La política tiene estas cosas. Lo que ayer podía valer en la creencia de ser lo menos malo, hoy tras comprobarse que 'la cabra siempre tira al monte', donde dije digo, digo diego.

El PP de Vivas, tras su paupérrima victoria electoral en las últimas locales golpeado por la fuerte irrupción de VOX cuyos votantes dieron claro mensaje a las políticas del 18 años presidente de Ceuta, quiso -errado- mantener el criterio de darle la batalla a VOX alejándole cualquier posibilidad de prestación de fuerzas para sumar en la configuración de una estabilidad política lógica, y se abrazó a un PSOE (que gobierna España), profesando lealtad institucional a la Delegación de ese Gobierno central, y traducido visualmente en acuerdos de alcoba con los socialistas ceutíes de Daóiz que lograron, años después, un respaldo en las urnas nunca antes conocido en casi 30 años. De este modo, se sumaban voluntades para gobernar (el PP) con el apoyo tácito del PSOE que, en contraprestación, logró ubicar 'troyanos' en determinados puestos de segundo y tercer nivel (directores de sociedades municipales, controladores de barriadas...).

La jugada no salió bien. Las disputas internas de los socialista (la guerra soterrada entre Daóiz y Delegación) se hizo cada vez más evidente. Los discursos de Daóiz y Delegación ante la Ciudad guardaban diferencias. Mientras el PSOE de Daóiz mantenía un discurso público de oposición a veces dura (en un ejercicio de teatralidad escénica), Delegación mantenía el de la lealtad institucional (a un nivel distinto de mayor altura de miras). Los resultados de las Generales posicionaron al PSOE nacional como líderes políticos (aunque mermados en capacidad), pero con la pérdida de la representación parlamentaria en Ceuta. Los votos del PP corrieron hacia VOX para sumarle la mayoría y obtener un resultado histórico que devolvía a la derecha la representación nacional que la Ciudad siempre mantuvo desde treinta años atrás. Eso fue un golpe y un toque de atención para todos (para el PP y para el PSOE). Era evidente que ese juego de alcoba PP-PSOE local había sido sentenciado por los votantes tradicionales del PP... y del PSOE.

Los guiños permanentes del PSOE de Sánchez a nacionalistas, separatistas, filoetarras y gentes destructoras del significado -del concepto- de unidad de España, ha sido otro referente para que el PP de Ceuta (que no podía mantener esa ensoñación de alcoba demasiado tiempo ante sus mayores de Madrid), viéndose el cariz de la situación; contemplando los éxitos de la gestión en Andalucía, en Madrid, en Murcia, por los acuerdos de más naturalidad política, Vivas comenzó a girar el timón a dirección distinta a su 'equívoco'. Y la sede de Ainara le sigue en esta acción (saben cambiar de caballo sin pisar el suelo). No lo reconocerá públicamente, pero los hechos van acomodando un nuevo escenario que garantizará estailidad, siempre que VOX se mantenga alerta, que tiene pinta de hacerlo.

Los acuerdos al unísono comienzan a palparse para estabilizar los escenarios de segundo nivel, Juntas Rectoras, Consejos de Administración de Sociedades Públicas, en una suerte de entrenamiento para lo que debe estar por llegar... Los Presupuestos Generales de la Ciudad, y el siguiente paso en la política-gestión plenaria, para la conducción global de la Ciudad Autónoma.

El PSOE local está cayendo en influencia. Ha caído ya. Y no tiene dónde escudarse. No encontrará apoyos en la representación del Gobierno central en Ceuta (por esas guerras fraticidas internas) y, en función de cómo ocurran los acontecimientos nacionales entorno a Ferraz, se podría avecinar un escenario que pudiera frustrar definitivamente el ya débil liderazgo de Manuel Hernández.

Los otros partidos localistas son víctimas de sus contradicciones e incoherencias. Aún muestran un nivel de adolescencia política inquietante. Ya madurarán.

El escenario político está cambiando y esto ya es un hecho.