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Redacción
Lunes, 03 de Diciembre de 2018
Sociedad / Tradición Hebrea

Ceuta celebra con la comunidad israelita su fiesta de Janucá

Ciudad, Delegación, COMGECEU y las confesiones religiosas que comparten ciudad estuvieron al lado de la comunidad hebrea

Con el encendido de las luces ornamentales que conmemoran el inicio del Janucá, la Comunidad Israelita de Ceuta ha estado arropada por instituciones y representantes de la sociedad civil y religiosa de la ciudad autónoma.

 

El presidente accidental, Jacob Hachuel, la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos y el comandante general, Javier Sancho Sifre procedieron a pulsar el botón del encendido de las luces ubicadas en las calles anexas de la Sinagoga de Ceuta.

 

En un segundo acto, la comitiva, en la que también formaban parte miembros de todas las confesiones religiosas de la ciudad, se trasladó hasta la Plaza Nelson Mandela, repleta de ciudadanos. Allí hubo palabras de bienvenida y danza inaugural del encendido de las velas. Danza de la Escuela de Rosa Founaud.

 

Una a una, las velas fueron encendidas por cada uno de las distintas confesiones religiosas de Ceuta y de las autoridades civiles y militares.

 

Pero ¿qué es el Janucá?

Janucá es la fiesta de las luces para el pueblo judío. Esta festividad comienza el 25 de Kislev del calendario hebreo y tiene una duración de ocho días. Esta celebración generalmente cae en diciembre, en este 2018 es del domingo 2 de diciembre y terminará la tarde del lunes 10 de diciembre.

 


La festividad consiste en encender una vela distinta durante ocho noches seguidas, además de la vela más alta (shamash). Conforme van pasando los días, se van prendiendo una por una y en la última noche, se encienden todas las velas del candelabro (janukiá), celebrando el milagro de la luz.

 


La fiesta judía de Janucá proviene de la palabra hebrea 'inauguración', ya que en el siglo 2 a.C. en la época del Segundo Templo Sagrado en Jerusalén, el régimen sirio-griego de Antíoco pretendió alejar a los judíos de su religión y asimilarlos a la cultura griega.

 


Los judíos comenzaron una revuelta en contra de esta amenaza a sus creencias y después de tres años, los Macabeos ganaron la batalla milagrosa e inesperadamente, ya que Antíoco contaba con miles de tropas bien armadas. Con la victoria, la comunidad judía logró echar de su tierra a sus opresores.

 


Al entrar los guerreros judíos al Templo Sagrado en Jerusalén, lo encontraron en ruinas y profanado con ídolos falsos, pero al ser reinaugurado el 25 de Kislev debían volver a prender el candelabro (janukiá), pero solo encontraron una pequeña vasija de aceite puro en todo el templo.

 


El milagro que presenciaron fue que el poco aceite que había, ardió por ocho días. El tiempo suficiente para producir un nuevo suministro de éste. Es por esta razón, que desde ese acontecimiento, los judíos observan la festividad de Janucá en honor a la victoria histórica y el milagro del aceite.

 

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