Lunes, 22 de Septiembre de 2025

Actualizada Lunes, 22 de Septiembre de 2025 a las 13:55:05 horas

Antonio Palomar García
Lunes, 22 de Septiembre de 2025

La inmolación de Europa

La Europa de los europeos, políticos aparte, parece haber tomado conciencia de dos cuestiones ambas ligadas. Una, la invasión que asola al Viejo Continente de millones de inmigrantes, generalmente ilegales, provenientes del mundo magrebí, de cultura y religión musulmana; y dos, la incapacidad de reacción de los políticos actuales quienes, primero prepararon el escenario para que semejante invasión sucediera y, una vez descontrolada, se muestran absolutamente superados por una situación que les puede, mejor, que les está costando su posición de privilegio en el panorama político europeo de las últimas décadas.

 

Todo ser vivo en nuestro mundo, desde los organismos unicelulares a la moderna sociedad occidental, dispone o procura proveerse de un mecanismo de autodefensa que le permita su pervivencia y le garantice, en la medida de lo posible, su supervivencia. En el caso de nuestra sociedad, ante la inacción o la acción ilógica de sus gobernantes, este mecanismo se ha concretado en la predisposición de los europeos a confiar su voto a opciones que se han venido en definir como ultraconservadoras o, sencillamente, ultras.

 

Y esto, porque la exposición de Europa a su autofagocitación por las medidas de sus gobernantes, o al sometimiento -cuando no al exterminio- al yugo musulmán, son realidades ante las que el pueblo europeo halla defensa en las propuestas políticas a las que antes aludía. Esto genera el crecimiento de las posiciones patrióticas en Europa y, recordemos, nosotros España somos Europa, segmento vital de los cimientos de nuestra civilización, pero también puerta de entrada a la advertencia que a día de hoy continúa desarrollándose.

 

La amenaza latente, ejecutándose en sus primeros estadios, existe desde que, allá por 1974, alcanzó su forma y anuncio en las palabras del líder argelino Huari Bumedian, quien advertía en y desde la ONU al Planeta: “Un día, millones de hombres abandonarán el hemisferio sur para irrumpir en el hemisferio norte. Y no lo harán precisamente como amigos. Porque irrumpirán para conquistarlo”. Y continuaba: “Será el vientre de nuestras mujeres el que nos dé la victoria”. 

 

Contrariamente a los que se pudiera pensar, el mundo occidental se dispuso a facilitar la condiciones para que eso fuera posible, y así nos hallamos hoy. Desde el Tratado de Maastricht (1992) a la actualidad, pasando por el de Ámsterdam (1997), hasta llegar a la Directiva Europea de 2003 que regulaba la reagrupación familiar y la consiguiente llegada de todos los miembros posibles de cada familia a suelo europeo, resultado final de la cumbre previa en Tampere (1999), la Unión Europea se ha esforzado en posibilitar lo que se está demostrando inviable, hacer caber África en Europa.

 

Frente a este camino a la inmolación de Europa, surgen las opciones que apuestan por la defensa de quienes les está tocando el papel de pagador de todo esto con sus impuestos, cuando no el de víctima, ante el atentado cotidiano a nuestras costumbres, a nuestra fe, e, incluso, a nuestra dignidad y a nuestras vidas, el europeo de a pie (españoles incluidos, claro).

 

De ahí el crecimiento que apuntaba de norte a sur y de este a oeste de opciones patrióticas que, entre su programa de gobierno, impulsan la devolución a origen y el parón definitivo de la inmigración ilegal, la persecución de quienes la promueven, y la recuperación de todo lo que las políticas que nos han traído hasta aquí, nos han quitado.

 

Ahora corren los partidos tradicionales, socialistas y populares europeos, a tratar de rebajar la magnitud del golpe que puedan ir recibiendo en sus países en próximas elecciones. Fíjense en los casos de SueciaFinlandiaNoruega,  cada uno a su manera están procurando quitarse de encima la carga que les está suponiendo la inmensa cantidad de inmigrantes llegada en los últimos lustros. Y, si bajamos en el mapa, verán que la Europa de los europeos comienza a atisbar soluciones a la situación en Bélgica, Italia, Alemania, Francia o España, que alcanzan su cenit en lo que puede ser el resultado más evidente en un país, extremadamente urgido de soluciones como Inglaterra, donde el conservadurismo puede alcanzar su resultado más brutal, si Nigel Farage con Reform UK consigue concretar en las urnas lo que dicen las encuestas

 

De darse y extenderse la tendencia desde las Islas al resto del Continente, no cabría hablar de más inmolación que la de los políticos que nos trajeron hasta aquí. 

 

¡¡Sí, Se Puede!!!

 

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