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Redacción
Martes, 11 de Diciembre de 2018
Norte de Marruecos

Marruecos teme una respuesta social airada de una población sin salida y sin Ceuta

La tensión social en el norte crece a medida que la Ciudad Autónoma deja de ser la acostumbrada válvula de escape social

Las redes sociales, lugar por donde la juventud marroquí está empezando a perder el miedo en Marruecos, se están convirtiendo en el desahogo por donde se vierten críticas -hasta ahora no antes conocidas- no sólo al Gobierno, sino que -incluso- se centran en la figura de la monarquía por la "inacción" sobre medidas reales que den salida económica a una juventud pujante -mucha de ella preparada- y que no halla encaje de futuro.

 

Si esto de por sí es una fuente de problemas en el corto y medio plazo -la contestación social es evidente-, el peor y más directo escenario en el tiempo se centra en el complicado entorno social tetuaní que pervive de la frontera de Ceuta a la que, por su extraordinaria multitud alcanzada, colapsa a diario.

 

Decenas de miles de marroquíes residentes en la zona norte de Marruecos, limítrofe con Ceuta (Castillejos 80.000 habitantes; Rincón 65.000 habitantes), que han llegado en la última década a asentarse en esas localidades, descubierto el maná del pasaporte que le ofrece un paso sin límites y sin visado a la española Ceuta, han visto golpeado su 'modus vivendi' irregular al tomarse en España la decidida acción de limitar el acceso a la ciudad autónoma de aquellos que por el ímpetu de portear bloqueaban a pie y por carretera la salida normal que debe regir un paso fronterizo internacional.

 

En estas ya dos semanas de intensificación de controles, permitiendo el paso a quienes verdaderamente tienen un quehacer legal en Ceuta y de quienes se comprueba que, en efecto, llegan a la ciudad para cuestiones distintas del porteo, está provocando que miles de marroquíes vean mermada hasta el cero su capacidad de ingresar los mínimos dirhams diarios con los que, de algún modo, alimentar a las familias. Lo que hasta ahora era cotidiano merced a un tránsito brutal de personas y de vehículos dedicadas a las tareas que eufemísticamente vienen siendo calificadas de distintos modos para tratar de ocultar lo que verdaderamente es.

 

En cualquier caso, este hecho puntual, sobre la decisión y la aplicación taxativa de medidas restrictivas que pretende incentivar y ampliar en tiempo y espacio un paso (ya ordenado) como es el Tarajal2 para su utilización como entrada y salida de porteadores, está provocando una respuesta social airada contra las autoridades marroquíes, que éstas tratan de atenuar culpando de la situación a España por la decisión adoptada en 'su' 'Ceuta Ocupada'. Un modo de derivar la tensión actual contra la administración marroquí hacia el vecino 'ocupante', y salvar la previsible embestida social que se pergeña desde las últimas semanas.

 

De no lograr revertir esa idea social de carga contra el sistema marroquí, que no da salida real a las paupérrimas familias residentes en el norte, se avecinan momentos tensos en la vecina Tetuán. Las diferencias económicas son abrumadoras en la misma Tetuán. Los muy ricos y los muy pobres conviven a diario y los muy pobres ya comienzan a perder el miedo.

 

Así las cosas, la frontera -Bab Sebta en el caso de Marruecos y Tarajal en el de España- lejos de recuperar fluidez y orden -que es lo que se pretende-, se está convirtiendo en un escenario diario de colapsos, desorden, caos en el lado marroquí, en el que las autoridades policiales marroquíes ya han pedido refuerzos (que aún no llegan) para soportar esa dinámica caótica a la que se enfrentan regularmente y que no tiene signos de mejora. Antes al contrario.

 

Ese 'problema' que ya está desbordando a la gobernación del norte de Marruecos puede ocasionar respuestas de todo tipo en el corto y medio plazo. De momento, en el corto, cada fin de semana llegan centenares de inmigrantes a las costas españolas. También en el corto, el vallado no tiene, de momento, acercamientos de subsaharianos que están... y se les esperan en próximas fechas. En el medio plazo, esta situación encontrará alguna respuesta marroquí cuando su administración sea el objetivo de las protestas de sus nacionales. Pero antes de todo eso, la propia población del norte, afectada por el estricto control fronterizo español y sus constantes intentos de llegadas infructuosas al paso fronterizo, avisa de movilizaciones. Grupos alentadores ya actúan, las redes sociales ayudan a ello y se suman.

 

En el lado español, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado saben que a alguna incómoda situación se van a tener que enfrentar, lo que no saben es cuándo. Pero se lo esperan.

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