Todavía estoy en estado shock no porque el antiguo Rey se haya marchado, si no por cómo se ha lanzado al degüello una parte del personal.

Dicen que el libro de los gustos está en blanco, que si se respeta la opinión y no se comparte y todas esas cosas… Que si yo tenía a Don Juan Carlos en un pedestal, por supuesto, que lo he visto durante cuarenta años, pues claro porque tengo 53 y mi reflexión final es que se le tira piedras al árbol que da frutos o tantos palos se le da al burro que al final se cae o hacer leña del árbol caído.

¿Por qué digo estas cosas y me enrollo en mi bloqueo mental? porque cuando yo tenía ocho, nueve, diez, once, doce, trece años me hartaban a palos en el colegio por mis conductas de sacar los pies del tiesto o gritar consignas en el recreo.

Y los palos que me daba mi padre, mi abuelo, el vecino, el tendero cuando le rompí una casera y un comerciante porque grité en la puerta la tienda.

El cura que regañó a mi padre porque yo me reía en la Iglesia o bailaba en el Altar.
Y cuando se iba a morir Franco yo escuchaba a los mayores, ¡menos mal que va a entrar Juan Carlos !

Y llegó Juan Carlos y aquel 1977 fuimos con nuestros padres a ver pegar carteles en la plaza de los Reyes para un referéndum de no se qué reforma, y vimos las gentes votando.

El miedo siempre de Ceuta y Melilla en boca de todos los telediarios y venga comprarse la gente piso en Algeciras.

Y llegó aquella tarde del susto del televisor y de la radio, aquel 23 de febrero donde los rojos se pusieron amarillos de ver entrar a los verdes.

El Rey vestido de Capitán General condenó el golpe y fue llamando a todos los Generales de las plazas para saber de qué lado estaban y que no se movieran.

Los hubo que quemaron papeles y se lanzaron al monte, o los que huyeron por la frontera.

Vimos navegar al “Azor “ y luego al yate “ Fortuna “ y España iba cogiendo aires de modernidad, avances y adelantos por la Constitución luego y antes una palabra importante que pregonamos en las clases, democracia.

Los años fueron pasando y las comunidades y autonomías fueron gestionando los rincones de cada trozo de nuestra España, el Rey de todos los españoles nos trajo aquello de yo reino pero no gobierno.

Y los que fueron llegando en la nueva camada los que no les tocó hacer la mili, ni salir a pasear con una moneda de cinco duros y poder hablar en sus dialectos ya empezaron a cuestionar aquello de la Monarquía.

Al final Don Juan Carlos ha llegado a su final, cuando pasas de los ochenta eres un anciano, un viejo, un cebolleta, un batallita, un estorbo, y el problema de nuestro “emérito es que no iba a morirse como Franco.

Quizá los partidos del bi-partidismo descuidaron a los electores, al resto de los españoles a la necesidad de una nación que iba escuchando aquello de la crisis.

Ya lo dijo Emilio Botín en una llamada al orden hace cinco años a los del PP y del PSOE.

" Qué coño ha pasado y que es eso del coletas "...

Al final se puso al zorro a cuidar a las gallinas y por otro lado nuestro Don Juan Carlos a

 "borbonear " en su tiempo libre.

Conclusión final a todo el que ha empezado a tirar la primera piedra para luego esconder la mano. Don Juan Carlos podría haber seguido como Rey con Arias Navarro, al estilo Carrero Blanco con la Dirección General de Seguridad dando palos las 24 horas del día o abriendo fuego a la multitud en el Sáhara cuando la Marcha Verde.

Aquel 23 F haber aparecido en el Congreso como el "elefante blanco" y hacer el gobierno de salvación nacional con Tejero con Armada y con Milans y los tanques y furgones recorriendo las calles.

Mi conclusión que el tiempo dará y quitará razones. Si hacía falta en cada gobierno de cada comunidad autónoma un Sabino Fernández Campo porque...las Comunidades Autónomas han sido, son y serán el coto privado de cada caudillo perpétuo por la gracia de tantos y muchos.