El último asalto masivo a la valla de Ceuta ha alimentado, más si cabe, la necesidad de aumentar la dotación policial en la frontera. Un total de 39 inmigrantes accedió el sábado de forma irregular al país a través de la ciudad autónoma. La mayoría, de procedencia sudanesa (21), aunque el grupo también estaba nutrido por ciudadanos de Guinea Conakri (7), Burkina Faso (3), Marruecos (3), Chad (2), Benín (1), Mali (1) y Nigeria (1).

Uno de los sudaneses, como ya informara Ceuta Ahora (enlace), hirió con un garfio artesanal a un guardia civil. El agresor fue condenado en la jornada de ayer a tres años de cárcel por atentado con empleo de un instrumento peligroso. El ataque se produjo durante el intento de los agentes de capturar al conjunto de inmigrantes escondidos en la zona.

Tras los últimos ingresos, el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) presenta un nivel de ocupación de 553 personas, levemente por encima de su límite (520), aunque en ocasiones esta cifra se haya doblado. Así las cosas, desde el inicio de este año han entrado en Ceuta 3.000 inmigrantes y se han distribuido por la península unos 2.500 en virtud de los acuerdos del Gobierno de España.

Actualmente, en las dependencias del CETI, la nacionalidad marroquí es la dominante (179), con un menor y dos mujeres -únicas en el centro- entre sus filas; seguida muy de cerca por la argelina (143), que también aporta un menor, y la sudanesa (125). La procedencia guineana (68) irrumpe en el cuarto lugar de la ocupación (68) y la chadiana, quinta (14).

Son datos reveladores de la presión migratoria a la que está sometida la ciudad ceutí, que tiene que enfrentar sin las armas adecuadas. “Podría haber sido una tragedia irreversible”, denunciaba la Asociación Unificada de Guardia Civiles (AUGC) tras el ataque a su compañero, que fue agredido en el brazo al tratar de protegerse la cabeza.

AUGC ha aprovechado este suceso para volver a cuestionar al Ministerio del Interior: “¿Qué más tiene que pasar?” La Guardia Civil denuncia la “absoluta inferioridad numérica y de medios, mientras la violencia contra los agentes escala con armas lesivas”. En la última jornada, para más INRI, la presencia policial tuvo que multiplicarse para asistir a los nadadores marroquíes en medio de un temporal con aviso naranja.