Sería imposible llevar la cuenta de todo lo que nos está costando el primer Gobierno de España que gobierna contra España. El PSOE desnaturalizado, radicalizado, con tan solo 84 diputados, debiéndole todo a los separatistas, filoetarras, y totalitaristas populistas, está destrozando los intereses de España sin importarle nada más que la supervivencia del sanchismo.

La naturaleza aberrante del pacto de gobierno y la naturaleza corrupta de su Gobierno permea tanto al exterior como al interior. No pasa desapercibido que es un gobierno con ministros escaqueadores de impuestos, plagiadores de tesis, falsificadores de curriculums, estrechamente relacionados con las cloacas del Estado, acusados de corrupción en sus largas y oscuras trayectorias políticas, y ahora Borrell sancionado por usar información privilegiada para enriquecerse a costa del empobrecimiento de otros en bolsa. Encontrar a un ministro honesto en el sanchismo es más difícil que encontrar un tuit inteligente de su socio Rufián.

Esto no solo trasciende en la desaceleración económica que estamos sufriendo en tan solo los escasos meses que llevan en el poder, sino también en la vida social con el crecimiento exponencial de los delitos y problemas sociales con inmigrantes ilegales, el aumento incomparable de impuestos y, por supuesto, en nuestras relaciones exteriores.

Los perros siempre huelen a las presas de lejos, y Reino Unido ha percibido la debilidad de este Gobierno de mercachifles políticos que no son capaces de defender tan siquiera la unidad de la nación española. La Primera Ministra, May, sabía que la posición de España para Gibraltar con el sanchismo iba a ser débil, que Sánchez, en su narcisismo imberbe, andaba realizándose fotos con el Gobierno dictatorial cubano, mientras se firmaban los acuerdos del Brexit que dejaba los intereses de España a un lado, despreciando todo lo trabajado por los anteriores gobiernos y tirando a la basura la mejor oportunidad que ha tenido España sobre el asunto.

En ese acuerdo no solo se ha visto la debilidad de España frente a Reino Unido con el sanchismo, sino también como nuestros supuestos aliados europeos nos toman el pelo.

La cuestión de Gibraltar no es solamente una cuestión de dignidad y lógica territorial. Se trata de poner fin a un mercado narco-económico, a una isla de piratas fiscales, precisamente en un lugar en el que el paro, la delincuencia y la pobreza se ensañan con especial ahínco. No se engañe. La desaparición de Gibraltar como cueva de ladrones, eufemísticamente llamado paraíso fiscal, a priori puede traer un aumento del desempleo, pero a medio y largo plazo la recuperación de la zona. ¿O acaso usted ve que la riqueza de las mafias en Ceuta den de comer a alguien más que a ellos? Porque quien colabora con ellos son iguales a ellos.

Nunca sabremos el verdadero coste de este gobierno, mucho menos cuando conocemos que, al menos parte de ellos se reúne con las cloacas del Estado. Lo que tampoco sabemos es cuánto tardaremos en recuperarnos de esto, si es que alguna vez ocurre.