Carlos Iturgaiz regresa al laberinto vasco

A mediados de los años 90 compartí con Carlos Iturgaiz momentos difíciles en el País Vasco, cuando él era miembro del Parlamento de Vitoria por el Grupo Popular. Diez años años después, en 2006, volvimos a encontrarnos en Melilla durante una visita que hizo como europarlamentario a la ciudad autónoma y concedió una entrevista al periódico para el que yo trabajaba, El Faro. En ella nos contaba a la periodista Tamara Crespo y a mí su visión sobre el complejo mundo de Euskadi. Un punto de vista que, pasados otros quince años, parece proyectarse a la actualidad. Preguntado sobre el posible papel “mediador” de la iglesia vasca en la pacificación de Euskadi, sacó una herida específica con el asesinato de Miguel Ángel Blanco (1997): “He vivido en mi carne, he tenido que sufrir que un cura del País Vasco se niegue a realizar un responso por Miguel Ángel Blanco. Hemos tenido que ir al cementerio en un aniversario de Miguel a rezar nosotros porque nos dijo que no rezaba responsos ni por su madre. Ante ese hecho, y se que no es el proceder de la Iglesia, sí nos hemos sentido muy desprotegidos en el País Vasco”.
Respecto al PSOE de Zapatero, también dejo entrever una sensación de “traición”: “Lo terrible y lo más triste es que Zapatero firmó hace unos años el Pacto por las libertades y contra el terrorismo y ¿qué es lo que ha pasado para que se haya echado en los brazos de ETA y Batasuna? Pues que se ha echado en sus brazos y ha arrinconado al PP.
Respecto al papel que estaba jugando el Partido Socialista de Euskadi (PSE), Iturgaiz hablaba de defenestración de aquellos militantes socialistas que pensaban lo mismo que el PP: “Destacados socialistas vascos que han defendido lo mismo que nosotros, como es el caso de Nicolás Redondo, Rosa Díez, Gotzone Mora o el alcalde de Barakaldo, Carlos Pera, están defenestrados por el Partido Socialista. Es decir, aquel que defiende la Constitución y la libertad y que defiende a España en el País Vasco, está defenestrado. Somos como leprosos”. Carlos Iturgaiz tampoco olvidaba a sus compañeros asesinados por ETA: “Es el único partido que ha defendido, defiende y defenderá siempre lo mismo, y por eso nos han matado a muchos compañeros. Si no se defendiese lo que se ha defendido yo no estaría en el PP”.
La sustitución de Alfonso Alonso por Carlos Iturgaiz en la cúpula del partido Popular apunta al interés de recuperar posiciones perdidas sobre tierra vasca en los últimos veinte años, un lugar de difíciles equilibrios sociales y políticos que, sin duda, volverán a generar tensiones en Madrid.
Recuerdo pasajes dialécticos memorables entre el mismo Partido Nacionalista Vasco, el Partido Socialista y ETA a cuenta del gran líder del PNV, Xabier Arzalluz, que acusaba a los socialistas de “no ser de aquí” y la liaba parda entre los constitucionalistas especialmente para, siete meses después, dirigir su artillería dialéctica hacia los terroristas y decirles que ETA “es lo más parecido a Hitler, que se enfrentó al mundo y luego se creyó víctima de una conspiración”. Carlos Iturgaiz regresa al laberinto vasco.
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