Seguridad Vial
Baliza V-16 Obligatoria desde Enero 2026: ¿Avance en Seguridad Vial o polémica estafa? Críticas a su efectividad y visibilidad real
En un esfuerzo por modernizar la señalización de emergencias en las carreteras españolas, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha establecido que, a partir del 1 de enero de 2026, la baliza V-16 conectada será el único dispositivo legal para indicar averías o accidentes en vehículos inmovilizados.
Esta medida, regulada por el Real Decreto 159/2021 y el Anexo XII del Real Decreto 2822/1998, sustituye definitivamente a los tradicionales triángulos de emergencia, que dejarán de ser válidos. Sin embargo, la implementación ha generado un intenso debate, con elogios por su innovación tecnológica pero también fuertes críticas por supuestas deficiencias en visibilidad, efectividad real y motivaciones económicas.
El análisis
Analizamos los hechos, beneficios y controversias.
¿Qué es la baliza V-16 y cómo funciona?
La baliza V-16 es un dispositivo luminoso de color amarillo autointermitente, con visibilidad de 360 grados y un alcance teórico de hasta 1 kilómetro en condiciones óptimas. Se activa manualmente desde el interior del vehículo y se coloca en el techo o punto más alto visible, adheriéndose magnéticamente (o con ventosas en superficies no metálicas). Su versión conectada, obligatoria desde 2026, incorpora un chip GPS y una SIM integrada que envía la posición del vehículo cada 100 segundos a la plataforma DGT 3.0, sin necesidad de apps o intervenciones del usuario.
Esta conectividad genera "visibilidad virtual", alertando a otros conductores a través de navegadores, sistemas embarcados o paneles variables en carretera. No distingue entre avería o accidente, no alerta automáticamente a emergencias (el usuario debe llamar al 112) y almacena datos temporalmente si no hay cobertura para transmitirlos después. Debe guardarse en la guantera, con autonomía de al menos 30 minutos (y 18 meses en standby), y su costo medio ronda los 40 euros, incluyendo 12 años de conectividad sin cuotas adicionales. Es obligatoria para turismos, vehículos mixtos, de transporte de mercancías y autobuses, pero no para motocicletas (aunque recomendada) ni vehículos agrícolas o extranjeros (que pueden usar triángulos bajo la Convención de Viena de 1968).
No llevarla o no usarla en emergencias puede acarrear multas de 80 a 200 euros, sin pérdida de puntos. La DGT justifica la medida para reducir atropellos: anualmente, unos 25 conductores mueren al salir del vehículo para colocar triángulos. Desde 2021, las balizas no conectadas eran opcionales, y desde 2023, los triángulos ya no son obligatorios en autovías.
Beneficios: Mayor seguridad y conectividad
La principal ventaja es la reducción de riesgos al evitar que el conductor camine por la calzada para señalizar, como ocurría con los triángulos (que se colocaban a 50-100 metros). La conectividad permite alertas en tiempo real, mejorando la respuesta de otros vehículos incluso en curvas o túneles. Asociaciones como el RACE destacan su comodidad y visibilidad superior a 150 metros en algunos casos, frente a los 100-150 de los triángulos. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) confirma que no transmite datos personales, solo coordenadas anónimas, desmintiendo temores de vigilancia.
En pruebas del Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG), modelos como Help Flash IoT+, SOS Traffic y VZero superan los requisitos mínimos de luminosidad (40-700 candelas), con autonomías de hasta 2,5 horas. La DGT enfatiza que no hay "vocación recaudatoria" y promete flexibilidad inicial en controles, priorizando la seguridad.
![[Img #25701]](https://ceutaahora.com/upload/images/12_2025/4157_captura-de-pantalla-2025-12-27-a-las-113913.png)
Críticas: Dudas sobre su seguridad real y uso práctico
A pesar de los beneficios, las críticas se centran en la efectividad real. Asociaciones como Automovilistas Europeos Asociados (AEA), presidida por Mario Arnaldo, cuestionan la falta de explicaciones para escenarios como baja visibilidad (niebla, lluvia), vehículos volcados o puntos ciegos (curvas, cambios de rasante, túneles), donde la baliza puede quedar oculta y no sustituye al triángulo.
Arnaldo apoya la innovación pero exige campañas informativas y transparencia en homologación y cobertura, ya que en zonas sin señal la transmisión falla.
La Guardia Civil, a través de sindicatos como AUGC y JUCIL, alerta de riesgos graves: la baliza reduce el tiempo de reacción de otros conductores al no colocarse a distancia, y su visibilidad diurna es limitada (solo 50 metros en luz natural, según la DGT). No avisa automáticamente a emergencias ni detecta accidentes, y en pruebas, muchas balizas apenas cumplen mínimos, empeorando tras 30 minutos. Agentes se han jugado la vida por su baja visibilidad, y asociaciones piden mantener triángulos como complemento.
FACUA y OCU denuncian ventas de modelos no homologados o sin conectividad, y la ausencia de campañas claras. Errores comunes incluyen compras sin verificar homologación o mal uso (no revisar baterías).
Económicamente, el PP acusa al Gobierno de un "negocio" de 300-400 millones de euros (38 millones de vehículos a 40 euros cada uno), sin exigencia UE ni estudios que avalen su superioridad. España es el único país con esta obligatoriedad.
Los conductores la ven como "recaudatoria" o "peligrosa", con llamadas a recurrir multas o protestar. Vox la criticó como "vigilancia" pero la apoyó en el Congreso.
Un avance con sombras
La baliza V-16 representa un paso hacia la digitalización vial, priorizando la seguridad al minimizar exposiciones en carretera. Sin embargo, las críticas de expertos y fuerzas de seguridad destacan limitaciones prácticas que podrían comprometer su efectividad, sumadas a percepciones de opacidad económica. Mientras la DGT defiende su utilidad, asociaciones reclaman estudios independientes y protocolos complementarios. Con la fecha límite acercándose, los conductores deben verificar homologaciones y prepararse, pero el debate sobre si realmente aporta "seguridad real" persiste.

En un esfuerzo por modernizar la señalización de emergencias en las carreteras españolas, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha establecido que, a partir del 1 de enero de 2026, la baliza V-16 conectada será el único dispositivo legal para indicar averías o accidentes en vehículos inmovilizados.
Esta medida, regulada por el Real Decreto 159/2021 y el Anexo XII del Real Decreto 2822/1998, sustituye definitivamente a los tradicionales triángulos de emergencia, que dejarán de ser válidos. Sin embargo, la implementación ha generado un intenso debate, con elogios por su innovación tecnológica pero también fuertes críticas por supuestas deficiencias en visibilidad, efectividad real y motivaciones económicas.
El análisis
Analizamos los hechos, beneficios y controversias.
¿Qué es la baliza V-16 y cómo funciona?
La baliza V-16 es un dispositivo luminoso de color amarillo autointermitente, con visibilidad de 360 grados y un alcance teórico de hasta 1 kilómetro en condiciones óptimas. Se activa manualmente desde el interior del vehículo y se coloca en el techo o punto más alto visible, adheriéndose magnéticamente (o con ventosas en superficies no metálicas). Su versión conectada, obligatoria desde 2026, incorpora un chip GPS y una SIM integrada que envía la posición del vehículo cada 100 segundos a la plataforma DGT 3.0, sin necesidad de apps o intervenciones del usuario.
Esta conectividad genera "visibilidad virtual", alertando a otros conductores a través de navegadores, sistemas embarcados o paneles variables en carretera. No distingue entre avería o accidente, no alerta automáticamente a emergencias (el usuario debe llamar al 112) y almacena datos temporalmente si no hay cobertura para transmitirlos después. Debe guardarse en la guantera, con autonomía de al menos 30 minutos (y 18 meses en standby), y su costo medio ronda los 40 euros, incluyendo 12 años de conectividad sin cuotas adicionales. Es obligatoria para turismos, vehículos mixtos, de transporte de mercancías y autobuses, pero no para motocicletas (aunque recomendada) ni vehículos agrícolas o extranjeros (que pueden usar triángulos bajo la Convención de Viena de 1968).
No llevarla o no usarla en emergencias puede acarrear multas de 80 a 200 euros, sin pérdida de puntos. La DGT justifica la medida para reducir atropellos: anualmente, unos 25 conductores mueren al salir del vehículo para colocar triángulos. Desde 2021, las balizas no conectadas eran opcionales, y desde 2023, los triángulos ya no son obligatorios en autovías.
Beneficios: Mayor seguridad y conectividad
La principal ventaja es la reducción de riesgos al evitar que el conductor camine por la calzada para señalizar, como ocurría con los triángulos (que se colocaban a 50-100 metros). La conectividad permite alertas en tiempo real, mejorando la respuesta de otros vehículos incluso en curvas o túneles. Asociaciones como el RACE destacan su comodidad y visibilidad superior a 150 metros en algunos casos, frente a los 100-150 de los triángulos. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) confirma que no transmite datos personales, solo coordenadas anónimas, desmintiendo temores de vigilancia.
En pruebas del Centro Tecnológico de Automoción de Galicia (CTAG), modelos como Help Flash IoT+, SOS Traffic y VZero superan los requisitos mínimos de luminosidad (40-700 candelas), con autonomías de hasta 2,5 horas. La DGT enfatiza que no hay "vocación recaudatoria" y promete flexibilidad inicial en controles, priorizando la seguridad.
![[Img #25701]](https://ceutaahora.com/upload/images/12_2025/4157_captura-de-pantalla-2025-12-27-a-las-113913.png)
Críticas: Dudas sobre su seguridad real y uso práctico
A pesar de los beneficios, las críticas se centran en la efectividad real. Asociaciones como Automovilistas Europeos Asociados (AEA), presidida por Mario Arnaldo, cuestionan la falta de explicaciones para escenarios como baja visibilidad (niebla, lluvia), vehículos volcados o puntos ciegos (curvas, cambios de rasante, túneles), donde la baliza puede quedar oculta y no sustituye al triángulo.
Arnaldo apoya la innovación pero exige campañas informativas y transparencia en homologación y cobertura, ya que en zonas sin señal la transmisión falla.
La Guardia Civil, a través de sindicatos como AUGC y JUCIL, alerta de riesgos graves: la baliza reduce el tiempo de reacción de otros conductores al no colocarse a distancia, y su visibilidad diurna es limitada (solo 50 metros en luz natural, según la DGT). No avisa automáticamente a emergencias ni detecta accidentes, y en pruebas, muchas balizas apenas cumplen mínimos, empeorando tras 30 minutos. Agentes se han jugado la vida por su baja visibilidad, y asociaciones piden mantener triángulos como complemento.
FACUA y OCU denuncian ventas de modelos no homologados o sin conectividad, y la ausencia de campañas claras. Errores comunes incluyen compras sin verificar homologación o mal uso (no revisar baterías).
Económicamente, el PP acusa al Gobierno de un "negocio" de 300-400 millones de euros (38 millones de vehículos a 40 euros cada uno), sin exigencia UE ni estudios que avalen su superioridad. España es el único país con esta obligatoriedad.
Los conductores la ven como "recaudatoria" o "peligrosa", con llamadas a recurrir multas o protestar. Vox la criticó como "vigilancia" pero la apoyó en el Congreso.
Un avance con sombras
La baliza V-16 representa un paso hacia la digitalización vial, priorizando la seguridad al minimizar exposiciones en carretera. Sin embargo, las críticas de expertos y fuerzas de seguridad destacan limitaciones prácticas que podrían comprometer su efectividad, sumadas a percepciones de opacidad económica. Mientras la DGT defiende su utilidad, asociaciones reclaman estudios independientes y protocolos complementarios. Con la fecha límite acercándose, los conductores deben verificar homologaciones y prepararse, pero el debate sobre si realmente aporta "seguridad real" persiste.






















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