
Carta para después del Coronavirus
Querido superviviente de la pandemia global en España:
Hoy, 28 de marzo de 2020, cuando llevamos 15 días de confinamiento, de incertidumbres y de certezas, quisiera dejar escrito algo que creo será necesario tener en cuenta cuando salgamos de esta.
En primer lugar, que no debemos olvidar ya nunca, nunca, el sacrificio de toda la gente que trabajó y actuó para que hoy seas un ciudadano sano, lo de libre es otra cosa de la que quiero hablarte.
Esa buena gente son sanitarios, guardia civil, policía, fuerzas armadas, trabajadores de alimentación, camioneros, limpiadoras, empleados públicos de todas las administraciones, periodistas, vecinos de balcón y de poco más lejos, empresarios diversos y todos aquellos de una lista interminable de ciudadanos ejemplares que pusieron su granito de arena y que se han sacrificado como los que más. También gente del deporte, de la música, costureros, trabajadores que han dado lo mejor de si mismos para fabricar elementos sanitarios necesarios y, por supuesto, miembros de tu propia familia que supieron estar a la altura.
Ahora, con tu salud más que aceptable, también debes recordar a todos los fallecidos que han dejado familias rotas y tristes, además de amigos, compañeros de trabajo y amores que no volverán a estar juntos. Esta pandemia se llevó a muchos de nuestros mayores, el mayor tesoro, a esos que cuidaron siempre de nosotros, que tantas penurias pasaron antes de esta y a los que tanto debemos.
Pero el coronavirus ha resultado ser una enfermedad mortal de la que debes sacar también tus propias conclusiones respecto a la sociedad en la que vas a vivir a partir de ahora. Has de darte cuenta de que el futuro no debe ser una copia del pasado.
El aislamiento no es el final, sigues saludablemente vivo, pero te sigue acechando otro peligro. Lo podríamos llamar el «ciudadanovirus», para usar una terminología cercana. Dicho elemento también es tóxico y mutante, infecta todo lo que toca y donde está, tiene especial predilección por meterse en aquellas áreas de poder que puede alcanzar y rehúye todo lo que sea limpieza, honradez, trabajo y transparencia. Busca dinero, comodidad o adulación, o las tres cosas. Para conseguirlos, se alimenta generalmente de ciudadanos indefensos, inocentes o inactivos. Vamos, de aquellos que solo aplauden en el fútbol y en los mítines, aunque no entiendan nada, y en el bar también, porque ahí lo entienden todo. Me gustaría que no fueras de este segundo grupo, sino todo lo contrario. Tanto esfuerzo dejado atrás no hubiera merecido la pena si esa clase de parásito te vuelve a joder la vida que como ciudadano libre te mereces.
Piensa que, dentro de la ley, siempre dentro de la ley, puedes hacer mucho para lograr un nuevo mundo mejor. Se activo y vigilante. Que no te engañen. Únete a los que luchan por la justicia, la libertad y el bien común. Echa fuera de este mundo nuevo a aquellos que no han servido para los fines que se esperaba de ellos, que han defraudado la confianza que se puso en ellos. No mires los colores políticos, mira a las personas, pero fijamente. Tu nueva libertad depende de ti, no la tires, no renuncies a ella después de tanto sacrificio de millones de españoles.
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