Análisis
España, en crisis de identidad que se refleja en una Ceuta sin aparente rumbo
Las cuartas elecciones (Generales, Europeas, Locales-autonómicas...y Generales) en menos de 12 meses

Con la sensación de ir a bordo de un barco con los motores parados, con el ya mínimo impulso que le resta de su propia energía cinética antes de la desconexión motora, abordamos los españoles -de nuevo- un periodo prelectoral hacia una campaña que se iniciará -curioso- en la jornada en la que recordamos a nuestros muertos. Menuda metáfora.
El siglo XXI ha traido a España una crisis de identidad manifiesta. ¡Qué mal cambiamos los españoles de siglo! (del XVIII al XIX andábamos a tiros con los franceses y echados al campo; del XIX al XX entre levantamientos y cambios políticos severos que derivó en confrontación fraticida; y del XX al XXI estamos siendo protagonistas de nuestra propia historia presente). Hoy España pierde elementos identitarios de unidad nacional. La política -ese arte de hacer lo que sea por mantener el poder a costa de cercenar pilares básicos- nos está llevando al descontrol, a la desorganización como entidad. Cataluña, País Vasco no son sólo el problema. La división del concepto nacional entre los españoles y de los que ejercen la responsabilidad del país como nación nos está llevando a unos desafíos extraños que afectan seriamente a la cotidianidad de los españoles, que son los realmente afectados.
Esa falta de concepto, de defensa de lo que somos y del enriquecimiento que deberíamos tener entre nuestras particularidades que nos deberían engrandecer, nos está matando.
Si en España el descontrol es patente, cada región, cada ciudad, lleva su parte de cainismo añadido. Si miramos a nuestra Ceuta la descomposición social se ve patente en el hecho de que el cinismo político se ha impuesto. Ahora volveremos a ver los posicionamientos de lo que representan la variedad de siglas y que llevan la frase 'interés general' a una suerte de falsedad evidente pero que oída queda suficientemente bien. Todos la pronuncian, pero la realidad es que nadie hace por llevarla a cabo.
La crisis identitaria nacional tiene su réplica en Ceuta. En realidad, los partidos políticos llamados tradicionales padecen una pérdida de rumbo manifiesta. PP y PSOE tratan de mantener una imagen en público que no se corresponde con los ruidos de sables internos que padecen. Han motando un engendro de tal calibre que ni los propios respetan. Las divisiones internas y los recelos de quienes mandan han convertido a sus respectivas sedes en una suerte de bunquerizada entidad en las que los que no estén dentro son el enemigo.
El deterioro en estas formaciones ya no puede ocultarse. Charlar con unos y otros, con nuevos y con históricos; observar los movimientos endogámicos internos, acalara el panorama.
Los llamados localistas (Caballas y MDyC) también tienen lo suyo. Ubicados en la izquierda política hace tiempo que han quedado 'tocados' entre disensiones internas, enfrententamientos personales y el desencanto frustrador que les generó últimamente un PSOE al que se agarraron en las últimas Generales y que meses después los ha dejado en la estacada.
Por su parte el votante histórico conservador de Ceuta se debate entre un PP que no es lo que fue y un nuevo partido VOX, neófito, pero que guarda esas esencias que en su día tuvieron los populares y que -no se sabe bien porqué- se dejaron por el camino.
En sólo un mes comienza una nueva campaña. Será el 1 de noviembre. Tendremos la imagen de los nuevos carteles, con el recuerdo de las caras de nuestros muertos. Me quedo con los segundos.
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