La delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, tiene este lunes su primera 'crisis' de Gabinete después de que se haya sabido que tras varios meses de ciertos desencuentros, amplificados en estas últimas semanas durante el Estado de Alarma, vaya a prescindir por cese de su asesor económico, Roberto Rodríguez Calderay, que mantiene un pedigrí socialista histórico a cuenta de su padre.

Rodríguez Calderay, con un sesgo ideológico y nada extremo en la izquierda, se ha considerado como un socialista pragmático y defensor de la iniciativa privada en Economía. Su juventud en política y su aire fresco ha chocado constantemente con el inexorable y dinosáurico 'establishment' político-mediático fundamentalmente. Su osadía por intentar evitar irregularidades en determinados 'eres' y/o 'ertes' adhoc le ha podido arrastrar finalmente al cese como la gota que colma el vaso de la paciencia de la propia delegada, a la que, por otra parte ha agradecido este tiempo de experiencia en la entidad gubernativa.

El cese viene enfundado en el siempre bien excusado de 'pérdida de confianza'. El juego político entre la sede y la propia Delegación (cuando Hernández quiso contar con Calderay) también ha tenido momentos de hartazgo en la jefa del despacho gubernamental.