Viernes, 19 de Septiembre de 2025

Actualizada Jueves, 18 de Septiembre de 2025 a las 16:28:17 horas

Rodrigo Díaz
Martes, 19 de Noviembre de 2019
Sociedad

Los MENAS y la ocultación que de la verdad hacen ongs, administraciones y medios de comunicación

Se tergiversan, a sabiendas, cifras estadísticas para camuflar la verdad y hacer creer a la ciudadanía que su sensación es equivocada y con matices xenófobas

Los MENAs son un problema que, insoluble para las administraciones locales –que se sustancian con no pocos ingresos públicos por esta causa- se trata de ocultar desde el calculado prisma político, asociativo y mediático progre.

 

Cuando la realidad de la sociedad civil siente y padece un clima de inseguridad manifiesto, los medios de comunicación tratan de subvertirla con datos y porcentajes perfectamente apañados que muestren lo errada que está la ciudadanía. Pensaba que eso era cosa de los grandes medios nacionales, pero no. También aquí sucede.

 

Diarios digitales y prensa escrita nos han inundado con supuestos datos que tratan de ocultar la realidad en relación a los MENAS: Recientemente ‘ceutaaldia’ titulaba: “La estadística lo deja claro: los MENA no son el problema, pero Ceuta lidera la delincuencia por autonomías”. En el artículo se afirmaba –no tiene desperdicio la intención tergiversadora- que “los menores extranjeros delinquen más en número de delitos, pero no hay más delincuencia de menores extranjeros que españoles si lo miramos por personas condenadas. 82 de los 163 menores condenados son españoles y 81 son extranjeros. Nuestros hijos delinquen tanto como los de extramuros”, concluye en su particular análisis. Aquí el autor obvia, porque quiere obviarlo para que le salgan su tendenciosa estadística, que en Ceuta hay 400 MENAs (que cometen 81 delitos) y que nuestros hijos, que son 21.000 en la ciudad, han cometido 82 delitos. Fíjense bien en la proporción.

 

De igual modo en El Pueblo de Ceuta, también recientemente, se titulaba: “Las manadas de los MENAS, una alarma sin datos ni fundamentos según los expertos”. Pues bien, siguiendo el estudio de supuestos expertos, se decía: “…con este desglose, las cifras más recientes publicadas por el INE y el CGPJ, de 2017, revelan que ese año fueron condenados 332 menores y de ellos, 241 eran españoles y 91 extranjeros…”. Los ‘expertos’ obviaron –¡qué casualidad!- que en España hay unos 12.000 menores extranjeros entre los que hubo 91 condenados, pero que españoles nacionales de menos de 18 años hay (fuente INE) más de 8 millones de los que 241 fueron condenados por delitos. La proporción MENA/delito es, al menos, tres veces más que la española. Es decir, los MENA triplican, al menos, el número de delitos. ¿Por qué se pretende tergiversar la realidad?. ¿Piensan que los ciudadanos son idiotas?.

 

Como escribía Ernesto Milá, en su blog, el hecho de que los poderes públicos y los grandes medios de comunicación sean cómplices en el muro de opacidad que rodea la cuestión de los MENAS es significativo: “aquí no pasa nada”, y si pasa, se trata de “un incidente aislado, amplificado por xenófobos y racistas”. No es así. El deber de solidaridad humana y las leyes de acogida, no eximen de reconocer la gravedad de un problema que no es nuevo: en 2002 ya existía el problema de lo que entonces se llamaba “niños de la calle”, desde entonces no se ha hecho nada más que habilitar más y más presupuesto para un problema del que cada vez estamos más lejos de la solución. Desconocerlo es ser ciego. O vivir en España…

 

Resulta difícil negar que allí en donde las autoridades convencen a un ayuntamiento para que admita a una “colonia de MENAS”, se genera, inmediatamente alarma social. Pregúntenle a los vecinos de Los Rosales y el entorno del actual centro de menores.

 

En España, aquí y ahora, los únicos MENAS son menores magrebíes, es una inmensa mayoría de origen marroquí y argelino, 80%, y solo el 17% subsaharianos. Todos ellos han venido solos a España de manera ilegal.

 

Las mayores acumulaciones están en Ceuta y Melilla, Andalucía y Cataluña.

 

Todos ellos eluden dar datos sobre su origen y sobre sus padres para evitar ser devueltos al país de origen. Un elevadísimo porcentaje miente incluso sobre su edad y hacen necesarias radiografías sobre la mandíbula, la muñeca, análisis de genitales para establecer su edad

 

El coste. Este es uno de los secretos mejor guardados de la cuestión. Solamente en Ceuta y Melilla en 2017, costaron 6.500.000 de euros. En el 2018 se duplicó, por lo que es muy probable que, en la actualidad, en toda España, estemos cerca de la cifra de entre 100 y 150 millones de euros anuales, solamente en gastos directos de manutención, alojamiento y servicios sociales.

 

Las administraciones locales tienden siempre a desoír, inicialmente, las quejas de los vecinos (los ayuntamientos reciben una subvención para cada menor alojado y no están dispuestos a renunciar a ella). Que se lo pregunten a la Ciudad Autónoma que ya se les ha ido de las manos. Todo fue bien mientras que con esos recursos se garantizaba competencias autonómicas, una dirección general (altamente retribuida) y puestos más puestos de trabajo.

 

La ONGS, en su permanente visión como saetas del buenismo progre, se quejan de que las pruebas para identificar la edad de los niños son “excesivas” o “incorrectas”. Alegan “falta de recursos” en los Centros de Protección. Apuestan para que los “acojan familias”. Denuncian que hay cada vez mas MENAS que “viven en la calle” (aunque lo hagan por decisión propia). Afirman que corren riesgo de caer en “redes de prostitución”. Confirman que “hay mucho abandono escolar” y que “no consiguen integrarse”. Suelen decir que están “desprotegidos” y en “situación de vulnerabilidad”. Proclaman que los MENAS están aquí para “huir de la pobreza”. Y, finalmente, sostienen que la expresión “MENAS”, “cosifica a los niños”…

 

Sugieren –en su lógica progre- que hace falta más “presupuesto” para resolver el problema, pero todo induce a pensar que cuanto más se elevan los presupuestos, más se complica el problema. Aumentar el presupuesto convierte el problema en negocio, pero no lo resuelve. El problema, en el fondo, es excepcionalmente simple: los MENA deben estar junto a sus padres o, al menos tutelados por el país de origen. Hacer que la tutela recaiga sobre el país que ellos elijan implica redoblar el “efecto llamada”.

 

El mejor lugar de un niño es junto a sus padres. A pesar de que no hay cifras, la inmensa mayoría nunca retorna a sus países de origen por voluntad propia, incluso sus padres prefieren que sus hijos estén en España subsidiados. En Castillejos y Rincón los familiares tienen a sus vástagos bajo la protección de la Ciudad Autónoma.

 

A los MENAS se les da todo lo que exigen, incluida ropa de marca. Son fácilmente reconocibles por ir cada día con ropa nueva o recién limpia, calzado deportivo de marca. En muchas ocasiones venden esa ropa en mercadillos, sabedores de que recibirán otras prendas al día siguiente.

 

Frecuentemente –expresaba Enrique Milá- aparecen en los medios la noticia de delitos de todo tipo (con especial incidencia en abusos sexuales, robos con intimidación y tráfico de drogas) en los que los protagonistas son antiguos MENAS- La opacidad absoluta sobre los resultados del tratamiento y educación de los MENAS o sobre su reinserción, es significativo de un fracaso que ayuntamientos, ONGs, Estado y autonomías quieren ocultar.

Comentarios
Comentar esta noticia

Normas de participación

Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.

Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.

La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad

Normas de Participación

Política de privacidad

Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.105

Todavía no hay comentarios

Más contenidos

Con tu cuenta registrada

Escribe tu correo y te enviaremos un enlace para que escribas una nueva contraseña.