
¡Estados Unidos secuestrado por el Leviatán!
"El capitalismo de Estado devora la libertad económica
Para un paleolibertario anarcolibera"
Estados Unidos, el país que dio al mundo la libertad económica moderna y la innovación sin límites, camina hacia un abismo que amenaza su futuro. Lo que fue un país donde la competencia, el riesgo privado y la creatividad empresarial definían el éxito, hoy se transforma en un híbrido peligroso: capitalismo de Estado con rostro democrático, un experimento que copia descaradamente los métodos de China y que viola los principios más sagrados del mercado libre.
Esta tendencia no es un incidente aislado ni una medida temporal: es la política económica del Leviatán moderno, que socializa riesgos, concentra poder y politiza decisiones que deberían pertenecer exclusivamente al mercado.
1. El Estado como accionista y juez: privatización del beneficio y socialización del riesgo
En los últimos meses, se han dado pasos sin precedentes en la intervención directa del gobierno en la economía:
Intel: el gobierno federal adquirió un 10% de participación, utilizando fondos de subvenciones de la Ley CHIPS que estaban destinados a estimular la innovación privada. Este acto convierte al Estado en un actor decisivo dentro de una compañía privada, con poder para influir en decisiones estratégicas.
MP Materials: el Departamento de Defensa se convirtió en accionista principal de un productor clave de metales de tierras raras, esenciales para la tecnología y la defensa. Esto asegura que decisiones empresariales críticas no se tomen en base a eficiencia o innovación, sino a intereses políticos.
Lockheed Martin: se evalúa la posibilidad de participación estatal en la mayor empresa de defensa estadounidense. Si se concreta, incluso el sector más estratégico quedará parcialmente secuestrado por el Estado.
Cada uno de estos movimientos es un ataque directo a la soberanía empresarial. Los ejecutivos ahora deben rendir cuentas a burócratas además de a los accionistas y al mercado. Para un paleolibertario anarcoliberal, esto es inaceptable, inmoral y económicamente suicida.
2. Apple: la coacción política como amenaza a la libertad
Aunque el gobierno no posee acciones en Apple, obligar a la compañía a invertir US$600.000 millones en territorio estadounidense representa una violación flagrante de la autonomía corporativa. Ninguna empresa debería estar subordinada a la política estatal; ninguna decisión estratégica debería ser dictada por un funcionario o político.
Para cualquier paleolibertario:
Esta medida mata la libertad de decisión.
La empresa pierde su capacidad de seguir su visión estratégica.
La inversión no surge de la competencia ni de la demanda del mercado, sino de la presión del Leviatán político.
Este es un ejemplo de cómo la coerción estatal puede ser tan dañina como la propiedad estatal directa. Cuando el mercado deja de decidir, la eficiencia, la innovación y la verdadera libertad desaparecen.
3. La destrucción sistemática de la innovación
El capitalismo de Estado destruye los mecanismos que hicieron grande al país:
1. Competencia desplazada por favoritismo político: las empresas compiten por favores del gobierno, no por satisfacer clientes ni superar a competidores.
2. Riesgo socializado: cuando un proyecto fracasa, el contribuyente paga; cuando tiene éxito, el gobierno decide cómo se distribuyen los beneficios.
3. Politización total de la economía: cada decisión estratégica se alinea con la agenda política, no con la necesidad del mercado ni la meritocracia empresarial.
En este escenario, los mercados pierden su función natural de asignación eficiente de recursos. Lo que debería ser un ecosistema de innovación, riesgo y recompensa, se convierte en un laboratorio de intervención política y control corporativo.
4. Seguridad nacional: pretexto para la tiranía económica
La intervención se justifica con argumentos de seguridad nacional: proteger sectores estratégicos y cadenas de suministro críticas. La realidad: cada intervención crea dependencia del Estado, rigidez y vulnerabilidad.
La verdadera seguridad surge de:
Mercados descentralizados: múltiples actores independientes reducen vulnerabilidad y riesgo.
Competencia libre: garantiza resiliencia, innovación y adaptabilidad.
Riesgo privado: asegura que los errores se paguen con recursos privados, no con impuestos de todos.
Cada intervención estatal debilita el sistema y convierte la seguridad en pretexto para control político.
5. Comparación global: China y la URSS
China: control absoluto del Estado sobre empresas estratégicas, planificación centralizada, alineación política obligatoria. El mercado existe, pero está subordinado a la política.
URSS: economía planificada, burocracia rígida, innovación limitada por la ausencia de competencia y centralismo estatal.
Estados Unidos hoy: híbrido peligroso: todavía existe un mercado privado, pero con intervenciones selectivas, coerción política y control estatal parcial, anticipando una evolución hacia la copia de modelos totalitarios.
Este híbrido es la peor pesadilla del paleolibertario anarcoliberal: riesgo socializado, beneficios parcialmente privatizados y pérdida de soberanía empresarial.
6. El camino de la tiranía corporativa
Si EE. UU. continúa por este camino:
La política decidirá quién prospera, no el mercado ni los clientes.
La innovación se politizará, reduciendo la competitividad global del país.
La libertad económica será solo un recuerdo, reemplazada por una economía híbrida que solo aparenta libertad.
El capitalismo de Estado es un virus que se infiltra lentamente, primero en sectores estratégicos, luego en todas las industrias clave. Hoy Intel, mañana la energía, la biotecnología y la infraestructura crítica.
7. La única salida: libertad económica absoluta
Desde la visión paleolibertaria anarcoliberal:
1. Eliminar la intervención estatal: retirar participaciones, subsidios y coacción política.
2. Restaurar riesgo y recompensa privados: que el fracaso sea privado y que la innovación dependa del mérito, no del favor político.
3. Permitir competencia sin coerción: devolver al mercado su función como selector natural de eficiencia, innovación y valor.
La libertad económica no es opcional: es la única garantía de prosperidad, innovación y seguridad real. Cada intervención estatal erosiona la autonomía, sofoca la creatividad y transforma el mercado en un instrumento político.
8. Llamado a la acción
El país está en un punto crítico:
Puede continuar avanzando hacia un capitalismo de Estado híbrido, donde los burócratas deciden el destino de la economía.
O puede recuperar su identidad histórica: un país de mercados libres, competencia genuina y responsabilidad individual.
Para cualquier paleolibertario anarcoliberal, la elección es clara: menos Estado, más mercado, libertad absoluta para empresas y emprendedores.
Si se ignora esta advertencia, el país que inventó la innovación quedará atrapado en un capitalismo de Estado coercitivo, político y dependiente, sin futuro y sin libertad.
9. Epílogo: la urgencia de la libertad
La historia enseña que el poder político centralizado siempre corrompe la economía. La intervención estatal, aunque disfrazada de patriotismo o seguridad, es una forma moderna de tiranía corporativa. Restaurar la libertad económica es una urgencia histórica: proteger la creatividad, la competencia y la innovación antes de que sea demasiado tarde.
El país aún puede elegir: mantener su espíritu de libertad o dejar que la política determine cada decisión empresarial. Para los paleolibertarios anarcoliberales, la elección es existencial. La libertad económica no es un lujo: es la condición indispensable para que el país sobreviva y prospere en el siglo XXI.
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