La economía, ya de por sí débil en el norte de Marruecos desde que se decició unilateralmente cortar el tránsito de mercancías desde Ceuta, hace estragos azotado también por la crisis del Covid-19, el periodo de confinamiento por casi dos meses desde marzo-abril hasta mayo-junio y la no erradicación definitiva de subbrotes de coronavirus que afectan a Tetuán y, sobre todo a Tánger.

"La crisis es galopante" afirma un empresario que en Castillejos basaba su negocio de textil en visitantes españoles que cruzaban desde Ceuta regularmente, sobre todo en fines de semana. "Todo ha cambiado. Ahora hay gente que no llega si quiera a poder comer todos los días. Muchos se han ido o se han vuelto a sus lugares de procedencia más al sur. Las viviendas no pueden pagarse, otras se han quedado vacía. Ya no hay la vida que antes se disfrutaba en las calles y paseos", dice entristecido y con pocas esperanzas de recuperar lo antes cotidiano. "Se dice que se va a invertir y a recolocar mucha mano de obra, pero si es eso verdad, el virus corona lo está impidiendo".

En Tánger, epicentro del Covid en las regiones del norte, este pasado lunes amanecía confinada, pero una respuesta social masiva en las calles provocó que las autoridades relajaran en algo las medidas. Miles de marroquíes están sin ingresos. La en España conocida como OPE no traerá este año el movimiento económico para Marruecos que cada verano provoca, lo que suma aún más la crisis ya inherente en la zona. El turismo en el norte no aportará lo habitual en verano, ni siquiera con su propio turismo nacional, pese a que el Rey se ubica ya en su Palacio de Rincón y con él la corte. La delicada salud del monarca alauí hace que éste 'bunkerice' aún más el palacete de playa a pocos kilómetros de Ceuta.

Mientras, las autoridades sanitarias marroquíes siguen pidiendo que el sistema esté preparado. El Covid sigue en el país, y con mayor virulencia en determinadas regiones, como las del norte.