El golpe propiciado por Marruecos, para sus intereses, pero con la idea subyacente de noquear a Ceuta, no ha salido como esperaba el país del reino de Mohamed VI. El primer sector que reaccionó con valentía fue el pescadero, tan unido a los intereses comerciales pesqueros del norte marroquí, que ha sabido deshacerse de ese estrecho vínculo y mirar definitvamente a las aguas españolas y a la industria primaria pesquera y logística de nuestro país.

El giro de timón costó, los pescaderos ceutíes ubicados en el mercado central de abastos no lo han pasado bien, y con ellos tampoco el sector hostelero de la importante y variada cocina ceutí basada en el producto pesquero fundamentalmente.

Antes del frenazo por la pandemia, los pescaderos ya habían reaccionado para una readaptación logística, hasta ahora, impensable, pero que ya se antoja como necesaria. Pero han sabido mejorar en tiempo record y pasear hoy día por los stand de venta de este producto en el mercado central es una delicia.

La imagen obtenida por Salva Camacho (capturador diario de las costumbres de Ceuta), profesional de la imagen, da muestras de esa capacidad evolutiva mostrada por el sector de la pescadería en la ciudad autónoma. Un ejemplo a seguir por los demás sectores cuando, tras la vuelta -esperemos cercana- del cierre por causa de la pandemia, se enfrenten de veras a la realidad de no tener a Marruecos para equilibrar sus cuentas, porque el vecino país ha querido torpedear su economía. Son las cosas de haber vivido con la anuencia de nuestro íntimo enemigo, a veces, amigo conveniente.