que en los últimos años se le ha sumado un aumento en operaciones de estética tanto de pecho como de los labios vaginales.

 

“Si las mujeres nunca estamos de acuerdo con nuestros cuerpos, difícilmente estaremos seguras y pisando fuerte”. “A los hombres se les valora por su capacidad de trabajo, por su intelecto, por su humor... Pero a las mujeres se nos sigue valorando por nuestra apariencia física, y es así más que nunca; a nuestras abuelas no les pasaba y, sin embargo ahora, a los once años, las niñas ya se sienten como un objeto sexual, lo que condiciona su estar en el mundo”, denuncia Gimeno, que agrega: “Es como si las mujeres lleváramos un corset permanentemente pero en nuestras cabezas, nos coloca en un lugar incómodo; y desde los lugares incómodos no podemos crecer en igualdad”.

 

La nueva masculinidad

Sin embargo, y pese a que aún estamos muy lejos de los propósitos, en los últimos años se ha avanzando mucho hacia el empoderamiento de las niñas y mujeres. Pero aún quedan pendientes las nuevas masculinidades. “Están aún muy descuidadas -apunta Rebolledo-; es más fácil educar a niñas en igualdad que educar a niños”. “Se debe a que llevamos mucho tiempo trabajando en empoderar a las niñas, y se sabe que mejora sus capacidades; sin embargo, aún existe mucho rechazo hacia educar a niños en Igualdad, como si se pensara que la nueva masculinidad va a feminizarlos y aún hoy en día se les va a acusar de ‘poco hombres’ o ‘mariquitas’. Por todo ello, aún tenemos que trabajar, y mucho, la nueva masculinidad”.

 

Ante este panorama, la especialista Rebolledo lo tiene claro: “Si queremos que nuestros hijos e hijas se críen en Igualad, tenemos que rechazar los juguetes que perpetúan los roles tradicionales”. También Gimeno es contundente: “Los juguetes no tienen sexo, los niños y las niñas deben poder elegirlos libremente”.

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