Necesitamos decidir cómo será la Ceuta del futuro
Vamos a tratar un tema clave para el porvenir de Ceuta, uno de esos asuntos que invitan a la reflexión y que pueden sorprender a muchos. Lo haremos mirando a Málaga como ejemplo, una ciudad que supo transformarse con visión y constancia. Ese proceso, y las claves que lo hicieron posible, se descubrirán a través de un encuentro con la responsable del organismo protagonista de esa transformación. Hay ciudades que sorprenden porque su transformación positiva parece haber surgido de la nada: lugares que han enfrentado crisis profundas y que hoy figuran entre los mejores ejemplos de revitalización urbana, económica y social. Pero si se observa con un poco más de detalle, descubrimos que detrás de cada uno de esos cambios positivos no hay milagros, sino una reflexión colectiva que dio lugar a un rumbo claro, sostenido y, sobre todo, compartido. Bilbao es quizás el ejemplo más citado. Durante años, la ciudad vivió atrapada entre la crisis industrial y el deterioro de su paisaje urbano. Sin embargo, cuando decidió repensarse a fondo y plantear un futuro distinto, inició un proceso que combinó regeneración urbanística, innovación cultural y un modelo económico diversificado. Su imagen exterior cambió, pero lo más importante es que cambió su autoestima: Bilbao se convirtió en una ciudad que sabía hacia dónde quería avanzar, y esa convicción marcó toda su estrategia de desarrollo.
Otro caso diferente fue Barcelona. Desde los años noventa, con el impulso de los Juegos Olímpicos, la ciudad apostó por una planificación integral que conectaba urbanismo, movilidad, identidad cultural, innovación tecnológica y proyección internacional. Ese conjunto de decisiones coordinadas creó un modelo que hoy sigue siendo referencia mundial, no solo por su atractivo turístico, sino por su capacidad para reinventarse y adaptarse a nuevos desafíos sociales y económicos.
Y Málaga, por su parte, es un ejemplo reciente, cercano y especialmente inspirador. Hace tres décadas pocos habrían imaginado el nivel actual de dinamismo económico y cultural. Pero la ciudad apostó por dotarse de estructuras estables de planificación, fortalecer la participaciónciudadana, impulsar alianzas público-privadas y mantener objetivos a largo plazo más allá de los cambios políticos. Ese trabajo constante permitió consolidar un ecosistema tecnológico reconocido internacionalmente, una oferta cultural de primer nivel y un urbanismo que ha puesto en valor su identidad mediterránea. La ciudad se transformó porque sus ciudadanos, entidades, colegios profesionales y organismos decidieron sobre su futuro. No son los únicos ejemplos, pero a todas estas ciudades las une un elemento común: entendieron que el futuro no podía quedar a merced de las amenazas que surgieran, de los problemas y desafíos coyunturales o estructurales. Asumieron que la ciudad era un proyecto colectivo, un bien público que debía ser pensado con la profundidad necesaria para trascender y adaptarse a los cambios económicos y sociales. Y lo hicieron mediante herramientas de planificación que, lejos de ser documentos estáticos, se convirtieron en auténticos motores de transformación positiva.
Como veremos, Ceuta se encuentra hoy ante una oportunidad valiosa para iniciar un camino propio hacia una planificación estratégica compartida. Nuestra ciudad, con sus particularidades geográficas, culturales y sociales, puede beneficiarse enormemente de una hoja de ruta que determine su desarrollo inmediato conservándolo a medio y largo plazo. Y, además, debe hacerlo enfrentando el condicionante singular de ser una Autonomía sin las ventajas de una Comunidad Autónoma, lo que históricamente ha limitado su capacidad para diseñar ciertos marcos propios y acelerar su desarrollo en áreas clave.
Muchas de las dificultades actuales responden a dinámicas globales y a restricciones estructurales, no a la voluntad local, por lo que un impulso por parte de todos se vuelve aún más necesario. Contar con una planificación conjunta permitirá acompañar de forma coherente la evolución demográfica y apoyar cualquier proyecto de desarrollo económico.
Asimismo, Ceuta puede reforzar su competitividad mediante marcos normativos adaptados a su singularidad. Y aquí vuelve a aparecer un aspecto clave: la ciudad carece de la potestad legislativa que sí poseen otras autonomías, lo que obliga a articular su desarrollo a través de regulaciones estatales basadas en la lealtad institucional que noscaracteriza. Y en el plano institucional, resulta importante fortalecer la presencia de Ceuta en el ámbito europeo y la participación de todos en foros comunitarios, cada uno en su medida, ayudaría a canalizar las necesidades propias del territorio.
Todos estos desafíos comparten una misma naturaleza: para afrontarlos con éxito se requiere un apoyo conjunto orientado al largo plazo.
Una planificación estratégica consensuada puede convertirse en la herramienta que ayude a avanzar con confianza hacia un modelo de desarrollo sostenible y compartido por toda la ciudadanía.
La planificación estratégica no es una moda ni un ejercicio teórico. Es el mecanismo que permite que una ciudad no dependa de los vaivenes externos. Es el marco que hace posible que los esfuerzos colectivos de hoy tengan sentido dentro de la ciudad que queremos ser mañana.
Las experiencias de Bilbao, Barcelona, Málaga o incluso Zaragoza nos enseñan que una ciudad que con la ayuda de todos se piensa a sí misma es una ciudad que se transforma. Ceuta merece hacerlo. No sólo por urgencia o necesidad, sino por ambición, por responsabilidad con el futuro y, sobre todo, porque las generaciones que vendrán después merecen una ciudad que haya dedicado tiempo y generosidad a planear el lugar en el que vivirán.
El jueves 18 de diciembre, a las 17:00 horas en la Biblioteca Pública Adolfo Suárez, la directora de la Fundación Ciedes --institución que lidera la transformación estratégica de Málaga--compartirá la experiencia malagueña. Su intervención tendrá, además, un enfoque especialmente relevante para Ceuta, ya que abordará las oportunidades que se abren a nivel local, en línea con el firme impulso del Gobierno de la Ciudad por avanzar en su desarrollo y explorar todas las vías que permitan fortalecer su futuro. La entrada no solo es libre, sino que se atenderán las sugerencias, contestando igualmente las dudas.
Arantxa Campos Gorriño
Presidenta de la Confederación de Empresarios de Ceuta
Vamos a tratar un tema clave para el porvenir de Ceuta, uno de esos asuntos que invitan a la reflexión y que pueden sorprender a muchos. Lo haremos mirando a Málaga como ejemplo, una ciudad que supo transformarse con visión y constancia. Ese proceso, y las claves que lo hicieron posible, se descubrirán a través de un encuentro con la responsable del organismo protagonista de esa transformación. Hay ciudades que sorprenden porque su transformación positiva parece haber surgido de la nada: lugares que han enfrentado crisis profundas y que hoy figuran entre los mejores ejemplos de revitalización urbana, económica y social. Pero si se observa con un poco más de detalle, descubrimos que detrás de cada uno de esos cambios positivos no hay milagros, sino una reflexión colectiva que dio lugar a un rumbo claro, sostenido y, sobre todo, compartido. Bilbao es quizás el ejemplo más citado. Durante años, la ciudad vivió atrapada entre la crisis industrial y el deterioro de su paisaje urbano. Sin embargo, cuando decidió repensarse a fondo y plantear un futuro distinto, inició un proceso que combinó regeneración urbanística, innovación cultural y un modelo económico diversificado. Su imagen exterior cambió, pero lo más importante es que cambió su autoestima: Bilbao se convirtió en una ciudad que sabía hacia dónde quería avanzar, y esa convicción marcó toda su estrategia de desarrollo.
Otro caso diferente fue Barcelona. Desde los años noventa, con el impulso de los Juegos Olímpicos, la ciudad apostó por una planificación integral que conectaba urbanismo, movilidad, identidad cultural, innovación tecnológica y proyección internacional. Ese conjunto de decisiones coordinadas creó un modelo que hoy sigue siendo referencia mundial, no solo por su atractivo turístico, sino por su capacidad para reinventarse y adaptarse a nuevos desafíos sociales y económicos.
Y Málaga, por su parte, es un ejemplo reciente, cercano y especialmente inspirador. Hace tres décadas pocos habrían imaginado el nivel actual de dinamismo económico y cultural. Pero la ciudad apostó por dotarse de estructuras estables de planificación, fortalecer la participaciónciudadana, impulsar alianzas público-privadas y mantener objetivos a largo plazo más allá de los cambios políticos. Ese trabajo constante permitió consolidar un ecosistema tecnológico reconocido internacionalmente, una oferta cultural de primer nivel y un urbanismo que ha puesto en valor su identidad mediterránea. La ciudad se transformó porque sus ciudadanos, entidades, colegios profesionales y organismos decidieron sobre su futuro. No son los únicos ejemplos, pero a todas estas ciudades las une un elemento común: entendieron que el futuro no podía quedar a merced de las amenazas que surgieran, de los problemas y desafíos coyunturales o estructurales. Asumieron que la ciudad era un proyecto colectivo, un bien público que debía ser pensado con la profundidad necesaria para trascender y adaptarse a los cambios económicos y sociales. Y lo hicieron mediante herramientas de planificación que, lejos de ser documentos estáticos, se convirtieron en auténticos motores de transformación positiva.
Como veremos, Ceuta se encuentra hoy ante una oportunidad valiosa para iniciar un camino propio hacia una planificación estratégica compartida. Nuestra ciudad, con sus particularidades geográficas, culturales y sociales, puede beneficiarse enormemente de una hoja de ruta que determine su desarrollo inmediato conservándolo a medio y largo plazo. Y, además, debe hacerlo enfrentando el condicionante singular de ser una Autonomía sin las ventajas de una Comunidad Autónoma, lo que históricamente ha limitado su capacidad para diseñar ciertos marcos propios y acelerar su desarrollo en áreas clave.
Muchas de las dificultades actuales responden a dinámicas globales y a restricciones estructurales, no a la voluntad local, por lo que un impulso por parte de todos se vuelve aún más necesario. Contar con una planificación conjunta permitirá acompañar de forma coherente la evolución demográfica y apoyar cualquier proyecto de desarrollo económico.
Asimismo, Ceuta puede reforzar su competitividad mediante marcos normativos adaptados a su singularidad. Y aquí vuelve a aparecer un aspecto clave: la ciudad carece de la potestad legislativa que sí poseen otras autonomías, lo que obliga a articular su desarrollo a través de regulaciones estatales basadas en la lealtad institucional que noscaracteriza. Y en el plano institucional, resulta importante fortalecer la presencia de Ceuta en el ámbito europeo y la participación de todos en foros comunitarios, cada uno en su medida, ayudaría a canalizar las necesidades propias del territorio.
Todos estos desafíos comparten una misma naturaleza: para afrontarlos con éxito se requiere un apoyo conjunto orientado al largo plazo.
Una planificación estratégica consensuada puede convertirse en la herramienta que ayude a avanzar con confianza hacia un modelo de desarrollo sostenible y compartido por toda la ciudadanía.
La planificación estratégica no es una moda ni un ejercicio teórico. Es el mecanismo que permite que una ciudad no dependa de los vaivenes externos. Es el marco que hace posible que los esfuerzos colectivos de hoy tengan sentido dentro de la ciudad que queremos ser mañana.
Las experiencias de Bilbao, Barcelona, Málaga o incluso Zaragoza nos enseñan que una ciudad que con la ayuda de todos se piensa a sí misma es una ciudad que se transforma. Ceuta merece hacerlo. No sólo por urgencia o necesidad, sino por ambición, por responsabilidad con el futuro y, sobre todo, porque las generaciones que vendrán después merecen una ciudad que haya dedicado tiempo y generosidad a planear el lugar en el que vivirán.
El jueves 18 de diciembre, a las 17:00 horas en la Biblioteca Pública Adolfo Suárez, la directora de la Fundación Ciedes --institución que lidera la transformación estratégica de Málaga--compartirá la experiencia malagueña. Su intervención tendrá, además, un enfoque especialmente relevante para Ceuta, ya que abordará las oportunidades que se abren a nivel local, en línea con el firme impulso del Gobierno de la Ciudad por avanzar en su desarrollo y explorar todas las vías que permitan fortalecer su futuro. La entrada no solo es libre, sino que se atenderán las sugerencias, contestando igualmente las dudas.
Arantxa Campos Gorriño
Presidenta de la Confederación de Empresarios de Ceuta
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