Domingo, 09 de Noviembre de 2025

Actualizada Domingo, 09 de Noviembre de 2025 a las 14:24:32 horas

José Antonio Carbonell Buzzian
Domingo, 09 de Noviembre de 2025

Basta ya: Ceuta no necesita más teatro político

Escena 1, acto infinito: Un político sale a los medios. Culpa al otro. El otro responde. Culpa al primero. Ambos prometen cambios. Nada cambia. Fundido a negro. Repetir.

 

Bienvenidos a Ceuta, donde la política local ha perfeccionado el arte de la inutilidad sincronizada.

 

 El teatro del absurdo tiene dirección permanente aquí

 

Imaginen por un momento que Ceuta fuera un paciente en terapia. El psicólogo preguntaría: "¿Y cuánto tiempo llevan ustedes así?" La respuesta sería un silencio incómodo seguido de: "No nos acordamos de cuándo empezó."

 

Porque eso es lo que hay: políticos distintos, idéntico resultado. Como cambiar de marca de detergente cuando el problema es que nunca pones la lavadora. 

 

Lo fascinante si no fuera trágico es ver cómo se echan mierda unos a otros con la pasión de quien descubrió la pólvora, ignorando un detalle menor: llevan décadas en el mismo baile. Son la misma canción en diferentes reproductores de mp3.

 

Spoiler: No van a cambiar. Nunca han querido.

 

Aquí va una verdad incómoda que nadie dice en los comunicados oficiales: a muchos de ellos les funciona perfectamente así. El caos es rentable. La confrontación da titulares. Los titulares dan notoriedad. La notoriedad da votos. Los votos dan sillones. Y desde los sillones... vuelta a empezar.

 

Pero hay algo aún más perverso en todo esto: cada acción que emprenden es puro teatro para justificar un trabajo que en realidad no hacen.

 

Una reunión por aquí. Un comunicado por allá. Una comparecencia para anunciar que van a anunciar algo. Una comisión que estudiará lo que otra comisión ya estudió. ¿Resultado tangible? Cero. Pero eso sí, las fotos en las redes sociales son impecables y el calendario está lleno de "actividad política".

 

Es el arte de parecer ocupado sin producir nada. Como ese compañero de oficina que siempre está "muy liado" pero nunca termina sus tareas. Mucho movimiento, ningún movimiento real.

 

¿El problema real de Ceuta? Ese puede esperar. Total, siempre ha esperado. Mientras tanto, ellos están ocupadísimos... justificando su salario.

 

Los ceutíes están hartos, sí. Pero hay una diferencia crucial entre estar harto y hacer algo con ese hartazgo. Es la diferencia entre quejarse del WiFi y llamar al técnico.

 

Carta abierta a los ceutíes: Ustedes son el problema (y la solución)

 

Sí, lo he dicho.

 

Porque mientras los políticos estén entretenidos tirándose los trastos a la cabeza como en un reality show barato, alguien tiene que ser el adulto en la habitación. Y ese alguien son ustedes.

 

No sirve esperar el milagro. No va a venir un político iluminado a rescatarlos. No va a aparecer mágicamente alguien "diferente" que solucione todo (spoiler: ese "diferente" terminará siendo igual en dos legislaturas).

 

¿Qué hacer entonces?

 

Dejen de ser público y conviértanse en críticos implacables. No más aplausos gratuitos. No más "es que el otro es peor". No más votar por inercia o por el mal menor. Exijan como si les pagaran por ello. Porque, de hecho, les pagan a ellos con sus impuestos.

 

Organícense fuera de los partidos. Asociaciones vecinales, plataformas ciudadanas, colectivos. Cuando la política formal es un circo, creen su propio escenario.

 

Hagan ruido incómodo. No el ruido de Facebook donde todos están de acuerdo. El ruido de verdad. Ese que obliga a dar explicaciones. Ese que se convierte en noticia. Ese que no se puede ignorar.

 

Voten con información, no con vísceras. Analicen gestiones, no eslóganes. Premien resultados, no promesas. Y si nadie merece el voto, anulen. Pero sepan por qué.

 

 El final que Ceuta se merece (pero que debe escribir)

 

Ceuta puede seguir igual. Décadas más de lo mismo. Generaciones de ceutíes viendo pasar los mismos problemas con diferentes caras en las fotos oficiales.

 

O puede pasar algo inédito: que los ciudadanos decidan que se acabó la función. Que cambien el canal. Que exijan otra programación.

 

Porque la verdad más dura es esta: Ceuta estará siempre igual mientras sus ciudadanos acepten que así es como deben ser las cosas.

 

Los políticos van a seguir con su numerito. Es lo que saben hacer. La pregunta real es: ¿hasta cuándo van a tener público?

 

Ceuta no necesita mejores políticos. Necesita ciudadanos que no toleren a los malos.

 

Y eso, señoras y señores, no viene en ningún programa electoral.

 

Fin del acto. Pueden irse a casa. O pueden quedarse y cambiar el guion. Ustedes eligen.

 

La opinión de Ceuta Ahora se refleja únicamente en sus editoriales. La libertad de expresión, la libertad en general, es una máxima de filosofía de este medio que puede compartir o no las opiniones de sus articulistas

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