El que Pedro Sánchez deba el sillón presidencial a los enemigos de una España democrática (Podemos, filoterroristas y nacionalistas) ha convertido a todo el PSOE en un partido secuestrado de carácter sectario y totalitarista. Aunque en honor a la verdad, esto ya se venía gestando desde que Zapatero tomó las riendas del que en otros tiempos fuera el partido hegemónico.

Ya nada diferencia al PSOE de Podemos, como nada diferenciaba a La Pasionaria de Largo Caballero. El Frente Popular que dirige nominalmente el Doctor Sánchez-Fraude tiene un programa para destruir España que es básicamente un programa de Podemos, de ERC y de ETA.

El PSOE se salva en las encuestas porque todavía no ha aparecido un líder suficientemente claro en la oposición. Casado con un PP que  a duras penas puede desligarse de su pasado más reciente y que todavía da muestras de acomplejado, Albert Rivera, la fulgurante y errática estrella que se apaga velozmente, y a mucha distancia un incipiente VOX que defiende sin tapujos y con claridad meridiana una política de derechas.

La debilidad política de España, gobernada por un partido sin escaños (el PSOE sólo tiene 85 de los 176 necesarios para gobernar) que debe todo a quienes han manifestado reiterada y públicamente sus deseos de aniquilar España; tiene un resultado bien claro: la destrucción del Estado español tal y como lo veníamos conociendo.

La entrega de competencias a unas autonomías hipertrofiadas de tanto autogobierno y eufemísticamente desarrollo, donde los cuerpos de seguridad del Estado de ámbito nacional, el CNP (policía) y la Guardia Civil, se repliegan para aumentar las policías políticas de carácter nacionalistas cuyo resultado ya lo hemos vivido en Cataluña.

La cesión de competencias en educación y la imposición de lenguas marginales y escasamente autóctonas como es el caso del vascuence en Navarra o La Rioja. Precisamente cuando el modelo educativo y la globalización apunta a todo lo contrario por el bien de las futuras generaciones; es un claro ejemplo de como el PSOE destroza a España por permanecer sentados en la Presidencia del Gobierno.

La descarada politización de la justicia, donde la Abogacía del Estado levanta el pedal contra los golpistas catalanes, los nombramientos de altos cargos judiciales que se hace con descaro partidista, y el Presidente, Pedro Sánchez, que se niega a contestar (dando por afirmativo la callada) si indultará a los golpistas que tanto daño han hecho a Cataluña y al resto de España ( el dinero que va para allá para apagar los fuegos de estos pirómanos, deja de venir para acá).

La inmoralidad de un Gobierno compuesto por ministros que no pagan como el resto de los españoles a Hacienda, no declaran sus bienes patrimoniales, realizan triquiñuelas legales para evitar pagar impuestos municipales, no persiguen los delitos, y se reúnen con las cloacas del Estado alabando la extorsión mediante prostitutas.

Todo esto no hace más que reafirmar el hundimiento del PSOE, las escasas probabilidades que tiene de retomar la senda de la sensatez, y el escaso capital humano con arrojo suficiente para plantarle cara a quienes están destrozando España y el socialismo Español.