Informe
La Línea de la Concepción: el frente marítimo de la guerra contra el narco, con los petaqueros en el punto de mira
Los 'petaqueros' son el pulmón logístico del narco en el Estrecho de Gibraltar
Interceptación de 'petacas' en las últimas horas. Actuación en la que Policía Nacional, Guardia Civil y Aduanas trabajanLa Línea de la Concepción sigue siendo el epicentro de una batalla silenciosa pero feroz contra el narcotráfico. Esta localidad gaditana -frente a Ceuta- con el peñón pegado y con su playa de poniente como puerta de entrada a Europa para el hachís y la cocaína, ha visto cómo las FyCSE escalan su ofensiva en 2025, centrándose en un eslabón clave: los "petaqueros", esos proveedores de combustible que mantienen a flote el engranaje de las narcolanchas.
Pero a pesar de los avances legislativos y operativos, el narco persiste, alimentado por el paro endémico y la proximidad geográfica de un Marruecos incómodo, que cuenta con luchas intestinas con la producción del hachís entre el dominio 'paraoficial' y actores no vinculados al sistema, dejando un rastro de violencia y desesperanza a este lado español del Estrecho.
El año que casi termina ha sido de avances agridulces. El IV Plan Especial de Seguridad para el Campo de Gibraltar (2024-2025), impulsado por el Gobierno central, ha incorporado medidas específicas contra el "petaqueo" –el abastecimiento logístico de combustible, víveres y ropa a las lanchas narco en alta mar–, pero la 'pelea' sigue siendo desigual.
Según datos oficiales, se ha destinado una partida presupuestaria para nuevos medios materiales, como embarcaciones y vehículos terrestres, y se ha reforzado el personal policial, alcanzando un "alto grado de cobertura" en los puestos clave. Esto ha permitido interceptaciones clave, como la desarticulación en diciembre de 2024 de un clan familiar en Chiclana de la Frontera, El Puerto de Santa María y Puerto Real, con 15 detenidos y el decomiso de una neumática, motores y petacas de gasolina valoradas en miles de euros. Pero la sensacion es que sólo se rasca la superficie.
En lo que va de año, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han intervenido más de 800.000 litros de combustible desde la prohibición de narcolanchas en 2018, un volumen que ilustra la magnitud del problema. Sin embargo, la impunidad ha sido el talón de Aquiles. Hasta hace poco, los petaqueros operaban en una zona gris legal: al ser interceptados, solo transportaban gasolina, lo que se sancionaba como infracción administrativa, no penal. Esto cambió en abril de 2025 con un auto "valiente y pionero" de la Audiencia Provincial de Cádiz, que impuso hasta ocho años de cárcel a varios petaqueros al considerarlos parte integral de la cadena de narcotráfico. La fiscal Macarena Arroyo, del Ministerio Público, lo celebró como un "punto de inflexión" que podría generalizarse si la judicatura lo adopta.
El PP, con mayoría en el Senado, impulsó en diciembre de 2024 una proposición de ley orgánica para tipificar el delito con penas de hasta ocho años, incluyendo agravantes por embestir a agentes. Apoyada por asociaciones como AUGC (Asociación Unificada de Guardias Civiles), la iniciativa busca una ley específica contra el transporte de combustible, pero su tramitación en el Congreso se ha paralizado en marzo de 2025, prorrogada seis veces por el PSOE y sus socios, según denuncian los populares. "Es una reclamación recurrente de jueces y agentes: sin herramientas legales, es imposible frenar a estas mafias", advierte un informe de la Guardia Civil.
Los petaqueros, que operan en parejas a bordo de barcazas permitidas en España, son el pulmón logístico del narco. Por un viaje de cinco o seis horas, repostan hasta 100 petacas (garrafas de 20 litros) y cobran entre 12.000 y 15.000 euros, más 20 euros por garrafa en comisión. "Cuanto más mar adentro, más riesgo y más pasta", resume un agente con décadas en la zona. Clanes como Los Castañas, que en 2018 intentaron formar un cártel en Cádiz, dependen de ellos para que las narcolanchas, ocultas a kilómetros de la costa, completen su ruta desde el Rif marroquí. En 2019, una redada en La Línea detuvo a 15 petaqueros por suministrar a narcotraficantes, pero casos como el de 'El Baila' y 'El Bola' –ahogados en 2021 mientras repostaban– muestran los riesgos mortales del oficio. La violencia no da tregua. Hace apenas unos días, el 27 de octubre, un tiroteo en La Línea dejó a un hombre herido de bala cerca de la cabeza en un inmueble ligado al narco, lo que ha reavivado las demandas de declarar la zona como "Zona de Especial Singularidad" para dotarla de más recursos.
En las últimas horas, el La Línea de la Concepción, en un esfuerzo denodado pese a los pocos medios reales disponibles, Policía Nacional y Guardia Civil interceptaron 30 petacas en tierra y dos 'gomas' en el mar con la detención final de tres individuos (Foto de la noticia)
El SUP (Sindicato Unificado de Policía) exige acción inmediata: "Sin medios terrestres y acuáticos, es imposible interceptar las salidas diarias". El paro juvenil, rozando el 42%, empuja a muchos a este mundo: asociaciones como 'Despierta', que lleva 30 años luchando contra la droga, lamentan que niños de La Línea sueñen con ser "narcos" para sobrevivir. "Su excusa es real: ¿y de qué vivo?", confiesa su coordinadora, Concepción Álvarez. A nivel europeo, el Estrecho es la principal vía de hachís y cocaína hacia el continente, con clanes transnacionales que explotan la diferencia de recursos con las fuerzas de seguridad.
Mientras el Congreso decide sobre la ley antipetaqueo, La Línea espera. La lucha no es solo policial: es social, económica y legislativa. Sin ella, el Estrecho seguirá siendo el puente dorado del veneno. Se necesitan más que palabras para romper la cadena.





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