Marruecos
La Generación Z de Marruecos desafía al régimen: Cuarto día de protestas con choques violentos, incendios y heridos
Más de un millón de jóvenes marroquíes ni estudian ni trabajan, atrapados en un "ascensor social averiado" donde la corrupción y la desigualdad bloquean cualquier movilidad

Lo que comenzó como una llamada digital a la acción en plataformas como TikTok y Discord ha estallado en un torbellino de furia juvenil que sacude las calles de Marruecos. Por cuarto día consecutivo, miles de jóvenes de la Generación Z –nacidos entre 1995 y 2010, la franja etaria más numerosa del país con 8,2 millones de personas– han tomado las principales ciudades para exigir reformas urgentes en salud y educación, mientras denuncian la corrupción rampante y el despilfarro en eventos deportivos como el Mundial de Fútbol 2030.
Las manifestaciones, inicialmente pacíficas, han derivado en enfrentamientos violentos con la policía, con al menos un muerto, decenas de heridos y más de 200 detenciones reportadas en las últimas 24 horas.El movimiento, autodenominado GenZ212 –una fusión del prefijo telefónico marroquí (+212) con la etiqueta generacional–, surgió hace apenas dos semanas como un colectivo descentralizado y sin líderes visibles.
Inspirados en protestas similares en Nepal y ecos de la Primavera Árabe de 2011, estos "nativos digitales" han pasado de las redes sociales a las barricadas urbanas. "Los estadios los tenemos, pero ¿dónde están los hospitales?", coreaban los manifestantes el domingo en Casablanca, en referencia a las multimillonarias inversiones en infraestructuras para la Copa Africana de Naciones 2025 y el Mundial 2030, que Marruecos coorganizará con España y Portugal.
El detonante: Muertes en un hospital y un sistema al borde del colapso
La chispa que encendió la revuelta fue la tragedia del 15 de septiembre en el Hospital Hassan II de Agadir, donde ocho mujeres embarazadas murieron durante el parto debido a la falta de recursos médicos básicos. Este suceso, que generó una ola de indignación en redes sociales, expuso las grietas de un sistema sanitario en ruinas: según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Marruecos cuenta solo con 7,7 médicos por cada 10.000 habitantes –lejos de los 25 recomendados–, y en regiones como Agadir, la cifra cae a 4,4.
El ministro de Sanidad, Amine Tahraoui, destituyó a la directora del hospital y a varios funcionarios regionales en respuesta a las primeras protestas, pero para los jóvenes, esto fue un parche insuficiente en un tejido social desgarrado. El descontento se extiende a la educación, con aulas superpobladas y un desempleo juvenil que roza el 35,8% en el segundo trimestre de 2025 –frente al 12,8% nacional–.
Más de un millón de jóvenes marroquíes ni estudian ni trabajan, atrapados en un "ascensor social averiado" donde la corrupción y la desigualdad bloquean cualquier movilidad. "Estudiamos, pero no hay trabajo. Emigrar es la única salida que vemos", resume un profesor anónimo en Rabat, quien observa cómo esta generación, la más educada de la historia marroquí, se siente traicionada por un gobierno que prioriza el brillo internacional sobre las necesidades básicas.
Demandas clave de GenZ212…Contexto actual en Marruecos
Salud pública digna
8 médicos/10.000 hab.; muertes evitables en hospitales por falta de equipo.
Educación gratuita y accesible
Aulas saturadas; 21% desempleo general, 35,8% juvenil.
Lucha contra la corrupción
Denuncias de malversación en contratos públicos.
Empleo juvenil y apoyo a PYMES
+1 millón de "ninis"; economía informal como única opción.
Reasignación de presupuestos
Miles de millones en estadios vs. inversión mínima en servicios sociales.
De las pantallas a las calles: Una revuelta digital y descentralizada
A diferencia de movimientos previos como el Hirak del Rif (2016-2017), impulsado por sindicatos y partidos, GenZ212 opera en la sombra del aninimato: avatares de anime, canales en Discord y hashtags como #GENZ212 o #LaSanidadPrimero han viralizado las convocatorias.
Las protestas se han extendido a al menos 11 ciudades, desde la capital Rabat hasta Casablanca, Tánger, Marrakech, Agadir y Oujda. En redes sociales miles de publicaciones en árabe, francés y español documentan el pulso de la calle: videos de jóvenes bloqueando autopistas en Casablanca o enfrentando a antidisturbios en Rabat. Pero la euforia inicial ha dado paso a la represión.
Las autoridades han desplegado cientos de policías con equipo antidisturbios, disolviendo concentraciones con gases lacrimógenos y detenciones masivas.
Amnistía Internacional denuncia "cientos de arrestos arbitrarios" y una "vulneración flagrante" del derecho a la manifestación pacífica. La Asociación Marroquí por los Derechos Humanos reporta 24 detenidos en Casablanca por bloquear una vía rápida –incluidos seis menores–, procesados por "obstrucción al tránsito" y, en algunos casos, consumo de drogas. Además, la Fiscalía de Casablanca ha acusado a un individuo de "incitación a delitos electrónicos" por difundir videos falsos de protestas extranjeras como si fueran locales.
Escalada de violencia: ¿Un muerto? y el fantasma de la inestabilidad
La noche del 30 de septiembre marcó un punto de no retorno. En Oujda, un furgón policial arrolló a un manifestante de 19 años, causándole la muerte -según algunas fuentes- y dejando a otro con fracturas graves en las piernas. Imágenes virales muestran jóvenes incendiando bancos y vehículos policiales en Inzegane, Ait Amira y otras localidades, mientras la policía responde con fuerza desproporcionada. "La juventud ha encontrado su voz a través de la movilización digital, y esta voz no se apagará", advierte el experto político marroquí Ahmed Zied Jlidi, quien ve en estas protestas un "choque generacional" similar al de Bangladesh o Indonesia. Sin embargo la Agencia Oficial marroquí (MAP) ha desmentido esa muerte.
El gobierno, liderado por el primer ministro Aziz Akhannouch, ha expresado "plena disposición al diálogo" a través de canales legales, y el Parlamento ha convocado una sesión de emergencia con el ministro de Sanidad. Sin embargo, analistas como los de Al Jazeera y CNN cuestionan si estas son meras palabras: "El régimen reprime dentro y fuera, pero ignora el malestar estructural", señalan, recordando que el terremoto de 2023 en el Atlas aún deja comunidades sin reconstruir.
¿Un nuevo 20 de Febrero o un fuego fugaz?
Estas protestas evocan el Movimiento 20 de Febrero de 2011, que forzó reformas constitucionales pero no erradicó la corrupción ni la desigualdad. Hoy, con una Generación Z hiperconectada y globalizada, el desafío es mayor: no buscan derrocar al rey Mohammed VI, pero exigen dignidad en un país donde "si naces pobre, mueres pobre". Mientras las calles arden, el mundo observa: ¿cederá Rabat ante sus hijos rebeldes, o optará por más represión en vísperas de su gran cita futbolística? GenZ212 ya anuncia más movilizaciones. La pelota, ahora, está en el tejado del poder.
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